¡Pez lo hizo de nuevo!
Con cada lanzamiento logran lo que parecía imposible, un nuevo giro estilístico,
una mutación, ¡su mejor disco otra vez! Y eso es lo que es De Buenos Aires, el vigésimo segundo álbum de estudio de la banda
liderada por Ariel
Minimal desde hace casi 32 años. Ya la sorpresa es mayúscula con
el Lado 1 del vinilo que incluye un solo tema de 19 minutos y 30 segundos
llamado “De Buenos Aires”, una suite a la vieja usanza de los clásicos grupos
del rock progresivo de los setenta. Y este temazo que habla de la ciudad y su
gente funciona como un buen compendio de la historia musical de la banda. Un
grupo que ahora está formado por el propio Minimal
(voz, guitarras, coros), Fósforo
García (bajo y coros), Franco
Salvador (batería, percusión y coros), Hernán Espejo
(guitarra) y la sustanciosa reincorporación de Pepo
Limeres (piano eléctrico y teclados), quien no tocaba con Pez
desde hace doce años y vuelve a inyectar su impresionante despliegue sónico a la
banda.
“De Buenos Aires” se divide en varias secciones: “La calle que nunca duerme”, “El perfume de una posibilidad”, “Una canción distinta”, “En la estación del tren”, "Hola señor, ¿cómo está?",
“Majestad”, “Una frecuencia que no se puede escuchar” y
“Epílogo”, que atraviesan varios
cambios estilísticos, además de contar con dos músicos excelsos invitados: Manu Barrios (de La Fernández Fierro, en bandoneón) y Pablo Puntoriero (ex integrante de Pez, en saxo tenor y flauta traversa).
Imagínense, en esta época de TikTok, en la que todo dura diez segundos, escuchar
un tema de casi veinte minutos es todo un viaje. Un barrio de canciones que se
va moviendo, va cambiando todo el tiempo, en donde nunca dejan de pasar cosas.
Según dijo Ariel: “El tema se laburó dos o tres meses en la sala de ensayo y se
grabó en dos días. Primero se laburaron las partes separadas de la canción y después
como se iban a unir.” Y es que las posibilidades tímbricas de Pez como quinteto
son interminables, puede pasar de la psicodelia al tango, con una música mucho
más colorida, muy porteña y muy pop también. Casi tanto como la hermosa tapa del
álbum con ese obelisco tan característico, diseñado por Ale Leonelli. Como decíamos, “De Buenos Aires” es una canción enorme
que funciona como la síntesis de todo lo hecho por la banda en más de 30 años:
Rock progresivo, tango, canción y rabiosa poesía ciudadana. La banda de sonido
ideal para una Buenos Aires que está fuera del tiempo. ¿Y por qué tan tanguero?
Por supuesto, rescata una parte de Pez que ya existía en Quemado, su segundo álbum, editado en 1996, y es algo que está en
el ADN de la banda desde siempre aunque esta haya sido la primera vez que
incorporan un bandoneón a su música. Una canción genial que habla de la gente
que habita la ciudad, de lo que hacen y sienten. Cíclica, una rapsodia porteña
que funciona como si fuera un “Moby Dick de canciones”, según dijo el propio
Minimal. Él también dijo que últimamente estuvo escuchando mucho Genesis, una
banda que no escuchaba de pibe, pero que ahora lo copó muchísimo. Pero si
Genesis (y otras bandas setentosas) fueron el marco para desarrollar un tema
tan largo no lo influyeron tanto en lo musical, ya que la música es enteramente
de Pez.
Curiosamente,
el lado 1 del disco se grabó en 2025 pero el lado 2 se grabó primero, a lo
largo de 2024, e incluye seis canciones cortas de alto nivel, todas mezcladas y masterizadas por Mauro Taranto, quien produjo De Buenos Aires junto a Minimal. Empezando por la
nueva versión en estudio de “Para las almas sensibles”, ese viejo clásico que
le daba título al genial álbum doble en vivo de 2005. Una remake explosiva que
encaja perfecto con la onda de este nuevo álbum. Lo siguen otros dos temazos: “Del
Festival de la vergüenza ajena” y “No somos hormigas bajo la lupa de un nene
malo”, que empieza funkero y rápidamente se decanta por un montón de
caminos musicales distintos. “Adiós mundo cruel” es más pop, pero muy bien desarrollado. Un
tema casi “beatlesco” que incluye una letra desesperada con música alegre. Aquí
se hace presente otro viejo conocido como músico invitado: Juan Ravioli en teclados. “Todo es un delirio” es un espejo de la acuciante
realidad socio política argentina actual. Y el disco se cierra con la hermosa y
sutil “Pude haber dicho que no”, una toma de posición muy clara ante la vida, y
que se linkea con otros temas de Pez. Sin dudas, y vale la pena reiterarlo, un álbum
maravilloso. ¿El mejor del año? ¿Y por qué no?
