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sábado, 2 de septiembre de 2023

DANIEL IRIGOYEN, Omnipresente: La larga aventura del vivir...

Daniel Irigoyen es un auténtico pionero del rock argentino. Frontman del mítico grupo Los Mentales, vivió toda la movida porteña del under y la contracultura de fines de los 60 y principios de los 70, en donde frecuentó ámbitos hoy mitológicos como La Cueva o el Instituto Di Tella. Desde hace décadas se encuentra viviendo en Hamburgo, Alemania, en donde realiza una exploración musical y creativa muy interesante, centrada en la fusión de ritmos y la World Music. De esta forma ha realizado una discografía extensa que llega hasta hoy. En esta entrevista nos cuenta de que se trata Omnipresente, su último álbum, editado en 2022.

ENTREVISTA> ¿Cómo fue la génesis de este disco? ¿Cómo lo craneaste? ¿Cómo lo grabaste?

Como ya es costumbre en mi forma de trabajar, a medida que van apareciendo las buenas ideas en mi casa con las guitarras o el teclado que uso para componer, si después de cierto tiempo el material me convence, vuelvo a él y de a poco empiezo con los arreglos para ir anotándolo todo en una carpeta Master prolijamente organizado como buen capricorniano y así empezar con la grabación de las canciones en mi estudio que tengo en un barrio vecino no muy lejos del lugar donde vivo.

Te amplío. La vida mística es el centro de cuanto hago, pienso y escribo, todavía con un alma en rebelión que percibe a los que mienten por tonterías. André Gide decía que poeta es quien cree en su genio y artista, quien lo pone en duda. Una metáfora para mí muy interesante aunque paradójica a la hora de saber quiénes somos y para que vivimos.

Sin encerrarme en un molde previo que me harán caer en la insinceridad de donde ningún humano retorna; aunque mis Visiones limpias de prejuicios en lo que canto parezcan inútiles para los "negocios de la vida", en este bienaventurado CD de experiencias mágicas, cada canción de lo que me fue dado llevan consigo su propia ley que invocan una filosofía mística muy profunda y excitante, que aunque resulte o no aceptable para los “condicionados”, “dominados y protegidos” por una creencia central religiosa o política responsable de una cultura empantanada en la vulgaridad, sigue siendo “Papa para el loro” para todos los que saben de mi corazón … Sólo he tratado, como todo creador, de hallar mi verdad, la mía, que no será mejor ni peor que la de otros, sino sólo diferente...

En la primera canción del disco, “Vértigo Sublime en Medio del Milagro”, hacés mención al año 1967, el Di Tella, y toda la movida de aquellos años. ¿Cómo siguen influenciándote en la actualidad todos esos recuerdos y vivencias de los 60?

En 1967, cuando llevaba más de un año viviendo en la calle y no precisamente como lo haría hoy un “sin techo” rodeado de cartones, ya era tan filósofo como lo seré siempre, acostumbrado a las amistades sólidas con vagabundos y al desprecio a los de “seguridad personal”, que solían aparecer ponzoñosos por la zona norte del centro donde me encontraba con aquella gente intensa relacionada a las actividades artísticas contraculturales del Instituto Di Tella, cuya influencia fue el canon que me abrió las puertas a la creatividad en mi forma de ser y entender la vida. Lo que me dio el coraje y la audacia para bancarme lo que viniera, pero con la convicción que para abrirme camino en el mundo debía confiar en mis propios poderes, en la fuerza y destreza de mis propias manos y talentos musicales. Hoy, aunque me encante volver de vez en cuando a ciertos discos, películas, o libros que me dieron el satori durante aquella época tan especial, no soy de los que afirman que todo pasado fue mejor, pero entiendo que sin ese pasado virtuoso de florecimiento tanto musical, como en relación a las drogas no adictivas, primeros amores y a tantas otras cosas que pasaron como una bengala luminosa por mi vida, hoy no sería la persona que soy. El sentido de la memoria es mantener el pasado en el pasado, no mezclar los tiempos. Aquel desprendimiento de la realidad a mis casi 18 años de niño atigrado, había sido lo que me puso en sintonía con un puñado de personajes inolvidables, donde a pesar de las pálidas por vivir a la intemperie, había conversación y cierta sensibilidad empática con los que sin ser hermanos o cómplices de nada, por momentos fueron casi como parte de mi familia, algo que hoy no es tan común encontrar en las nuevas culturas. Porque realmente ahora conversación no hay. Aunque la música siga sonando y los dramas y fetiches cinematográficos sigan reproduciéndose en el mundo del entretenimiento, a pesar de todo el quilombo virtual del “status quo” que obnubila a los consumidores de entretenimiento, haciéndoles creer que tienen el poder absoluto por el hecho de tener un iPhone 14 entre los dedos, creo que la cuestión del arte a nivel global creativamente ya no es lo que alguna vez fue en los 60 y 70, figura al final de la lista de las cosas de la vida que a la gente le preocupan. No es mi caso, ya que sigo lo bastante pasado de moda como para seguir siendo un individuo resistente e indiferente a lo que se estila en las nuevas generaciones manipuladas por un séquito de mercenarios muy bien pagados, encargados de embaucar a las masas con berretadas. Pero por supuesto que entre los recién llegados también sigue habiendo gente impregnada de buenos sentimientos y arte elevado.

“De la Nube al Cielo” es un instrumental, ¿Qué significa la fusión y la World Music en tu vida?

Mucho. En mis épocas cuando ya era medianamente conocido en los medios musicales de Buenos Aires por mis dotes de frontman con Los Mentales, mi fascinación por ese tipo de música, donde suelen haber solistas virtuosos de muchas notas ensamblados a arreglos rítmicos sorprendentes ya había comenzado. En mi colección de vinilos de la época, además de los primeros discos de Steve Winwood con Traffic y el primer Songs for a tailor de Jack Bruce, (dos de mis ídolos a los que tuve el gusto de conocer) tenía el maravilloso Entrance de Edgar Winter. Cuando Los Mentales terminaban de desarmarse y me preparaba para un viaje a Europa motivado por Luis Gambolini, (baterista que había tocado con Pappo y La Pesada), entre el 72 y el 73, escuché por primera vez en el Agujerito de la Galería del Este, el matador Spectrum de Billy Cobham que me hizo despertar el bichito de hacerme algún día una banda como baterista, casi al mismo tiempo alguien me había hecho escuchar el novedoso Fingers que acababan de grabar los hermanos Fattoruso en Nueva York con el percusionista brasilero Airto. Todos estos primeros discos que aún suelo escuchar, fueron importantes en mi formación y gusto estético que influyeron creo en mi forma de fusionar mi música. Estando todavía en el 73 durante mi estadía en Paris, enseguida tuve la oportunidad de ver a menos de diez metros del escenario a ingleses imprescindibles como los Deep Purple, Led Zeppelin (dos veces), West, Bruce & Line, Traffic, Spooky Tooth, Family y Arthur Brown entre otros, pero lo que verdaderamente transfiguró mi concepto y gusto creativo en mi forma de escuchar, hacer, amar y entender la música, fueron los impresionantes conciertos que presencié de los Emerson, Lake & Palmer en el Palais des Sport y el extraordinario concierto del primer Genesis con Peter Gabriel en el Olympia de Paris que me pegaron un directo a la pansa. No solo por la variante sinfónica, melódica y escénica, también el contenido rítmico sincopático de los arreglos que iban más allá de lo escuchado hasta el momento en otras bandas, me volaron la peluca. Ya casi a mediados de los 70; después de la desgarradura de mi salida definitiva de Argentina, durante mis viajes nómadas por Europa llegaron los conciertos de Jethro Tull, Queen, Chicago, el proyecto de John McLaughlin con Billy Cobham y Jack Bruce, Jean-Luc Ponty Group, Jack Bruce Band, el siempre impresionante Chick Corea & Return to Forever, Herbie Hancock & Head Hunters y mi primer encuentro con Alex Acuña y Manolo Badrena con Pastorius en el 78 cuando andaban en tour con Weather Report presentando Heavy Weather, ¡tremendísimos!
Después llegaron los cubanos del primer Irakere que me hicieron meter más a fondo en la percusión afrocubana que ya venía dominando por mi gran pasión con los cueros y gracias a mis encuentros con maestros de gran corazón como
Giovanni Hidalgo y Milton Cardona. Desde entonces y a medida que iba descubriendo otras variantes instrumentales cada vez más abiertas a la síncopa y a los ritmos irregulares y ya como percusionista y baterista en activo, se me fue abriendo un mundo fascinante, sin que por ello dejara de sentirme totalmente identificado con todas las variantes rítmicas y melódicas relacionadas a las raíces de la música de dónde vengo - rhythm & Blues-soul tanguero, jazz cubana-brasilera-latino-rioplatense y todo lo que tenga interesantes armonías, buen pulso y corazón. A veces pienso que si no hubiera tenido que irme de Argentina, la historia de Daniel Irigoyen hubiera sido otra; posiblemente mi fervor musical como cantante y comunicador hoy no sería lo que es. Quién sabe. En todo caso agradezco al Señor que me haya dado la oportunidad de conocer y aprender de tantos músicos geniales que me han ayudado a crecer y creer en mi arte cantando en el idioma de mis ancestros para el mundo.

En “América Era una Sola” hablás de un sueño que tuviste sobre una América unida, ¿los sueños te inspiran composiciones?

Este tema en 6/8 lo compuse en el 97 y fue parte de mi primer CD Cuidando la Memoria que salió ese mismo año. Grabado durante un fin de semana en un estudio alquilado (por hora) y que por razones de tiempo, dinero y logística salió publicado sin la batería acústica. Algo que me dio cierto complejo. Aunque esa primera versión me gusta bastante como quedó, porque estuvo cantado con bastante swing y garra y con un buen sonido de congas y el sonido midi de los vientos que había orquestado a la ligera con el Korg M1 después de todo no quedó tan molesto como me lo hicieron entender algunos escuchas puristas criticones, igual se me había metido en la cabeza que tenía que volverlo a grabar, y así lo hice esta vez con nuevos arreglos como era de esperar agregándole una nueva introducción con los tambores Batá y la batería a tope con todo lo demás que toqué y grabé en mi estudio sin estar pendiente del reloj, acompañado por mi querido amigo cubano Leandro Saint-Hill Montejo, que se encargó del espectacular solo de saxo tenor y apoyando todas las líneas de vientos de los arreglos.

Sobre las dos Américas, sigue siendo difícil erradicar los venenos de amargas rivalidades, envidias y conflictos acumulados. La analogía del sueño fue un buen argumento para dar a entender mi posición sobre las desigualdades no solo económicas entre las dos Américas. En esta nueva versión introduje algunos cambios simbólicos en la parte B del texto, donde anteriormente aparecían el Che y el Beatle mayor como ejemplos catárticos de justicia social, dos símbolos opuestos que lucharon cada uno a su manera por una utopía todavía en pañales que opté por sacarlos de contexto para evitar controversias. En esta nueva versión apelo a que nadie se cura, ni se salva del propio infierno excepto mediante sus propios esfuerzos. La utopía existe, nada falla en el mundo, lo que falla es nuestra forma de verlo.

¿Qué inspiró la letra de “Omnipresente”? ¿Por qué el disco se llama así?

OMNIPRESENTE (Que está presente en todas partes al mismo tiempo):
Mis ansias de conectar con lo sagrado sigue sosteniéndome. Ya no me preocupan tanto las razones del porqué tengo que vivir y morir todos los días como un ser humano en rebelión o como un pájaro caído del cielo. En todo caso vivir la lucidez en el ahora sin tiempo, es una bendición del espíritu santo, providencia, Dios en el alma o como se quiera llamar. Para un poeta-músico que ama lo que hace, el horizonte de ignorancia es infinito, es lo que lo mantiene vivo. Es como una luz interior que de acuerdo al corazón y al tesón que ponga aumentará o disminuirá. En este oficio no hay relación entre éxito y continuidad, sino más bien un azar absoluto. El hecho creativo energético de las ideas de lo que se recibe de las alturas, es lo que verdaderamente cuenta en el arte de la composición. Para mí hacer música no es hacer carrera, ganar premios, honores y dinero. Ella es la medicina de Dios que me mantiene en estado vital agradecido de vivir en cuerpo y alma como un miembro más de la humanidad entera y no solo emparentado con los seres que viven en el país donde nací. En esencia lo que simboliza la humanidad, no es solo un número grande de personas aquí o allí, es lo humano en acción a través de cada individuo lo que hacen a la humanidad. Gente diferente, lugares diferentes, músicas diferentes, climas diferentes, costumbres diferentes, hombres, mujeres y niños diferentes pero iguales en sentimentalidades, amores y tristezas. Porque las personas y sus mundos de ruidos o de silencios son iguales en cualquier región de nuestro planeta. Uno nace en alguna parte y muere en alguna parte, pero la vida y la muerte son iguales en todos los climas y en todos los continentes divinamente OMNIPRESENTE.

Algunas almas evolucionan rápido; otras progresan a paso de tortuga. Nadie tiene la posta, tal vez ese sea el precio que hay que pagar por ser enteramente lúcido con la realidad. Mi propuesta tal vez sólo se pueda transmitir mediante el ejemplo. Es algo que se debe vivir, no debatir, y eso es precisamente lo que no acaba de convencer en absoluto a algunos que prefieren escuchar otro tipo de propuestas libertarias en el rock, en el jazz o en el pop como divertimento pasajero. Pero lo que ofrezco es de posta. Podrá gustar o no. Más allá de las trifulcas estúpidas, celos, intriga, distanciamiento cada vez mayor entre las personas con ideales diferentes, todos tenemos que vivir y saborear el guiso en el que estamos cocinándonos a fuego lento en la gran olla de la supervivencia en ciudades ya casi a lo Blade Runner, buscando respuestas que pueden ser muchas y diferentes según el dogma con el que te hayas dejado formatear el cerebro o evolución amorosa que se tenga. Todo va unido, incluyendo el ángulo de visión del que hablaba Balzac. Como buen instintivista trato de vivir como un poeta, trabajando duro para que los caprichos infantiles del narciso de mi otro Yo vayan quedando olvidados por el camino, por lo menos hasta que termine un próximo CD, porque uno nunca sabe cuánto tiempo más va a estar aquí rompiéndole los cocos al mundo.

Todo lo que predico en mis textos de contexto místico son variaciones de un mismo tema. No me acuerdo quién decía que para llegar a ser un artista, primero hay que serlo. La vida es Ser y el Arte es hacer como poeta de la vida aunque por el camino a veces no lo advirtamos. Componer, poetizar, cocinar y trascender más allá de lo establecido por los jueces del show-business, sigue siendo una buena posibilidad para ayudar al mundo a despertar de la boludez y la falta de fe. En definitiva exhalar más de lo que inhalamos, es decir, honrar, obedecer y adorar al Creador de todas las cosas, es lo que para mí identifica a un verdadero artista. De esto se trata mi mensaje en OMNIPRESENTE como poeta de la vida todos los días de mi vida en la música de lo que me es dado y que uso como terapia regenerativa para elevarme a Dios. Como digo al final en ese arreglo de fusión apocalíptico que se va alejando:
“Quién comprenda lo que canto... Hará mío su corazón”... ¡me encanta!

“Inmunidad” es casi una puesta en acto de tus pensamientos del devenir de lo humano, ¿cómo se te ocurrió?

En este texto he optado por explayarme sobre lo que para mí es importante en las relaciones del vivir. Parte del texto de la canción dice: “El tirón de la vida en Amor y amistad... Sigue siendo un misterio de la Divinidad...” “Creo en lo que dudo y dudo en lo que creo...” “Esto me inmuniza para ir más allá…” Pero a pesar de las dudas sobre el misterio de la vida, la fe que se tenga en la propia sigue siendo fundamental para no tirar la toalla antes de tiempo.

Ningún artista ha tenido el genio suficiente para ahondar a fondo en lo que se refiere a la vida privada de las personas, como lo hicieron algunos capricornianos famosos de diversos tipos, como por ejemplo Dante, Miguel Ángel, Dostoievski, Schopenhauer, Tolstoi, Alan Watts, Susan Sontag, Martin Luther King, Henry Miller o Edgar Allan Poe. Gente profunda y admiradísima, pero posiblemente unos pesados e insoportables tremendos. Los he estudiado a casi todos con atención por el infantil y ridículo motivo de considerarme a veces uno de ellos cuando ando con la autoestima por las nubes, dándome cuenta después que aunque yo también sea un capricornio con un alto concepto de mí mismo y con una sed insaciable de saber entregado al estudio de asuntos complicados y abstractos, además del ascendente y decanato al nacer, lo que creo me diferencia de alguno de ellos, es mi energía elevada de tipo abierto y comunicativo con casi todo el mundo, aunque después me tenga que clavar los puñales por haberle entregado el corazón a un imbécil que no pude detectar a tiempo. 

Según algunos libros “serios” de astrología, los capricornios solemos ser buenos filósofos, inquisidores y hechiceros redentores: Vivimos en varios niveles a la vez. Por mi lado también me considero un buen amante, por lo que algunos fogosos(as) del signo de fuego, agua y aire suelen acumularse ante mi puerta trayéndome flores y regalitos de admiración esperando en vano. Los capri somos trabajadores infatigables, perseverantes y obstinados… Algunos podemos condensar varios pensamientos a la vez. Los astrólogos estiman que capricornio es un animal solitario que no conoce a una madre. Sólo a “las madres”. Piensa en círculos. Se suma en las profundidades. No olvidan nada, nunca. Su memoria es fantasmagórica. Recuerdan no sólo sus tribulaciones personales humanas, sino también las pre humanas. A pesar de ser un signo cardinal de tierra, suelen escapar a las alturas equipados con alas indestructibles. A eso se debe su mediumnidad, su capacidad y deseo de practicar la aceptación. Entran en el mundo como visitantes destinados a otro planeta, a otra esfera. Mueren innumerables veces, mientras que los demás lo hacen una sola vez. A eso se debe su INMUNIDAD a la vida o a la muerte. Su lugar auténtico es el corazón del misterio, ahí todo está claro para ellos. Ahí viven aparte y están en casa.