De Buenos Aires será presentado en vivo el próximo viernes 7 de noviembre en
Niceto. Imperdible.
Después de treinta años de trajinar en la ruta del
rock y ganándose una merecida reputación como guitarrista de excepción, Arito Rodríguez por fin pudo editar su primer material propio. Pero
la espera valió la pena porque Me gusta
el Rock n´ Roll, el álbum de su trío Arito Rock,
es excelente. Un repertorio que destila hard rock y guitarrazos así como rock
sureño y blues por doquier. Un disco variado y con muy buenas letras. Por eso
nos interesó charlar con Arito acerca de cómo se originó este material, sobre
su carrera e influencias…
ENTREVISTA>Sacaste tu primer álbum solista, lo
presentaste. ¿Cómo estuvo eso? ¿Ya están grabando más material?
Presentamos el primer disco con Arito Rock y como
veníamos bien de tiempo pudimos grabar otros 10 temas, así que si podemos, si
llegamos con los tiempos, vamos a tratar de presentarlos antes de fin de año. Depende
de cómo vengan las cosas.
Contame un poco cómo craneaste el disco, de dónde
salieron los temas. ¿Hace mucho los venías componiendo o salieron de un tirón?
Son muy variados estilísticamente y cuentan muchas historias…
En principio, la idea general era hacer algo de
hard rock inspirado en las bandas de los 80, o fines de los 70. Esa es la
música que escuchaba antes de aprender a tocar guitarra. Esa la guía, ¿no? El
horizonte musical al que aspiré llegar. Después en base a eso fue mutando un
poco, pero la impronta del inicio del proyecto fue hace cinco años. Hacer una
banda de hard rock en modo trío. Por más que estén grabadas más guitarras, en
vivo siempre tocamos de a tres.
Un power trio…
En la presentación tuvimos una guitarra invitada,
pero siempre la banda se caracteriza por ser un trío.
Me hacen acordar un poco a Whitesnake. Un poco
bluseros, como el Whitesnake de los comienzos. También hacen el tema “Whisky in
the Jar”, ese clásico que muchos conocimos por la interpretación de Thin Lizzy…
Claro, Whitesnake
es mi banda favorita, me gusta toda su discografía. Los conocí con el disco 1987 y después empecé a investigar para atrás,
todo lo que tenía que ver con las
diferentes etapas musicales que tiene el grupo, y después, mucho más tarde, conocí
a Thin Lizzy y me di cuenta que fue
una fuente de inspiración bastante visitada por Coverdale, porque tiene muchos temas muy parecidos en los
ambientes, en los arreglos. Por ahí, Thin Lizzy no es tan conocido acá en
Argentina, ¿no? No son tan conocidos acá, ni tampoco su líder, el bajista y
compositor Phil Lynott, pero fue muy
importante dentro del rock. Y más que nada en como creaba música. Su estilo,
usaba mucho las guitarras gemelas, como hizo después Iron Maiden. Así que bueno, se convirtió también como Whitesnake en
otra de mis bandas favoritas, Thin Lizzy.
Hay un poco de rock sureño en las influencias de
Arito Rock, ¿no?
Totalmente. Hay porque estudié guitarra blues desde
el principio. Ya tocaba un poco de blues, pero mis conocimientos llegaban solo
a Eric Clapton, ¿no? A BB King, a los grandes. Pero no conocía
lo que venía antes. Me faltaba la pata del blues tradicional. Sí. Eso fue lo
que me dijo mi profe, el maestro Botafogo,
cuando yo le llevaba los solos que sacaba de Eric Clapton. Me dijo: "Andá
más atrás. Escucha el primer blues, el country blues…” Y ahí se me abrió un
nuevo mundo que es lo sureño, ¿no? Lo del Delta, los blues de Mississippi, más
emparentados con los inicios del blues, canto y guitarra. Eso en el blues es como
el folclore argentino de acá. Y por eso ese estilo también está dentro del
disco, porque está en mi manera de tocar. Paso por ahí muy seguido.
Se nota. También hay temas como “Molotov” que tienen un tempo bien afilado, muy rápido, que van más por el lado de Motörhead, ¿no?
Tal cual, sí. Exactamente. Esa también es otra
banda que descubrí tardíamente. Son grupos que funcionan como influencias que
decantan de la investigación y de transitar el camino de la música como oyente.
Uno va descubriendo bandas, escuchás un tema, dos temas, y sabés que son muy buenas.
Tanto Motörhead como Thin Lizzy, con
un estilo muy particular y personal. Bueno, me llegó así como Thin Lizzy, hace
no muchos años, el fanatismo por escuchar más y ver cómo creció la banda, ¿no?
Una cosa es escuchar los grandes hits y otra es hacer un análisis de desde el
primer disco al último para ver cómo fue evolucionando la banda. Esa es la forma
de entender como es un grupo, las letras, el mensaje y la energía que
transmiten. A su vez tiene que ver con ir probándome en otros terrenos, a ver
qué pasa. El terreno de blues lo transité bastante, en el rock and roll también
y el terreno tipo hendrixiano
también. El rock setentoso también me gustó mucho en su momento y después
empecé a probar, buscar y componer en esos estilos. En el punk también, onda Ramones… Así me fui formando como
músico y con toda la información que uno va recopilando, adquiriendo e
incorporando salen ideas totalmente diversas que a veces escapan un poco a lo
que se llama el rock clásico, ¿no? Empiezan a fusionarse. Entonces por eso es
que aparece Motörhead, ¿no? Aparece también Thin Lizzy. Vos habrás encontrado
más rock sureño. Muy bien analizado.
Es que a mí me gustan mucho Lynyrd Skynyrd, Allman
Brothers o ZZ Top. Toda esa onda bien guitarrera es excelente…
Tal cual. Un poco me preparé estudiando e
investigando acerca de todas esas bandas porque mi plan era ser un guitarrista
versátil que pudiera encajar en cualquier tipo de banda. Si bien por ahí no
tuve una banda de un estilo demasiado definido. Por ejemplo, cuando estuve en Viticus aprendí muchísimo, porque
aunque tenían un repertorio de rock blues también curtían un abanico bastante
amplio. No entré en una banda riffera, ¿viste? No era como Riff, en donde todo era muy parejo.Entonces yo me preparaba para todo, estudiaba para ver cómo era el rol
del guitarrista en cada banda. Y eso me sigue atrapando hasta hoy.
¿Cómo es tu método de composición? Porque en tus
canciones las letras cuentan historias muy particulares, casi peliculitas que
uno se imagina mientras te escucha…
Algunas son inspiradas por el sonido. De acuerdo a
como suena el tema voy viendo que me que me inspira la música. Otras veces ya
tengo la letra e inclusive con alguna cuestión rítmica. En el caso de “Me gusta
el rock and roll”, la idea era hacer como un pequeño himno rockero o llamada de
atención a todos los rocanroleros que andan sueltos. Entonces era como que
estaba tratando de combinar la música con la letra a la vez como si fuera una
especie de eslogan publicitario que tiene mucho que ver la construcción de una
canción, con lo que es una música publicitaria de un jingle. Es casi una mini
canción simplificada que hace que no te olvides de eso, pero es un producto. O
sea, que puede ser que no lo compres o
no te sirva, no es lo tuyo, pero la música te queda. Es un poco como lo que hacer
la música de una película.
Y después tenés canciones que te describen lugares
como “Red House Blues”, en donde vos te metés a describir cómo es el lugar para
los que no lo conocemos.
Sí, es una descripción musical de lo que eran esas
noches ahí. Faltarían varios temas más para seguir con más historias del lugar,
pero creo que con ese se puede ilustrar bastante bien.
¿Y con las baladas? ¿Te inspiran así una ruptura
amorosa o surgen de ver una película o leer un libro en donde te copás por una
historia, algo que te pasó y la componés?
Bueno, sí tiene que ver. En realidad, tanto como
para lo que es una balada romántica que hable de una pareja o para un rock and
roll, siempre quizás la emoción que tengas en el momento o algo que te que te
resonó sirve como disparador para hacer algo. Y muchas veces donde uno deja ahí
una realidad muy clara un poco entremezclada con la fantasía. También podrías
hacer canciones literales que cuenten exactamente lo que te pasa sin ningún
tipo de encubrimiento, pero a mi parecer el trabajo artístico es contar algo que
lo ve todo el mundo pero con una mirada diferente y con un embellecimiento, con
un juego que haga que sea algo diferente.
Venís de una familia de músicos y ya hace 30 años que
estás tocando, era como que no podías esquivar la profesión, tenías que ser
dedicarte a esto, ¿no?
Sí. En verdad, me dediqué profesionalmente a la
música después de probar varios trabajos fallidos y darme cuenta de que lo que
más me iba a hacer bien, principalmente en lo personal y en mi futuro económico,
iba a ser tocar y a hacer música, porque no me cuesta. Si bien estudié para que
no me cueste, tocar no es algo que me requiera mucho esfuerzo, ya sea tocar o
dar una clase. Además, si uno tiene la oportunidad de hacer algo que le gusta
no sería un trabajo forzado, y con los otros trabajos que tuve me parecía eso.