En los 70, la astrología me había atrapado en el sentido de los cuatro temperamentos diferenciadores –colérico / flemático / sanguíneo y melancólico- Pero después la fui dejando a un costado por ese sentido casi religioso adivinatorio y de sugestión que los astrólogos especializados suelen darle, afirmando que los nativos de capricornio o el que fuera, de acuerdo a los planetas, el Sol, la Luna, ascendente y demás en el momento de nacer, somos de una forma o de otra, concluyendo que un capricornio o un leo o un tauro o el que pinte, lo será siempre para otro astrólogo con un sello identificatorio en la frente de por vida y te lo vas a tener que bancar porque está escrito en las estrellas. ¿Cómo?

Pero, ¿y los millones de otros planetas, otras constelaciones, otros universos, todas las estrellas que titilan sobre nuestras cabezas enloquecidas, la música de las galaxias, los cometas, los meteoros que nunca llegan a la tierra, los asteroides que inspiraron al extraordinario Ziggy Stardust? ¿Quién se atreve a decir donde comienzan o donde acaban las influencias? ¿Quién se atreve a decir que cualquiera de los cuatro elementos que nos vive en la sangre tendrá más rendimiento en un Sagitario que en un Leo? ¿Quién se atreve a decir lo que es importante o no en el espíritu de un ser humano? ¿Quién es dueño de las galaxias? ¿Quién lo regula? ¿Quién es el que tiene la llave? ¿Qué espíritu lo anima? ¿Cuál es el astrólogo, el gurú o filósofo que nos lo va a revelar?

Creo que no hay que saber nada sobre tipos astrológicos, la complejidad de sus reacciones sobre esto o lo otro. La gente consulta la carta astral para zafar de los problemas cotidianos, principalmente para congeniar unos con otros en el baremo de las relaciones de conciencia y diversidad de caracteres. Queremos que todo funcione como un auto nuevo. Siempre en pos de los buenos deseos, pero si no se tienen claro los deseos de vida, la mente, Dios o como lo llames, ¿qué te puede revelar el estudio de una carta astrológica? Pasarse la vida tratando de evitar a los pesados puede resultar una pérdida de tiempo si no se abandona el miedo, la soberbia y el prejuicio, sólo así tal vez podríamos, reunirnos con el asesino tan fácilmente como con el santo como decía el poeta. En la parte final de la canción canto: “Creo en lo que dudo y dudo en lo que creo... Esto me inmuniza para ir más allá…” los poetas, los artistas y los amantes perseguimos esta gloria de un misterio revelado, de una sabiduría oculta que ahora se hace repentinamente cierta, más allá de toda duda con “espíritu completo”, curándonos en cuerpo y alma por la fe en el bien amado sin necesidad de gurú o astrólogo.

¿”Eterno Romance” es un poco tu visión sobre las relaciones amorosas?

La letra de “Eterno Romance” es una alegoría o plegaria sobre las extravagancias de nuestras relaciones y experiencias con la gente y el mundo en relación a los niveles de conciencia a los que cada cual haya llegado. Un romance, que pase lo que pase, nadie quiere abandonar antes de tiempo. Y porque la muerte, ese misterio insondable que nos devolverá a la luz definitiva sigue siendo un tabú para los que amamos la vida, la idea es aprovechar esos momentos supremos del propio despertar mientras se está viviendo agradecidamente, aceptando las consecuencias de ser uno mismo con coraje y claridad de espíritu. Obvio que cada cual debe encontrar su propia solución para los problemas que lo agobien y debe encontrarla por sus propios medios. En tiempos confusos nadie puede decir a otro como componer una canción, ni cómo luchar contra los propios demonios y fuerzas negativas y paralizantes que amenacen con aniquilarte.

Es un hecho que la gente en su mayoría no están interesados en el poder divino que hay en ellas, sino sólo en encontrar un intermediario que arregle los quilombos causados por su estupidez o maldad de su alma. La mayoría prefieren creer en un dios remoto o gurú bestseller, que puede ser un santo, ídolo, filósofo o político revolucionario tipo Lennon, Trump o el que pinte, haciendo que los insensatos se “apresuran a correr allí donde los ángeles temen pisar”, como dijo Alexander Pope. En mi última conversa con Miguel Grinberg, quién me tenía un gran respeto y aprecio, durante la amable invitación que nos hiciera en su apartamento del barrio de Monserrat con su esposa, después de charlar sobre algunas insensateces relajantes que caracterizan a los buenos encuentros, lo incentivé a la sana conclusión tal vez no tan rockera, de que el mal no es sino la negación de lo positivo; de que la luz deberá triunfar sobre las tinieblas a pesar de las boludeces del ego que nos trastorna la mirada, en definitiva que sólo cuando el corazón y la cabeza llegan a ser una y la misma cosa, se llega a la confianza absoluta en la voluntad de seguir haciendo cosas interesantes relacionadas a la magia. Y creo que me entendió, a pesar de su frustración y algo de tristeza por no haber podido acompañarlo a un espectáculo que se iba a realizar esa misma tarde en un teatro del centro, dedicado a la música de Miguel Abuelo interpretada por una sinfónica creo, porque teníamos una cita con otra gente que no podíamos postergar. 

Respecto a esta canción, con una melodía nada fácil de entonar, por cuestiones de comodidad a último momento decidí bajarla medio tono, groso error, porque aunque los arreglos quedaron compactos, brillantes y bien ensamblados, si la hubiera dejado en la tonalidad original, creo que mi canto hubiera estado con mucha mejor entonación, afiatamiento y swing... pero la foto quedó así y ya no se podrá cambiar, sólo ha quedado el mensaje en la botella.

¿De qué se trata La Puerta Final? ¿Es una reflexión sobre la experiencia vital?

“La Puerta Final” es un canto de amor al “bien amado” que habla de la importancia de localizar el corazón interno espiritual y de ser consciente de él. Método de auto indagación (más allá del ego) que se enseña en la India para zafar del negativismo oscuro, posicionamiento básico que sigue activo, y se refleja en los interminables conflictos sociales y políticos de nuestros días. “La puerta final” también puede ser un canto que va “contra el placer bastardo” que se deriva del egoísmo en sus distintas expresiones, como la vanidad, la auto justificación, el deseo de tener razón, éxito o de sentirse superior a los demás.
“La Puerta Final” simboliza el descubrimiento del propio Ser en nuestro cuerpo astral, acompañado por esa música de las esferas que me acompaña como fondo en la tapa del disco. Con este poema espiritualista no intento defender mi posición ante el materialista escéptico, sólo estoy aplicando el principio de
Heisenberg para beneficio y mejoramiento de mí mismo y el mundo.

“La Puerta Final” es el último paso o paradigma a la iluminación que puede abrirse en cualquier momento como último gran posicionamiento que ha de trascenderse después de atravesar muchas puertas, lo que según los que la han alcanzado (Ramana Maharshi, Nisargadatta Maharaj, Maestro Eckart, Lao-Tse, Rumi, Sankaracharya Sankara, Bodhidharma, Mahatma Gandhi, Patanyali, Alan Watts, Plotino), puede presentarse de manera repentina con  introspección consagrada en la observación del operar interno del ego con el fin de comprender la conciencia como totalidad de Dios. Surge sin anunciarse y, por lo tanto, nunca es demasiado pronto para estar preparado, como en algunos de aquellos LSD de los 60, se producen avisos preliminares en forma de destellos de comprensión avanzada, o satori, momentos repentinos e inesperados de absoluta quietud y paz en los que el tiempo se detiene y la perfección y belleza de la Creación brillan. Antes de todo eso solo había olvido y confusión. La verdad espiritual de lo que predico en mis canciones está más allá del significado de la razón intelectual; no significa nada. Solo se la puede conocer. Es una conciencia subjetiva situada intrínsecamente más allá del intelecto. Es alegría sin emoción, amor infinito, protección, cercanía, está más allá de todo proceso mental, pregunta, duda, tiene la cualidad de la Divinidad. La evolución mental-humana-espiritual no es consecuencia de saber muchas cosas acerca de la “verdad” como un profesor religioso dogmático que da cátedra a los faltos de fe con X libro sagrado en la mano, sino de estar dispuesto a convertirse en la verdad. El que puedas aprenderte un par de sheites con la Stratocaster o la Les Paul (lo sigo tratando) no te va a transformar en un Clapton o Page de la noche a la mañana. Cada persona experimenta, percibe e interpreta el mundo y sus sucesos de acuerdo con su propio nivel predominante de conciencia.

Según el maestro David Hawkins, lo que energiza este proceso en el Ser es la intención, la dedicación, la devoción y la totalidad del esfuerzo está sustentado por la inspiración espiritual. La rendición se enfoca en el proceso mismo como rendición a Dios. Se trata de un proceso de descubrimiento que se convierte progresivamente en AUTORREVELACIÓN. El contexto incluye a la totalidad de la persona y su proceso: la mente, el cuerpo, el estilo de la práctica, la persona, el entorno, la habitación, los instrumentos de música, los libros, los discos, el edificio, la ciudad, el país, el Estado, el continente, el mundo, el cielo, los planetas, la galaxia, el universo y la mente de Dios.