En algún momento tuve que trabajar de otras cosas por razones de fuerza mayor,
pero no es donde ponés el alma. Es mejor que cada uno trabaje en una cosa donde
le pueda poner el alma, así va ser mejor el resultado.
Una influencia muy grande en tu vida musical debe
venir de las figuras de tu padre Elvis Pepe y tu tío el histórico baterista
Juan Rodríguez…
Sí, mi tío tuvo una gran influencia en mi
crecimiento musical. Me ha ayudado un montón desde el primer día. Me acuerdo
que él tocaba con una banda de jazz y me invitó a tocar. Eran temas de jazz,
que todavía no estaban a la altura de mi entendimiento musical. Yo manejaba
todo el lenguaje blusero y no sabía bien que hacer, hablamos de temas de jazz clásico,
bossa nova, swing, instrumentales, pero empecé haciendo un poco de bases
rítmicas con mi tío que ya venía súper experimentado. Era como que te dijera
que está jugando la selección y te dicen, "¿Querés jugar un rato, entrar a
la cancha un ratito?" Y ahí sin saber mucho estás dando tus primeros pasos
acompañando a gente muy grosa…
¿Cuáles son tus guitarras y equipos preferidos?
Siempre tuve equipos que tuve que vender por alguna
u otra razón y guitarras lo mismo, pero sé cuáles me gustan y los que más me
gustan son los Marshall, el clásico 8080 combo, el Marshall 800, 900, como Hendrix, todo eso. Lo clásico, rockero
y hendrixiano. Después he probado varios Fender, pero el que más me gustó es
uno que le llaman Blackface, frente negro, que en vez de la chapa plateada la
tiene negra y es un equipo pequeño. Es un equipo que usó Johnny Winter en algunas grabaciones. Lo pude probar porque aún lo
tiene mi amigo Sebastián Bereciartúa,
mi compañero de Viticus. Ese es uno de
los que más me gustaron. Le dije: "Me encanta este equipo." Y
después, investigando, saltó que Johnny Winter lo usaba y dije, "Bueno,
Johnny Winter es uno de mis guitarristas favoritos." Así que después probé
un Mesa Boogie, que también son de mis preferidos. Hay muchos, creo que no me
puedo quedar con ninguno de especial porque siempre vas cambiando según los
diferentes temas, o los diferentes discos. Me gusta cambiar. Sí he encontrado
muchos sonidos a lo largo del estudio de guitarristas que me gustan. Por
ejemplo, el sonido de Clapton con John
Mayall. Entonces cuando uno agarra cualquier equipo va en esa búsqueda de un
sonido que tenés guardado en tu memoria auditiva.
¿Y las violas?
Con respecto a eso, yo uso guitarras que no son de
marca. Mi guitarra principal no tiene marca. No es Fender, no es Gibson, no es
Ibanez. No es nada. No se sabe de dónde vino, pero es la que uso porque me
resulta bien. Después tengo otra que tiene escrito Fender, pero mal escrito, o
sea, también es una guitarra que no se sabe bien quién la fabricó. Y también tengo
una Fender Squire de los 90, una japonesa, que es la que se podría decir que
juega más a nivel nombre, ¿no? Pero no baso lo mío en las marcas de guitarra y
de hecho un poco le fui escapando a eso porque hacen que uno suene muy parecido
a otros, ¿viste? A mí me gusta más el hecho de poder encontrar nuevos sonidos.
¿Qué te gusta del rock actual? ¿Te gusta algo? ¿No
te gusta nada? ¿Qué escuchás? ¿Qué te llama la atención? Porque debés conocer
bandas de pibes jóvenes, o no tan jóvenes, que están también haciendo lo suyo.
No hay mucho, en realidad, del género que estuvimos
hablando no hay mucho. Hay más rock stone, rolinga, de eso hay un montón. También
hay mucho pop, porque se está difundiendo mucho pop, y de rock quedamos muchos
que ya nos conocemos de años que estábamos tocando. Y con respecto al blues ese
es un ambiente re pequeño. Se mantiene, pero es casi como el rock. No es muy
común. No es algo muy frecuente, pero sí hay. En mi caso, me pasa con mis
alumnos de guitarra que varios tienen bandas, algunos medio pop rock, otros en
plan rolinga. Hay una banda que se llama La
Pipa de Freud, que es una banda que tiene canciones propias y se podría
encasillar en la psicodelia de los 70. Como
Crías en más pop rock, Caballeros
Negros es más rolinga… Pero en el estilo AC/DC, ZZ Top, Lynyrd Skynyrd, todo eso, no hay, hace bastante que
no escucho en esa línea.
¿Vos decís que los pibes se copan más con el pop o
con el rock más cuadrado en la actualidad, más que con el rock más guitarrero?
Sí, y hay muchas bandas buenas. Hay un ambiente que
sigue siendo muy de Pappo, ¿no? muy
riffero, muy en la línea Pappo´s Blues,
pibes que siguen tocando covers o componiendo temas en esa línea. Ese es un
estilo muy nuestro, muy argento, y también hay bandas que lo hacen. En mi caso,
en este disco de Arito Rock la música suena muy americana, muy norteamericana.
No estoy argentinizado en lo musical. Quizás estaba un poco argentinizado
cuando estaba en La Percanta, que
fue mi primera banda de blues y rock and roll, pero en la actualidad no tengo
mucho de eso. Soy de acá y siento que podría hacerlo, pero todavía no se me dio
el hecho de sonar más argentino.
¿Y tu forma de cantar de dónde la sacaste?
Y mucho Johnny Winter, mucho blues, mucho Freddie King… No estoy diciendo que puedo cantar como Freddie
King ni como Winter, ¿no? Pero era la idea, Elmore James, imitarlos, mucho country blues, Robert Johnson, mucho rock and roll de los 50, Elvis Presley… Un poco de todo. También en lo compositivo, como te
estaba contando, me voy descubriendo cosas, con la voz también. Voy probando.
Aún tengo mucho para trabajar mi voz y para encontrar. Me parece que siempre estuve
más con la cabeza baja mirando las cuerdas que con la cabeza en alto cantando. O
sea, más que nada como un prototipo de bluesman de tocar y cantar, ¿no? Como un
cantante que no puede desligarse de la guitarra. De a poco fui empezando a priorizar
más como separadas las dos partes. Más que nada cuando uno intenta adentrarse
en un género donde la voz es muy importante y requiere de más trabajo.
Tu papá cantaba, ¿no?
Sí, mi papá fue cantante en los años 60, 1965, más
o menos. Junto a mi tío, los dos tocaban y armaban bandas. También fue una
influencia y me enseñó muchas cosas.
¿Él era más onda rockabilly, puede ser?
Se lo asociaba a eso, pero en realidad él tenía
temas propios, cantautor con ritmo beat, el ritmo de la época y también grababa
covers de los Stones, del Spencer Davis Group. Todo lo que le
decían que grabe. Después linkeó al género rockabilly porque armó una banda que
se llamaba Elvis Pepe y los Corazones Destrozados
en donde hacía temas de Elvis, versionados. Ahí es que la gente empezó a
conocerlo como un show de rockabilly. Pero también es una persona de mucho
conocimiento. Tocó saxo, flauta traversa, percusión, piano. Somos rockeros
porque el rockero cuando se sube a un escenario necesita acción. No se puede
quedar quieto como uno que toca bossa nova o no sé qué, que están como si
estuvieran frente a una computadora mirando los mails, ¿viste? El rockero
quiere moverse y tenés como algo de tu interior que dice, "Esto es un
show, hay que dar un show, hay que moverse, hay que despertar a la gente que
está del otro lado." Entonces por eso sigo haciendo rock and roll y no me
no me armé una banda de jazz o de otro estilo. Todavía me sigue motivando esa
manera de conectarme con la gente, en donde la música sea un impacto fuerte y
en escena también, que haya una descarga de energía importante.
¿En el vivo hacés solo temas propios o mechás algún
cover?
Por lo general siempre me gusta tocar temas
propios, aunque a veces hacemos covers en una tanda de cuatro temas dedicados a
alguna banda en especial. Pero siempre me gustó salir a tocar temas propios,
salvo en zapadas. Ya con mi banda La Percanta salíamos a tocar temas nuestros.
Aprendí con mis propios temas y también con temas de mis compañeros. Nunca me
copó la onda banda tributo o hacer covers para salir a tocar. No, nosotros
salíamos a tocar con nuestra banda, con nuestras canciones, nuestras letras. Nunca
me motivo hacer otra cosa. ¿Sabes por qué me pasa? Creo que por una cuestión de
que Zeppelin es lo que sintió
Zeppelin, por eso sonaron así. Entonces, cuando vos lo tocás sos un filtro y a
mí me parece que para conectar con la música tenés que hacer algo propio. Eso
mismo te conecta más con el público, con la gente. Cuando te dicen: “Uh, estás
haciendo un tema de Zeppelin…” Te dicen, “que temazo de Zeppelin” no “que
temazo que estás haciendo”. Lo mejor es hacer temas propios porque uno desde el
escenario le puede poner toda la impronta y el sentimiento directo a la
canción.