“Despierta Alas” es una especie de suite que cierra el álbum, ¿cómo la compusiste?

Lo compuse en el piano con mucho regocijo y espontaneidad, fue un golpe de magia porque mis conocimientos pianísticos tanto en armonías como en técnica de dedos apenas cubren ciertas necesidades irigoyeanas, pero al estar basado en uno de esos ritmos calentones motivantes, todo fluyó como en un sueño. El tema deja entrever mi gran pasión tocando la batería, las congas, los timbales, la Stratocaster y todos los otros instrumentos de apoyo que se fueron sumando, con algunos momentos supremos o deliciosos a cargo de mis queridos y admirados Leandro Saint-Hill Montejo de Cuba en solos de saxos soprano y tenor y el argentino Guillermo Marigliano desde Los Angeles con un solo de guitarra. Es obvio que mi dialéctica filosófica-musical no es para convencer sino para encantar.

¿Cómo son tus momentos de composición de canciones? ¿Qué cosas te inspiran?

En mis composiciones, la música siempre ha estado en primer plano, las letras vienen después. Dependiendo del estado de ánimo, hay cosas que compongo en el teclado, un Korg Kronos de 88 teclas pesadas maravilloso que tengo en mi estudio situado en un cuarto piso de bunker a unos quince minutos de donde vivo, no dispongo de piano acústico. También suelo componer con la guitarra aquí en mi casa. Las letras suelen aparecer de algún poema en prosa o ideas que suelo anotar durante mis caminatas meditativas en busca de silencios por algún parque de los tantos que abundan en Hamburgo.

Mi temática compositiva tal vez no tiene el sabor y el sentido de lo que la gente está acostumbrada a escuchar sobre las realidades del mundo. Pero es mi camino y forma de entrega sin hacer concesiones con nada ni nadie, parece inevitable que tener un punto de vista excepcional sobre el sentido de la vida, me condene a molestar a los incrédulos. Pero no me quejo porque la pasión continúa.

Ya no me importa no ser un gran estudiante de los instrumentos, ni de tener un dominio del lenguaje poético para que cuelguen mi foto en la pared. Recién ahora estoy aprendiendo a renunciar a la perfección para ser feliz. Lejos de tener el poder de eliminar el mal y la pena, me aferro a las palabras y al sonido de mi flamante Gibson J-45 (que aún tendré que pagar en cuotas) o de un piano o de un tambor para curarme en vida. El arte es un proceso curativo, como señaló Nietzsche, pero principalmente para quienes lo practican. Se compone una melodía o se escribe un pensamiento para conocerse a sí mismo y a la vez liberarse de los fastidiosos memes del Yo mientras se va madurando en alguna dirección. Sabiendo de mis limitaciones como músico intuitivo, no me dedicaría a hacer lo que hago si no tuviera el deseo de hacerlo. Quiero decir que si me comprometo a publicar algo será con alegría creativa y con desafío y no para ver si “camina” en el ambiente de las vanidades.

En mis canciones la vida es el principal tema de inspiración. Sigo siendo un enamorado del mundo, aunque a veces tenga que mearme desde una considerable altura, sobre todas las cabezas hipócritas no regeneradas que pretenden corregirme. En mis textos trato de transparentar mis afinidades sentimentales sobre la realidad del ser humano que vive en ciudades como un fantasma condicionado por la máquina en busca de un paraíso perdido que lleva dentro suyo sin notarlo. Canto sobre lo que creo que no se ha dicho lo suficiente. Por supuesto que soy consciente que, por mucha claridad que exponga en mis pensamientos, el mensaje corre el peligro de no ser entendido, inspirando dudas, burla o ansiedad. Se va aprendiendo por el camino, haciendo camino al andar como decía el poeta español. En definitiva, seas lo que seas para alguien por tus grandezas o miserias, la única cura auténtica es la cura por la fe. Quien usa el espíritu creativamente de lo que hay en él es un artista de posta. Hacer de la vida misma un arte: ese es el objetivo decía Miller, porque cuando estamos completamente vivos y unidos con nosotros mismos y con Dios, todo está unido, no necesitamos Instagram, Facebook ni drogas psicodependientes del ego que nos dé la palmadita.

¿Qué artistas escuchás y te influencian?

En lo posible disfruto de buena música que escucho con frecuencia. Soy adicto al vinilo. Toda mi vida he estado adquiriendo obras en vinilo y en CD de diferentes músicos, bandas, compositores, instrumentistas, cantantes, filarmónicas, etc. La lista es muy larga, de acuerdo a los estados de ánimo suelo variar los caracteres y géneros a capricho.
Extrañamente, a pesar de la gran variedad de música que suelo escuchar, lo hago por puro placer y disfrute sensorial, nunca para tocar encima con la guitarra o el teclado para estudiar o emular a tal o cual. Este ha sido tal vez un punto flojo en mi vida como músico autodidacta desde mis inicios en Buenos Aires, ya que cuando me encuentro a full trabajando en algunas de mis composiciones, me es imposible escuchar a nadie que no sean los arreglos con los que me encuentro obsesionado en mi estudio. Igual puedo darte algunos nombres a los que suelo escuchar por el simple placer de enriquecerme el corazón y las neuronas, no tanto para ser como ellos ni como cantante ni como instrumentista de nada por favor.
Adoro la música de Mc Coy Tyner, Hubert Laws, Victor Feldmann, Les McCann, Jack Bruce, Donald Fagen, Vince Mendoza, Jerry LaCroix, Jimi Hendrix Experience, Buddy Miles, Eddie Palmieri, Lalo Schifrin, Herbie Hancock, Clare Fischer, George Duke, Edgar Winter, Billy Cobham, Chick Corea, Dave Weckl, John Patitucci, Jorge Dalto, Bobby Lyle, Michael Brecker, Barry Miles, Wayne Shorter, Jaco Pastorius, Yellow Jackets, Eliane Elias, Don Grolnick, Don Alias, Steve Khan, Paco de Lucía, Djavan, Tower of Power, Otis Redding, Gino Vannelli, Pino Daniele, James Brown, Tchaikovsky, Irakere, Beatles, Traffic, Dave Mason, Cream, Led Zeppelin, Procol Harum, Ivan Lins, Toots Thielemans, Hugo Fattoruso, João Gilberto, Astor Piazzolla...

¿Cómo es tu presente en Alemania?

Desde que llegué con una mano atrás y otra adelante, fui aceptado plenamente sin que me palparan de armas. Mi vida estuvo caracterizada por todo eso que a través de los avances y retrocesos del andar, hace que te vayas superando de a poco como individuo en una sociedad de la que si querés adaptarte a las reglas del “juego” sin ponerte en duro onda “macho alfa”, las cosas te pueden ir diciendo sin mentirte, que el amor que pongas en lo que hagas hablando en un alemán de calle, todo camino puede andar como cantaba el Flaco.

En lo que llevo de estadía ya vi correr bastante agua bajo el puente. Aunque no pueda hablar de una felicidad gregaria a la argentina, no tengo amigos alemanes que me toquen seguido el timbre. Lo que no quiere decir que no tenga amigos. En las décadas que llevo aquí sin echar raíces, es decir sin haberme nacionalizado alemán por cuestiones de logística o negocio, mi actitud nunca ha sido la de un paranoico ambicioso por aquello de ser “el mejor” en lo que hagas, que es lo que caracteriza a los trepadores que al alcanzar cierto éxito en la sociedad, son adorados como si fueran dioses para después, eventualmente ser olvidados. También aquí se estimula a una sociedad en que se venera el éxito con independencia de la forma en que este se ha obtenido, y en la que la competencia parece más natural que la cooperación. También aquí hay pobres, no en el sentido de la miseria que pude vivenciar en África (Mozambique) perseguido por niños famélicos semidesnudos cada vez que salía del hotel.

Una existencia individual no es nada, a no ser que se la considere parte de un todo mayor. Los alemanes saben de su historia, además por lo que se sigue pasando en la TV, de documentales impresionantes sobre los estragos de la última guerra demoniaca que se vivió aquí, que muestra la destrucción total de casi todas las grandes ciudades alemanas, fundamentalmente en la que vivo, los políticos alemanes saben por experiencia que la depresión económica puede producir intranquilidad, una intranquilidad que puede dar nuevo empuje al avance del fascismo aunque sea un país democrático, por lo tanto, la mentalidad facha aquí no funka aunque existan los de Afd. Porque un fascista es alguien que repudia las enseñanzas de los profetas y que cree que la mejor sociedad es una sociedad nacionalista que vive en un estado de hostilidad crónica hacia otras sociedades. Se trata de alguien que desprecia al individuo desapegado (como recientemente me lo ha demostrado una antigua conocida porteña ya no tan “amiga”, de los tiempos contraculturales del pasado bastante fanática y patriota de sangre caliente que ha dejado de quererme) y que admira a la persona que obedeciendo al amo que en ese momento se ha adueñado del poder político, cultiva sistemáticamente todas las pasiones (el orgullo, la cólera, la envidia, el odio) que los filósofos y poetas espirituales y algunos pocos santos de la especie han condenado unánimemente como las más dañinas y menos dignas del ser humano.