Es interesante también que este primer disco lo
hayas editado en CD, en físico, más allá de subirlo en las plataformas
digitales…
Sí, lo hicimos. En realidad no íbamos a hacer nada
porque la gente por ahí no escucha CDs, usan las plataformas nomás. Algunos tienen
reproductores todavía, otros se compraron un equipo nuevo, pero es bueno tener algo
físico, porque si no la música queda en el aire y no se ve el disco. No se ve
porque está en una plataforma, dentro de una computadora o dentro de un celular.
Entonces, por lo menos para la psiquis, para que la psiquis quede tranquila, acá
está el CD, lo podés tocar. Esto es el disco. Una cuestión así. Porque me
parece un poco loco decir grabamos un disco y que no exista el disco, que sea invisible.
Intangible.
Para los que no conocen tu música, ¿por qué decís
que tendrían que escuchar a Arito Rock? ¿Qué se van a encontrar?
No se van a encontrar el lucimiento de alguien como
guitarrista. Si bien me conocen como violero y me elogian por mi forma de
tocar, el disco no se trata de exhibicionismo guitarrero, sino que se trata de
canciones. Acá me parece que la guitarra acompaña la canción, va en función de
eso, más allá que todos los temas tengan solos de guitarra, eso no lo pude
evitar. Podría haber utilizado el mecanismo de que la canción sea más pegadiza
y con menos solos, pero decidí tocar lo que fuera necesario y hasta donde se
pueda, sin pasarse, buscar el límite justo. También tiene que ver un poco con
mi madurez como músico. Cuando vas tocando de más o cuando vas tocando de menos
tiene que ver con el punto en donde estás vos en cuanto a madurez musical. Al
principio, era lo que hablamos, estás en plena ebullición, en plena creación,
en querer transmitir, de volar con tu instrumento y no querés parar de tocar,
de solear, o de cantar, el instrumento que toque. Y después con el tiempo
empezás a aprender que tenés que poner lo que lo que te pide la canción, lo que
sea necesario. No, no tenés que utilizar una canción para un lucimiento
personal acrobático. Por ahí va el disco que hicimos. Son canciones compuestas
por un guitarrista y arregladas en conjunto con un bajista y un baterista que
tienen mucha idea, mucha noción en lo que respecta a la creación de sus partes.
Por suerte tuve la ayuda de Marcelo “Muddy”
Barroso [bajo] y de Carlos “Chango”
García [batería], que son dos monstruos en eso y muy experimentados, con
mucho oficio. Así que si bien yo pensé las canciones de una manera, se fueron
terminando de cerrar con el estilo de ellos dos. Eso es Arito Rock. Es mi
nombre pero también es una banda con Muddy y con Chango.
Hay una pregunta que le hago a casi todos los
músicos que entrevisto y me gustaría hacerte a vos: ¿Qué canción de otro autor
te hubiese gustado escribir?
Creo que muchas de Bob Dylan. Muchas, por ejemplo, “Highway 61 Revisited” y también
“From the Watchtower”. Creo que por
algo las hacían Hendrix o Winter. No voy a descubrir nada, pero compone muy
bien Dylan. Me gusta mucho. Más allá de los estudios de guitarra que hice
también sigo investigando a músicos como Bob Dylan que son expertos en la
elaboración de canciones. Los Beatles
y los Rolling Stones, también. Ahora
no estudio tanto de técnica de guitarra pero sí estudio más en lo que se
refiere a lo que es la composición y los arreglos. De manera autodidacta, ¿no?
También me sorprendió tu pasión por el dibujo y que
te encargues de toda la parte gráfica del grupo.
Sí, en realidad, de chico perfilaba para dibujante.
Ese era mi pasatiempo antes de la guitarra. Mis juegos pasaban por dibujar e
impulsado un poco por mi mamá y mis tías que también dibujaban y estaban vinculadas
a lo artístico, pero en el dibujo o en la moda. Entonces, empecé a dibujar y
traté de estudiar eso pero no me fue bien. No encontré al profesor adecuado que
me que me pudiera guiar en ese momento, así que me fui dispersando. Tuve un
gran maestro por muy pocas clases, ¿no? Se llama Jorge Iglesias, un gran pintor nuestro, él me tiró unos tips de dibujo
que me sirvieron hasta hoy.
Dejaste paulatinamente el dibujo para adentrarte en
la guitarra…
Empecé a tocar guitarra y se fueron mezclando ambas
pasiones. Pero empecé a aprender guitarra de manera muy gradual. Casi que ni me
costó aprender y estar tocando en el inicio. Así que fue algo que me atrapó
más. Pero si tuviera más tiempo volvería a estudiar dibujo. Viste que los
tiempos de la vida cuando uno es más grande se acortan. Uno tiene más más
responsabilidades, entonces no te queda mucho para dedicar a otras cosas. Pero
lo sigo haciendo con la banda, o sea, trato de crear un ambiente que complete
la idea musical de la banda con los dibujos.