Con mi esposa llevamos ya más de treinta y ocho años juntos. Pura bendición en mi vida por tener un Ángel protector que es mi amada compañera y madre extraordinaria de nuestra única hija. Desde que nos conocimos trabaja como terapeuta en una institución especializada en niños hemipléjicos y autistas de familias de pocos recursos. Tratamos de vivir sin enfermarnos la mente por cuestiones materiales ajenas a lo más importante del porqué vivimos. Ocupado con la música y las buenas ideas, a través de los años he tratado de mantener mi ego bien organizado y suficientemente flexible como para que en caso de pobreza o derrumbe creativo espiritual, no tenga que entrar a un banco con una media de nylon en la cabeza y una pistola de plástico haciéndome el Al Pacino. Gracias a Dios mentalmente sigo tan ágil como siempre, aunque a veces se torne dificultoso en el idioma alemán que no domino como un profesor, puedo decir mis cosas o las cosas ya casi como un hombre maduro. Con más de setenta años, todavía puedo hacer que la batería o las congas, suenen como los dioses y gracias al fitness que practicamos dos veces por semana, nos mantenemos relativamente en talla y alimentándonos con cocina vegana al igual que nuestra amada hija y su compañero, también músico él. Parece que si se mantiene el cerebro en buenas condiciones (sin alcohol u otras drogas destructoras), el cuerpo puede curarse por sí mismo. Recientemente teniendo que ir a mi oncólogo para el chequeo de sangre y demás al que me debo cada tanto, no me detectó nada que pudiera ensombrecer mis ganas de continuar con las buenas ideas, lo que me ha hecho sentir tan joven como hace treinta años, o quizá más. “Esto no tiene fin, se parece al rock and roll…” como digo en mi canción “Cuidando la memoria”. Creo que además de todo el amor que uno recibe y da, lo principal es ser capaz de vivir con vos mismo lo más despierto posible, de gustarte lo bastante como para poder ser vos en todo sentido, no necesitar a otras personas siempre a tu alrededor para que te den la papa. Tratando como te gustaría que te trataran sigue siendo una buena opción.

Aún elegís los formatos físicos para editar tus álbumes, tanto en cd como en vinilo, ¿por qué los revalorizás cuando muchos artistas ya se resignaron a la fugacidad del streaming?

Sí, es tremendo como se ha transformado todo en los medios. La industria musical está cada vez más compleja, además ya nadie alienta, ni alaba ni recompensa a nadie. Todo el mundo anda con el propio kioskito a cuestas. La paradoja es que al ser tan grande la oferta como la demanda; Internet sigue cooperando a la destrucción del espíritu de consagración del arte. El CD tiende a desaparecer. Sin embargo aún no ha sido retirado de los negocios y los músicos que editan nuevo material, lo siguen haciendo en CD y ahora cada vez más en vinilo, incluyendo Download Code para bajar la música de internet como lo acabo también de hacer con el doble LP GATEFOLD - TRANSFIGURACIÓN que acabo de publicar.

Mis cds aunque nadie los nombre jamás, siguen estando en internet para el que quiera bajarlos o comprarlos en formato físico. El público en general se la pasa buscando la sensación más que conocimiento de preparación para experimentar la vida. Posiblemente en algún momento deje de pagar en Internet por la difusión extra por cada uno de mis álbumes que ignoro si de los que bajan mi música obtendré algún tipo de beneficios algún día. Todo tiende a una gran fantasía y al reduccionismo voluntario como víctima de los que sin hacer nada, se ganan algún par de dólares con tu trabajo de meses y años de entrega valiosa, una aberración causa de la locura que desprecia el corazón de los artistas. Pero es lo que hay para que alguien te escuche con atención o te ignore.

A pesar de que las cosas relacionadas al negocio jueguen en contra para los músicos independientes; seguiré publicando mi música dentro de lo posible, porque en gran medida para mí es un juego que me llena de ilusión, me da un respiro y al mismo tiempo me hace digno. Dicho de otro modo, me mantiene feliz, entusiasta y vivo. Algo fundamental para cualquier músico que no ha dejado de creer en lo que hace y se la sigue jugando.

¿Cuáles son tus proyectos a futuro?

Por el momento enfrascado en mi libro Juegos de la divinidad (Apuntes y ensayos sobre música, mística y otras drogas) atando cabos y corrigiendo lo incorregible. Cuando logro abandonar por un rato mi mesa de trabajo, siempre tengo algunas de mis guitarras cerca para agilizar dedos. Me gusta caminar para serenar el espíritu y resolver cuestiones literarias o musicales que quedaron sin resolver. Otras veces cuando salgo a hacer cosas por la ciudad, en el transcurso tengo mil ideas nuevas, todas brillantes, extraordinarias. Después cuando regreso, son tantas, que no sé por cual empezar. No podría vivir sin crear. Tengo aún demasiados impulsos, demasiados deseos, demasiada necesidad de comunicación con el mundo. Después de haber superado un cáncer que ha transformado definitivamente mi forma de entender, continúo siendo un agradecido apasionado y devoto de lo que hago. Todavía gracias a Dios suelo tener ataques de euforia, (le doy bastante al café y a la Rosamonte) teniendo la impresión de ser inmune a la enfermedad, la pobreza, los bajones narcisistas, incluso la muerte. Es cuando finjo ser Aldous Huxley o un Samurai orgulloso por haber nacido en el barrio de Almagro. Hacen ya muchos años que dejé de ser carnívoro y quejumbroso, aunque sí tal vez algo gruñón para compensar mi ingenuidad con los que mienten.

Para subsanar el hecho de que en las efemérides de internet, sólo se le da prioridad a la música que estuve haciendo cuando andaba por los diecinueve, ignorándose una obra de cuarenta años junto a otros músicos de alto calibre, acabamos de publicar de forma independiente y en edición limitada y de lujo para coleccionistas, un doble LP masterizado para vinilo en 180 gramos que quedó espectacular, TRANSFIGURACIÓN lo forman catorce canciones elegidas de cuatro diferentes álbumes que produje entre 1982 y el 2023 que nos ha costado una fortuna, pero con la satisfacción espiritual de que esta música representa mi particular forma de entender el mundo y la vida. Dicho de otra forma, este doble vinilo representa mi legado artístico y filosófico, que obviamente espero que alguien lo disfrute antes o después de mi partida definitiva a la otra galaxia. Música de expresión contemporánea cantada en castellano, con elementos afrolatinos del continente americano. Porque como dice la leyenda, el vinilo es para siempre.

Bueno, esto se va terminando, te agradezco tu atención por continuar incluyendo mi ofrecimiento al mundo en esta gran obra empática de laberintos que se bifurcan que es INTERSTICIO. Hay músicas todavía por hacer y remontar. Todo lo que proceda del corazón tarde o temprano algo va a significar para alguien. Como había profetizado el grosso Vaslav Nijinsky, “Dios quiere que seamos felices”.

Emiliano Acevedo

 



martes, 22 de diciembre de 2015

ABRIENDO CAMINOS EN DONDE NO HAY, entrevista a Daniel Irigoyen



Fusión sin límites. Ese parece ser el lema de Daniel Irigoyen, y el timón que guía su obra desde hace cuatro décadas. Ese es el tiempo que transcurrió desde que este pionero del rock nacional (amigo de Litto Nebbia, Alejandro Medina, Tanguito y Spinetta, entre otros, además de vocalista de Los Mentales) abandonó Argentina, escapando de la persecución política y la censura, radicándose en Alemania. Justamente allí, en Hamburgo, formó parte de un grupo llamado Chilam Balam, entre 1980 y 1984. Una experiencia inusual que se sumergía en el jazz rock, fusionándolo con los sonidos latinos y el soul. Ahora, en este 2015, por primera vez es editado en cd la obra de este grupo de culto, en el álbum Extraterritorial. En esta entrevista exclusiva, Irigoyen nos cuenta la historia de Chilam Balam, además de sus otras últimas producciones y proyectos.

ENTREVISTA> ¿Cuándo empieza la historia de Chilan Balam?
A finales de los 70. En esa época, ya tenía cierto currículum como percusionista, principalmente como conguero en diferentes formaciones de música afrolatina. En esos tiempos, acá en Alemania no había percusionistas latinos abiertos a otras tendencias musicales, y los pocos que había, o eran salseros o brasileros que no salían con facilidad de esos estilos musicales. Una noche en una presentación con una de estas bandas afrolatinas en una concurrida discoteca de Hamburgo, conocí a Charly Kingson, un simpático y corpachón afro jamaiquino bajista y cantante ya fallecido en Londres por una deficiencia cardíaca  (según me contaron, después de un show), que me propuso tocar en Friendship y Funkhouse, dos de sus bandas de jazz fusionadas al funk, con las que pronto empezamos a rodar por diferentes clubes de la zona y en las que también hacía coros en un par de temas. Una tarde mientras hacíamos la prueba de sonido con Funkhouse en un conocido club de Hamburgo, se me acercó Wilbert Hirsch, un freak melenudo que estaba escuchando desde la consola, preguntándome si tendría ganas de acoplarme como percusionista y “eventualmente” como cantante en una banda de hard-rock de la que era productor y guitarrista, lo que acepté sin tener la menor idea de la música que hacían.

Ni lo pensaste…
Totalmente. En ese momento, con Funkhouse ya habíamos grabado un par de aceptables demos, y antes de que Charly Kingson decidiera irse a vivir a Londres, dimos un par de conciertos más en el mítico Önkel Pö, un club lamentablemente desaparecido de la escena musical de Hamburgo, donde tanto Pat Metheny, como Al Jarreau, Brecker Brothers y tantísimos otros estadounidenses e ingleses de la escena del jazz, soul, rock y pop venían a tocar, antes de ser mundialmente reconocidos. Al final, la banda de hard-rock a la que había sido invitado por Hirsch sería Zorro, en donde terminé siendo su cantante. Con este grupo grabamos siete temas en uno de los estudios más grosos por aquel entonces en Hamburgo, con (grabadoras) Otari de 24 tracks y cinta de 2”, sin tener que pagar los costos, ya que el trato consistió en grabar tres temas –extras- instrumentales (libres) para entregar a una firma internacional de producciones de películas publicitarias. El baterista de Zorro era Goetz Steeger, el austríaco que pasó después a ser miembro estable de Chilam Balam y con el que poco antes, después de que Zorro desapareciera, formamos Banda Iluminada, mi primer proyecto personal acústico con Goetz en Marimbas y vibrafón, los alemanes Manfred Knauff en bajo y Hank Peter Trede en Fender Stratocaster y yo en voz y percusión.

Como de costumbre, estabas a full…
Sí. Pensá que, paralelamente, había sido convocado para tocar y grabar con la United Nations Jazz Rock & Lyric Orquestra (I), liderada por el guitarrista hamburgués André Rebstock, uno de los primeros pioneros alemanes de la cultura jazzera multi-kulti, como dicen en Alemania, o mezclas culturas, con el que grabamos su segundo disco en la ciudad de Hannover, llevándome enganchado a Goetz Steeger como marimbafonista, ya que André Rebstock me había preguntado si conocía a alguien que dominara ese instrumento. En esa interesante experiencia me hice responsable de la percusión y cantando un par de espírituals en alemán junto con la negra sudafricana Audrey Mothaung, además de ser parte  del ensamble vocal que complementaba este proyecto de Rebstock, junto con la turca Suna Wölk, el chileno Ulli Simon, y las alemanas Susanne Bottlinger, Karin Tschamper y Renate Fresow.
En un momento de la grabación, monitoreados en cabinas separadas, me había quedado impactado con el arte y versatilidad del pianista, que resultó ser el hannoveriano Volker Griepenstroh, con el que Goetz y yo coincidimos en química emocional y musical. Y dado de que Volker planeaba mudarse a Hamburgo, dejamos abierto un futuro encuentro cuando él estuviera dispuesto, cosa que sucedió al poco tiempo de esa sesión de estudio en Hannover.

Y ahí en Hamburgo, tu ciudad, largan con este nuevo grupo…
Sí, porque enseguida Volker me llamó y así fue como tuvimos un primer encuentro de zapada total en la misma sala de ensayo donde lo veníamos haciendo con Zorro y la Banda Iluminada, en el primer piso de un antiguo depósito de neumáticos para coches con olor a taller mecánico, que estaba debajo de un inmenso puente de ferrocarril no muy lejos de donde hoy vivo. Goetz había aparecido con un músico altísimo con el que había tenido experiencias en Thyl, una banda de New Jazz, que estaba a medio camino de Pat Metheny y Double Imagen, que resultó ser el leonino y efectivo bajista Michael Hayer, con el que quedó definitivamente formado el cuarteto.

¿Cómo se les ocurrió hacer este tipo de música en una época, los ´80, en la que reinaba el pop?
Es que desde el principio los ensayos fueron compactos y sustanciales y entre nosotros nadie trató de esforzar una situación para seguir estereotipos o modas de nada. Cada uno fue aportando su musicalidad a la composición presentada, es decir que la fascinación de hacer música juntos poniendo en juego nuestras respectivas habilidades y conocimientos, estaba más motivada por el placer natural de que fuera surgiendo un sonido original propio, sin intenciones de parecerse a tal o cual variante de moda, aunque algo de eso hubo al final de la experiencia, cuando el jazz empezó a mermar en los arreglos e ideas de interpretación para ganar más público relacionado a la música Pop.

¿Y cómo se fue “cocinando” el sonido del grupo?
La cosa es que instrumentalmente la gran versatilidad de Volker como pianista de jazz, en combinación al talento y carisma de Goetz como baterista y en las marimbas, sumado a la precisión de Michael con su (bajo) Fretless macizo, habían dado el “punto de encaje” perfecto, junto con mi percusión latina y la forma de cantar mis textos espiritualistas-contestatarios, que desde Los Mentales sigue siendo mi mejor forma de expresión, a pesar de que el público under alemán, obviamente, no entendía nada de lo que yo cantaba –incluyendo también a los músicos que me acompañaban-, situación trivial que no impedía para nada que la atmósfera que desprendía la banda cada vez que tocábamos pegara en la panza y en la mente de la mayoría.

¿Enseguida te diste cuenta de este potencial en vivo del grupo?
Por supuesto. Y esa es una de las razones por las que edité ahora este viejo material: la espontaneidad y receptibilidad musical que irradiábamos entre nosotros, donde no había líderes de nada. Situación que suele darse en una banda, no sólo por el dominio o talento que cada cual tenga en su instrumento, sino también cuando los músicos que desarrollan juntos un sonido en particular se respetan mutuamente.
En nuestras presentaciones, aunque los arreglos se tuvieran que tocar tal cual, sonábamos compactos y siempre frescos. Por ese sonido análogo de la época que desprenden los temas y por la justeza y feeling de lo que tocábamos en el momento, con estos relajados músicos mientras duró la banda nunca tuve problemas de entendimiento musical, porque cada uno sabía por intuición y sensibilidad lo que tenía que hacer con su instrumento sin molestar al otro. Chilam Balam fue una experiencia muy importante para mí como latino con tres europeos (no fanáticos nacionalistas) en que me sentí respetado y admirado.

¿Cómo fue el proceso de composición de este material?
Volker y Goetz proponían las cuestiones armónicas en las que después se iban armando los arreglos orquestales entre todos, ya madurados venían los textos. En los casi cuatro años que duró el grupo, nuestro repertorio pasó por varias vertientes, al principio mucho jazz y zapadas voluptuosas dependiendo del escenario en el que actuábamos. Esa fue, posiblemente, la mejor época del grupo.

¿Qué referentes musicales tuvieron?
Entre algunos covers propuestos por la pianística de Volker, había temas de Bud Powell y otros clásicos del Real Book, a los que les dábamos vuelo propio, fusionándolos con rock, latin y soul sesentero. Después, a partir de la aparición de un mánager que quería que pasáramos a escenarios más grandes, la cosa se empezó a desviar para el lado del pop, lo que terminó por deformar y condicionar el carácter original de la banda.

¿Cómo fue la repercusión de este repertorio en su momento, en Alemania, teniendo en cuenta lo inusual que podía ser para el público germano un material cantado en español?

Depende de lo que entiendas por “repercusión”, Chilam Balam tocaba donde nos dejaban, preferentemente en clubes chiquitos pero concurridísimos, no éramos una banda de público masivo. Nuestro público era una mezcla rara de jazzeros, popis y de la -por aquél entonces extendida- escena “subterránea” de freaks -algo diferente a esa búsqueda que cristalizó favorablemente en la década de los sesenta en diferentes ciudades del planeta, en ese movimiento de amplia repercusión cultural al que finalmente intelectualizaron con el nombre de underground-. A veces caíamos en clubes en que solían aparecer barritas de latinos curiosos, lo que acrecentaba el entusiasmo. El hecho de cantar en castellano no era lo fundamental para tener una buena convivencia con el no siempre receptivo público alemán, mi voz ensamblada a la banda era la cosa, no tanto el significado de lo que cantaba, yo hacía mi laburo como lo hacían mis otros compañeros, se tocaba y se exponía el cuerpo y el alma, el resto como es costumbre es anecdótico.

¿Y por qué no siguieron con Chilam Balam?
Lamentablemente al final de nuestro periplo cuando había aparecido un mánager enamorado del sonido que habíamos logrado y el que nos pagó los costos de estudio proponiéndonos ampliar miras para empezar a tocar en festivales de jazz organizados, los egos independistas de Volker y Goetz pudieron más que todas las promesas, desarmándose la banda de un día para otro. Michael (el bajista) quedó muy afectado. Nunca voy a saber las verdaderas razones que motivaron esa situación, ya que Hans Bühner, nuestro mánager, que en paz descanse, ya no está aquí para contármelo.