Y ahora tus proyectos con la banda son seguir
tocando…
Por ahora no tenemos ninguna fecha programada, pero
en cualquier momento va a salir algo. Vamos a empezar a girar mostrando los
temas del disco, si bien ya los venimos haciendo hace bastante. Hicimos un
pequeño impasse, para dejar pasar un poco lo que es el boom de sacar un disco y
así parar la pelota y organizarnos a ver cómo seguimos. También tenemos una tienda
online para que consigan el disco. Lo pueden encontrar en Tienda Arito Rock (https://tiendadearitorock.empretienda.com.ar/).
Y sino en nuestros shows también. Lo mismo que las remeras. También nos pueden
encontrar en Instagram y Facebook.
¿Y las nuevas canciones van a ir en la misma ruta
que las anteriores, los mismos estilos, o vas a incorporar algo nuevo?
Si bien tenemos más canciones grabadas siguiendo la
línea estilística, suenan un poco diferente. Es como que se está abriendo el
camino a nuevos estilos. Siempre soy inquieto en la elección de ritmos, de tonalidades…
Cuando vas a tocar en vivo, por lo general, podés tocar dos rocanroles, tres,
pero si tocás diez rocanroles todos seguidos, que son medio parecidos, medio que
no sabes si terminó el primer tema. Porque no cambiaste ni de tono ni de ritmo
ni de ambiente. Eso no es lo mío Entonces, siempre voy a buscar nuevas
estructuras, nuevas tonalidades y una nueva forma de tratar de seguir haciendo
rock and roll, pero sin que sea repetitivo.
Sin
dudas,Saúl Blanches una leyenda del
rock pesado argentino. Una voz única e inconfundible. Desde sus comienzos
profesionales en los años 70 en la mítica banda Plus, pasando por los primeros tiempos de Rata Blanca a mediados de los 80, hasta su carrera solista; en
todos sus discos se lució. En esta charla hablamos un poco de eso, de cómo era
hacer hard rock en los peligrosos años 70, hasta llegar a las fantasías heavy
metal de los 80, y después también. Una carrera que no se detiene y lo tiene
aún subido a los escenarios deleitando a propios y ajenos…
ENTREVISTA> ¿Cómo fueron tus inicios en la música?
En
bandas de barrio haciendo covers. Esa fue mi primera experiencia a mediados de
los 60, yo tenía 14, 15 años. Hacíamos covers de los Beatles, que para nosotros era nuestra banda preferida, pero
también temas de otras bandas exitosas de la época.
¿Cómo
se te dio por cantar? Vos también habías incursionado en el bajo, ¿no?
Nosotros
empezamos de la nada, en esa época no había tutoriales, no existía nada, así
empezamos a tratar de descubrir cómo era el tema de las voces y ahí empezamos a
cantar y hacer temas, hasta que logramos más o menos afianzar la historia. Sí,
yo tocaba el bajo y cantaba algunos temas y acompañaba en otros temas.
Seguramente,
tu ídolo era McCartney…
Sí,
en esa época sí.
¿Cómo
son los inicios de Plus?
Con
[el guitarrista] Julio [Sáez] habíamos sido compañeros de
colegio en primer año y fuimos a la casa de un amigo. Ese amigo tenía una
guitarra y Julio tocó unos acordes y yo dije: “Bueno, acá está…” A ver si
podíamos hacer algo. Entonces cuando volvíamos le propuse formar un grupo y él
aceptó. Después tuvimos que buscar una segunda guitarra y un baterista, que
eran del colegio también en Castelar.
Cuando
Plus se larga como un baluarte del rock pesado de la época eran una de las
pocas que tocaban ese estilo junto con El Reloj…
Claro,
El Reloj más para el lado de Purple y nosotros más en un estilo Zeppelin. Por supuesto, éramos las
únicas que hacíamos rock pesado en esa época en Argentina.
¿Cómo
se hacía para sobrevivir haciendo rock en la época del Proceso Militar?
Fue
difícil porque cuando nosotros empezamos a ensayar de cero, hasta tener los
temas más o menos afianzados, un año después se produce el golpe militar. Eso
fue una cacería indiscriminada y tuvimos muchos problemas. Tal es así que en
1980 nos fuimos de acá para oxigenarnos un poco, sin Julio porque él tenía unos
problemas personales.
¿Qué
te acordás del primer disco No
pisar el infinito de 1976?