¿Qué clima de época te inspiraba estas letras, luego de tu exilio a mediados de los 70?
La mano de búsqueda interna ya venía barajada desde mucho antes de mi huida de Argentina. Quiero decir que esas letras de unidad, desolación, de lucha valiente y renacimientos, eran la consecuencia del espíritu nómade que empezó a crecer en mí desde que mi vieja se borrara de la pieza cuando todavía no había cumplido los cinco. Así fue como a través de los años la terapéutica callejera de la poesía se fue haciendo mi aliada angélica, con lo que pude ir zafando con cierta dignidad y decoro de los fantasmas del pasado. Después de algún viraje por las galaxias convulsas del destino, el aterrizaje imprevisto en la Alemania dividida en dos formas hipócritas de concebir la vida, contribuyó a que madurara esa visión alegórica de mundialización de la conciencia. Como, por ejemplo, en (la canción) “Derrotando al Dragón”, como una propuesta para la unidad esencial del Ser, que revela el proceso de cambio que opera en los ritmos de la existencia, contemplando el futuro de la humanidad en términos de una civilización planetaria orgánica. Una utopía que continúa asomándose tímidamente en el horizonte de algunas conciencias como si el tiempo no hubiera pasado, porque los símbolos y actitudes mentales de la gente siguen siendo los mismos, el mundo de los noticieros continúa conflictuado por creencias, por ideas, fórmulas que dan seguridad psicológica siguiendo ciertos métodos que sólo funkan para unos pocos. Los copados con el poder no se interesan por la gente sino por ideas, y como dice Krishnamurti: “la acción que se basa en ideas tiene inevitablemente que engendrar separatismo y desintegración”. Por lo que la situación global sigue en candela, como diría un cubano, no obstante si se persiste con verdadero amor, la vida sigue valiendo la pena por supuesto.

¿Es la primera vez que se edita este material?
En CD sí, en YouTube andan circulando algunos videos clips, que nuestro ya desaparecido mánager y fotógrafo nos había hecho en su estudio, un poco antes del desarme de la banda, videos que también se pueden ver en mi página www.danielirigoyen-songwriter.com

¿Cuál es tu balance de este repertorio, tantos años después de haberlo registrado?
Absolutamente positivo.
Después de 32 años de esta importante  experiencia, viviendo en Alemania, con mi amada esposa al fin nos decidimos a hacer este CD, inaugurando así nuestra propia discográfica Aliada Luz Records para continuar dentro de lo posible editando mi música física y virtualmente sin intermediarios. Aunque también he tenido otras experiencias por el camino como cantante, por la justeza y espontaneidad de lo que se dio y por el ambiente de libertad que se respiraba cuando tocábamos, para mi Chilam Balam fue de vital significación como cantante en una banda compacta desde Los Mentales, razón por lo que decidí digitalizar esta vieja grabación para los posibles  interesados en la música que estuve haciendo durante aquellos años.

¿Alguna vez fantaseaste con como hubiese sido recibido este grupo de haber podido tocar en Argentina?
Imagino que, de haber tenido el poder adquisitivo para organizar el viaje con toda la logística, como la que reciben los músicos norteamericanos o europeos que van a tocar allá, con estadía paga y honorarios como se estila en el show business internacional, creo que hubiera sido un verdadero golpe de gracia y ascensión en mi vida. Aunque siendo realista, sin mentirme y con algo de escepticismo respecto a lo ambivalente que suelen ser los porteños en el ámbito de organizadores de eventos, redactores de revistas, y músicos famosos con los que alguna vez tuve contacto, no habría sido muy fácil que Chilam Balam se presentara en Obras o en el Coliseo ante un público numeroso. No sólo por ser unos “desconocidos totales” de la grasa de las capitales –porque, aunque mi persona haya participado alguna vez en tal o cual evento masivo, obviamente todo eso ya pasó a la historia y al olvido-, como por tratarse de una banda no apta para metaleros, ni para seguidores del post-punk, pop eléctrico licuado con reggae o rock casual con guitarras aceitosas de lo que creo se venía haciendo masivamente por aquél entonces. Por lo que a mi entender, Chilam Balam era una buena banda para clubes chicos atestados de gente interesada en la música bien tocada y transmitida, no tanto para públicos que esperan lo que venga de sus ídolos.

Pero imaginando el vaso medio lleno, me decías…
Jajá. Que aparecer a principios de los 80 por Baires con esos tres músicos potentes, me hubiera dado tal vez cierto carisma como comunicador de ideales anti-establishment y posiblemente también una buena aceptación como cantante y percusionista todo terreno en el ambiente del jazz y la fusión local, que salvo algunos muy pocos dedicados, la mayoría de los que grababan discos y llenaban teatros por aquel entonces, poco y nada tenían que ver con el sonido que Chilam Balam había logrado espontáneamente sin productores o acoso discográfico. Por lo que también es posible de que fuéramos recibidos con total indiferencia por parte de los acostumbrados a comer siempre el mismo arroz del rock nacional. Lo digo sin paranoias ni prejuicios, con la comprensión de la idiosincrasia de algunos argentinos que les cuesta ampliar la mirada más allá de su propio firmamento terreno. Posiblemente hoy debido a que las distancias en el mundo se acortaron, la situación de la escena porteña sea otra.

¿En ese momento, alguien escuchó acá lo que vos estabas haciendo en Alemania y te dio su impresión al respecto?
Por aquellos años viviendo en Alemania moralmente con el corazón bien alto, el acontecimiento de sentirme fuertemente respaldado por tres músicos versátiles con los que veníamos rodando en repetidas mini-tournes exitosas, me había motivado a enviar la música de Chilam Balam a gente copada de Baires para tantear el ambiente. Un par de casetes habían ido a parar a manos de músicos de mi generación, hoy altamente considerados en el ámbito de los llamados pioneros del rock argentino, con los que históricamente en su momento había tenido el gusto de compartir vivencias y conocernos de cerca.
De uno de ellos, al final, recibí una minimalista crítica algo despectiva y no muy alentadora sobre el aparente arte compositivo incoherente de mis compañeros, en relación a lo “indescifrable o incomprensible de lo que canto en un estilo de fusión que ya no camina”, etcétera. A pesar del bajón, mi ego optó por aguantar el sablazo, dándome cuenta sin rencor que el que juzga o traduce lo que percibe, siempre termina por deformarlo de acuerdo a su “trasfondo” de vida, en este caso su currículum de muchos años como músico localista dedicado a hacer una música X para un público X. Este suceso trivial de hace más de 30 años por parte de este amigo músico argento que quedó incrustado en la emoción de los sentimientos, no fue por desatino, bronca acumulada o envidia, sino simplemente porque yo vivo “fuera” del terreno devocional al que ellos se deben como argentinos “gladiadores” del rock, y que hacen música para argentinos de allá y punto.

Quizás lo peor haya sido que era la crítica de un colega, como decías…
De cualquier forma, sería de ignorantes juzgar y justificar ahora ese episodio, no tiene sentido. Que hipersensibles tocados por la luna te rechacen por ser un mal músico o persona no es algo para tomar jamás en serio. ¿Quién es el que te juzga? ¿Quién es el que se siente incómodo? ¿Quién se queja? Al no tener dogma, uno puede volver a acomodarse en su asiento visceral preferido para continuar el diálogo, cuyo efecto es equilibrar la visión equivocada de la gente, o su visión parcial de lo que perciben. Si mi destino existencial hubiera sido “hacer carrera” como cantante y compositor de mis tocos existenciales en Argentina, posiblemente también yo andaría hoy tambaleante de neurosis acumuladas y tan metidamente dependiente de mi pedestal de “divo” del sacrosanto Rock Argentino, que me sería imposible mirar a los ojos a alguien de mi generación fuera del cielo patrio, mirar a alguien que también sueña, copula, defeca y juega a ser eterno en el complicado arte de vivir haciendo música y escribiendo metáforas, quién sabe.

¿En Alemania también pasa eso entre los músicos hacía sus colegas?
No. Esta cuestión de los estrechos patriotismos, fanatismos y antagonismo mezquino entre músicos relacionados al rock nacional no existe en Alemania. Por supuesto que la industria del show business también aquí es un monstruo de 1000 cabezas, y las modas de lo que hoy suena en los medios se llevan la palestra. Pero ni la prensa, ni los ídolos de las diversas tendencias y caracteres de estilos musicales se tocan el culo entre ellos, por lo que siempre ha habido públicos para todo lo que suena bien o mal. Todo el espectro de la música organizada convive en los mismos devenires de públicos adictos al tecno-disco de DJs, el rock bizarro, trash, metal, folk, etno, jazz, etc. También hoy, ante cualquier tipo de cultura frívola que se venga imponiendo, todavía siguen existiendo artistas -aunque nunca con la altura y originalidad de los ´70-  dispuestos a una entrega total. Podés cantar tu cosa en alemán, castellano o francés, pero es la música y el fuego que transmitas lo que va a ser valorado. Que seas argentino, africano, hindú o alemán da igual, aunque sin agencia de contrataciones y el respaldo de alguna discográfica, por acá nada camina.  En todo caso, con o sin respaldo comercial, como en el jazz o en ciertos aspectos del rock elaborado, lo que cuenta cuando hacés música, no es tanto lo que hacés sino cómo lo hacés.