El
titulo surge del infinito que se usaba en las sesiones fotográficas. Había que
ponerle un título al disco y estuvimos todos de acuerdo con que fuera ese. Unos
inventaron que le queríamos dar una trascendencia cósmica al título, pero nada
que ver. Era simplemente el infinito que son los telones en las fotografías.
Un
primer disco más hard rock y el segundo [Plus, luego llamado Melancólica muchacha, 1978] más tirando al rock progresivo, ¿no?
Era
una época muy vertiginosa. Escuchábamos muchas bandas, muchas cosas diferentes.
Nosotros solamente queríamos hacer música. No fue un cambio estilístico que hayamos
planificado.
¿En
los 80 cómo te adaptaste a los cambios surgidos en la música pesada, con los
nuevos grupos heavies y demás?
No,
no, no me influenciaron ni Judas Priest
ni Iron Maiden, yo ya tenía mi
camino hecho y no podía salir a hacer algo que realmente no fuera lo mío… Por
supuesto eran bandas nuevas a las que escuchaba mucha gente. Yo no estoy
diciendo que sean malas, ¿eh? Pero yo tenía mi camino que era por el lado de
Led Zeppelin y Deep Purple y mi propio estilo en la forma de cantar.
Pero
llegaste a Rata Blanca en donde ya era Heavy Metal posta, no Hard Rock…
Sí,
es un sonido impactante, ¿no? Es heavy en cuanto al sonido y el armado de los
temas, por supuesto…
En
Rata vos te vas en primera instancia, después volvés para grabar el primer
disco del grupo en 1988…
Claro.
Justo se cumplía un año de mi ida cuando me llamaron para grabar porque
tuvieron un problema con el cantante que tenían. Así que fui y escuché los
temas y eran los mismos que yo había hecho un año antes. Así que en unos días fui
y en una noche puse las voces de ese disco.
¿Cómo
desarrollaste ese estilo inimitable de cantar que usaste en ese disco?
Yo
hago lo que me sale. Nunca preparé nada en especial.
¿Qué
balance hacés del disco de Rata Blanca, tantos años después, ahora que es un
clásico?
Yo
no sé si es un clásico. Yo creo que lo tienen bastante tapado a ese disco. Ese
disco abrió un camino para el grupo, porque sin nada se metió en la gente, sin
nada de publicidad por parte de la compañía. Se escuchaba en las radios, en
todas las disquerías. Dio la posibilidad al grupo para que siguieran, luego de
que yo me fui… Hicieron otro estilo, obviamente.
¿Por
qué decís que es un disco “tapado”?
Porque
no veo que haya un furor masivo en cuanto a ese disco.Porque vos andá a decirle a un pibe por el
primer disco de Rata Blanca… Seguramente, no sabe ni quien es Palito Ortega, ¿viste? Yo creo que
muchos pibes ahora escuchan otras músicas. Algunos sí escuchan rock, no estoy poniendo
en la misma bolsa a todo el mundo. Es mi opinión, lo que a mí me parece…
¿Por
qué te fuiste de Rata?
Yo
ya tenía dos hijos en ese momento y una familia constituida, mientras que el
resto del grupo no todavía, por eso se me hacía un poco pesado bancarme una
serie de cosas que ahora no vienen a cuento…
¿Era
complicado combinar los caracteres con otros miembros del grupo?
No,
a mí siempre me importó lo que hice yo y mis propias decisiones. Nada más.
Siempre sin faltarle el respeto a nadie.
Después,
en tu carrera solista pasó mucho tiempo entre disco y disco. ¿Por qué? ¿Sos muy
perfeccionista?
No
lo sé, no fue una situación que haya buscado. Grabé el primero [Fiel a sus fieles, 1990] y pasaron unos
cuantos años para grabar el segundo [Refugiado,
2006] y ahora no me seduce la situación actual para sacar otro… Tengo quince o
veinte temas en carpeta que podría hacerlos tranquilamente, pero eso es lo que
siento, lo que me sucede… No me dan ganas, veo tantas cosas complicadas, tanta
rareza.
¿Entonces
no hay posibilidades de que saques un álbum nuevo?
No,
no. El disco ya se murió. No sé cuáles son las nuevas alternativas para
equiparar la época del vinilo, del CD…
¿Y
la posibilidad de subirlo a las plataformas?
Es
todo plástico eso. Yo no añoro el disco pero con todo esto, en lugar de una revolución
hicieron una involución. Todo está en el aire. Vos fijate que, por ejemplo, los
pagos de AADI o de SADAIC ya no son más en forma presencial. Antes tenías que
ir personalmente a cobrar y desde hace unos cuantos años te mandan el dinero a
una cuenta. Ósea que tampoco podés ver si lo que te están diciendo es real.