¿Y cómo te relacionás con estas problemáticas acerca de ser artista?
El enigma de mi empecinamiento en continuar descubriendo quien soy y porque todo esto que nos pasa a todos, antes o después del ansiado despertar, sigue adelante. La comprensión de uno mismo es un proceso muy complejo, pero poquito a poco uno va descubriéndose sin autoridades filosóficas, políticas, místicas o ídolos de nada. Tenemos las palabras para comunicarnos con cierta certeza de “unicidad”, porque “solari” en una cueva la cosa se complica. Aunque la filosofía del “individuo” nos siga carcomiendo la mollera, nada puede vivir en el aislamiento. En la interrelación copada uno puede descubrirse espontáneamente tal cual se es, por eso existen la música y los escenarios. Igual en qué situación social o psicológica te encuentres en esta vida, la música y las palabras siguen teniendo fundamento mientras seamos honestos con lo que hacemos. Pero como ya te digo, sin una infraestructura sólida que te respalde, permitiéndote hacer lo que querés, cada vez es más difícil y complicado subir a los tablados con una banda completa.

¿Por qué, a pesar de estar radicado hace muchos años en Alemania, seguís componiendo en castellano tus temas?
Vos sabés que, a pesar del tiempo cronológico de los años que llevo “fuera de Argentina”, salvo la única experiencia cantando en inglés en la banda de hard-rock Zorro, o la vez que grabé aquellos espirituals en alemán en el proyecto de André Rebstock, hasta el día de hoy nunca dejé de escribir en castellano los textos que canto. Y creo que no es solo por mis imperfectos conocimientos del inglés o el alemán, sino más bien porque es una forma de atemporalizarme en el lenguaje del corazón que mejor domino. Una cuestión de identidad íntima que me tiene atrapado cronológica y psicológicamente en el tiempo, pero que, paradójicamente, me sigue salvando de cualquier mediocridad a la hora de cantar mis tonadas.

¿Por qué a la música de tu álbum Sueños Peligrosos (2010) la denominás como “fusión latina sin límites”?
Porque eso es lo que creo identifica mi forma de composición en ese disco. Para zafar de los rótulos comerciales encasillados del mercado, le agregué “sin límites” como una forma de ampliar el espectro musical de lo que ofrezco con todos los colores del arco iris.
 
¿Y qué diferencias y similitudes encontrás entre ambos álbumes?
Una gran diferencia es que Extraterritorial es un disco de una banda, en la que sus integrantes grabaron todos juntos y en directo, y en unos pocos días; mientras que Sueños Peligrosos -a pesar de la contribución de los músicos amigos que me acompañaron, algunos física y otros virtualmente- es una obra idealizada, compuesta, arreglada y ejecutada por mí en solitario. Un disco en el que invertí algunos largos años de intenso trabajo. Las similitudes pueden estar no tanto en el sonido o carácter de las composiciones y arreglos orquestales, sino en la temática contestataria de mis textos.

¿Y, dentro de las tendencias musicales actuales, con el material de que artistas o estilos emparentarías el material de Sueños Peligrosos?
No me siento a gusto cuando tengo que comparar con otra gente el sonido del producto final de lo que hice. Dios me libre de compararme con nadie de los que admiro. No es mi impronta. Cada músico tiene un trip diferente en el mate cuando compone. Los procesos de hacer un disco pasan por muchas etapas. La historia empieza primero cantando algo en el piano o con la guitarra. Dependiendo por donde te ande el corazón, la historia se irá definiendo. A veces una idea trivial desemboca en un buen tema para ir armándolo rápidamente en el estudio si estás atento a sus significados. Otras veces la cosa no camina como uno quisiera y se abandona. Si me meto a grabar algo con todas las letras, es porque me gusta y estoy convencido de que va a sonar grosso. Estéticamente, mis composiciones tienen un carácter armónico y melódico muy personal. Los grooves y arreglos rítmicos están emparentados a síncopas afrolatinas, brasileras-souleras-rockeras de las que a mí más me fascinan a la hora de componer música. Dentro de las tendencias musicales actuales no conozco a nadie que se asemeje al sonido de ese CD.

¿Y qué te inspira a componer estas letras tan comprometidas en esta actualidad en donde, cada vez más, se analiza (a veces con más precisión que otras) el contexto socio político de los 70, luego de que en los 90 fuera proclamado el famoso lema neoliberal del “fin de las ideologías”?
Toda crítica filosófica o visión de la realidad con lo que especulamos, casi siempre es de corte analítico. Pero creo que en mi forma de sintetizar el significado de lo que va pasando por mi cabeza cuando prendo la televisión o me quedo mirando una discusión en la calle por trivialidades, el análisis se confunde con ráfagas de sensaciones o imágenes inspiradoras que después con algo de suerte trato de plasmar musicalmente de acuerdo al espíritu “tonal” del tema que voy a cantar. Los temas relacionados a la supervivencia, la libertad, el amor, el miedo y los desequilibrios sociales que tienen empantanado al ser humano, siempre fueron el motor inspiracional de mis textos.

Nombrame un ejemplo de esto que me señalás…
Por ejemplo, el tema que da título al CD, “Sueños peligrosos”, es una alegoría sobre los fundamentos en que se basa la existencia materialista de los humanos, en un paraíso terrenal ficticio o no, en el que ocupadísimos en sobrevivir nuestras grandezas o miserias en las grandes ciudades, dejamos escapar lo más importante y lo más precioso de la vida. La ilusión del tiempo que nos hace vivir de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación, por esa promesa de salvación de una realización de algún tipo para obtener reconocimiento en la sociedad. El fondo de mi mensaje se basa más en el drama de las dudas de nuestra identidad, no como argentinos, latinoamericanos o tercermundistas, sino más bien como seres sensibles que por afán de glamour y riquezas se vuelven déspotas e insolidarios. Una denuncia del absurdo de vivir y morir por alcanzar tal o cual status en la sociedad, con muy pocos fundamentos del alma para mejorarnos como personas, pero sí para tener poder sobre otros.

En medio del escepticismo actual de gran parte de estas sociedades, donde la hibridez parece reinar, ¿cómo crees que empiezan a tallar estos “sueños peligrosos”?
La mano salvadora, la del verdadero consuelo está en nosotros mismos, no en una ideología, o en una religión dogmática que te prometa el paraíso. Parecerá cosa e´ mandinga, pero somos nosotros mismos los que proyectamos ese “malestar” idiota que no nos deja ver lo que es y no porque te lo haya aclarado tal o cual libro sagrado, gurú o el taxista de anoche. Antes de entender la sociedad, tenemos que entendernos a nosotros mismos “relacionándonos”, no evadiéndonos con el chupi, las drogas, la política, el sexo o la religión.

Entonces, aún hay espacio para las utopías de hace 40 años, ¿no?
La utopía que nos chifla desde el fondo del sueño, es que el nuevo orden social tiene que estar establecido por uno mismo ahora y ya sin ninguna agresividad, ninguna violencia ni odio, no por tal o cual idea revolucionaria de lo que dijo alguien, sino porque tu corazón te lo está pidiendo sin tener que pedirle permiso a ningún tipo de autoridad convocada por el miedo.
La casa de la conciencia que llevamos a cuestas y en la que no podemos entrar por cabezones, creo que es la consigna sanadora. Por lo que hay que tratar de entrar de la mejor manera posible sin esforzar las puertas del bobo. Son demasiadas cosas acumuladas como para borrarlas de un plumazo de la cabeza, todavía tenemos que aprender a reconocernos como prisioneros de todos los condicionamientos de la jaula psicológica en la que nos metieron desde el jardín de infantes. Como prisioneros de nuestras costumbres, pesamos demasiado. Vivimos aplastados bajo el peso de nuestras acumulaciones de memoria, aunque seamos conscientes de nuestro nombre, currículum y del lugar donde vivimos, seguimos siendo torpes y contradictorios por sentirnos engañados por el sistema. Tal vez si supiéramos eliminar de cuajo el pertinaz egocentrismo de que hacemos gala los seres humanos, podría comenzar al fin una nueva era en el planeta.

¿Cómo autofinancias estas ediciones independientes?
Tocando y haciendo laburos en mi estudio con los que se asoman por tal o cual historia de grabación o re-mezcla. En los últimos años hubo cierto abaratamiento burocrático en las ofertas del mercado especializado. El hecho de tener mi propio estudio y de controlar personalmente todos los “detalles” de edición, me ha facilitado las cosas. Aunque en el neocapitalismo nadie regala nada, tampoco es mucha la guita que se necesita para que te impriman una producción de 300 CDs de vez en cuando.

Para terminar, ¿cuáles son tus proyectos actuales?
Como siempre, entusiasmado y concentradísimo componiendo, arreglando, escribiendo letras y grabando de a poco los temas de mi próximo disco, que ya está caminando, pero que necesitaré todavía cierto tiempo para terminarlo.

¿Y tenés más material antiguo en las gateras esperando a ser editado como el de Extraterritorial?
De material antiguo, por ahí me decido y agrupo un compilado de las últimas bandas que tuve, y si llego a un acuerdo con el que fuera su productor ejecutivo, por ahí digitalizo el vinilo Brisas, de la banda Camalote, de la que fui cantante entre 1985 y 1986, aunque aún tengo que reflexionar seriamente si merecerá o no que lo edite.

Emiliano Acevedo