lunes, 20 de junio de 2022

BENNETTISTAS, PUEDO SER O NO SER...



Karen Bennett (54), guitarrista virtuosa con formación en arreglo, composición y dirección musical ha venido recorriendo escenarios en el circuito under local desde mediados de la década del 80 con una presencia arrolladora si las hay. En 2018 compuso la banda de sonido del documental El Puto Inolvidable, Vida de Carlos Jáuregui dirigido por Lucas Santa Ana.

Karen, también, trabaja como traductora en dos organizaciones internacionales sobre temáticas de derechos humanos de personas trans.

En esta oportunidad, charlamos sobre la salida del primer EP, homónimo, de Bennettistas [Disponible en todas las plataformas digitales], la banda que lidera actualmente. Un trabajo que fusiona universos musicales del género rock, pop, y rock sinfónico con letras y temas que nos dejan claro, sin panfletear, que nunca es tarde para desobedecer. 

Aquí recorremos, junto a ella, este interesante punto de partida de una nueva etapa en su carrera…

ENTREVISTA> ¿Cómo fue el génesis de este EP?

Después de muchos años de tocar con mi banda de rock sinfónico, LUPO, decidí desarmarla en principio por la falta de lugares para tocar y, también porque ya había iniciado mi visibilización como persona trans y eso empezó a generar problemas al interior del grupo. Entonces empecé a tocar como solista haciendo acústicos o en el Viejo Buzón haciendo covers. Pero me harté de tocar sobre pistas. En el año 2017, en ocasión de mi cumpleaños número 50 organizamos un show en el Centro Cultural Matienzo y para ese evento armé una banda para que me acompañe en algunos temas. Recuerdo que solo ensayamos dos veces pero a raíz de esa experiencia me di cuenta que quería volver a tocar con banda. Quería formar un grupo pero desde otro lado: tocando mis temas, siendo la que esté al frente de la dirección musical, de los arreglos y la cara de la banda. Es decir, en toda la instancia previa a salir a tocar un disco no tener una mesa de debate grande. Ser, básicamente, la que decida las cuestiones en esa etapa y al momento de tocar, sí, ser una banda. Correrme y ser la última en cobrar, por ejemplo. Ahí sí somos, literalmente, una banda pero durante el proceso creativo tomo todas las decisiones porque compongo todos los temas. Así empecé completamente de cero. Porque si bien disfruto tocar covers y toda la pirotecnia de los solos de guitarra, también, pensaba que estaba desperdiciando mi capacidad compositiva. Después vino un problema, porque al ser una persona trans o de género no binario, como quieras decirle, de mi edad, la realidad es que dentro de la comunidad LGBTIQ+ no conseguís músicos de rock sinfónico y fuera de ese ambiente, es muy difícil que los músicos se banquen que una persona trans lidere el proyecto. Entonces siempre estaba como caminando en una suerte de pasillo en el que no podía resolver ni para un lado ni para el otro. Así que con el tiempo, encontré a Cris Delge, que bueno, tiene mi edad, y aparecieron, también, otros dos músicos que si bien son mucho más jóvenes tienen otra cabecita en ese sentido. Desde este lugar, armé Bennettistas.

Y llegamos a este EP…

Sí. La realidad es que tengo más temas pero decidí grabar estos cuatro porque era como cerrar una etapa porque estos son los temas que me quedaron colgados de grabar con LUPO en mi etapa de transición a mi identidad de género. “Cuerpos-Candado” sí, lo llegué a grabar con LUPO pero quedó una versión mucho más larga que no me terminaba de cerrar porque me parecía que no estaba logrado el discurso que tiene la canción. En el caso del resto de los temas, los compuse después de haberme ido de LUPO. Entonces lo que quería era grabar estos temas para cerrar una etapa, para cambiar de página y empezar otra. Me tomó mucho tiempo rearmar mi carrera, rearmarme como artista.

Entonces ¿cómo definirías este trabajo?

Como una bisagra para lo que se viene desde mi pasado hacia mi futuro.

¿Qué aportó cada uno de los músicos en este trabajo?

Mirá la sección rítmica de los temas la grabaron otros músicos (Nao García - bajo, Juan José Gregorich- batería), en 2019, que no es la banda actual, salvo Matías Dapena (teclados). A partir de tener la base rítmica, arrancó el derrotero [Risas] Porque al poco tiempo arrancó la pandemia y me costó mucho que funcione el anterior tecladista. Vos sabés que lo más difícil para este género es conseguir un buen tecladista. Y bueno, no resultó. Ahí aparece, Matías Dapena, recomendado por Ezequiel Morfi, el dueño del estudio Titanio. Mati es sesionista, toca con el Bahiano, con Pigs (The Pink Floyd Experience) que es un tributo a la banda. Y pegamos mucha onda. Además de ser un enorme tecladista, es el productor de audio y técnico en sonido. O sea tiene un conocimiento integral de cómo producir un disco que a mí, que venía haciéndolo sola, me facilitó el laburo de una manera maravillosa. Así es que el disco lo terminamos produciendo con Ezequiel Morfi y Mati.

¿Cómo fue la grabación de los temas?

La grabación en sí fue un largo proceso de casi dos años. En el medio la pandemia, la banda inicial que se desarmó y me quedo sola con Mati. La búsqueda de los actuales músicos, todo esto fue en la mitad de la producción del disco. La base de los cuatro temas se grabó en dos días en vivo. Y después fuimos produciendo tema a tema. El primero fue “Sucede” en que grabamos las bases de teclado y ahí fui grabando la violas limpias, las más saturadas. Con el segundo tema, “Cuerpos-Candado”, hicimos lo mismo. Este es un tema más progresivo, tiene mucha carga de teclados y guitarras más aguerridas. Y siempre en ese orden: la base primero, guitarras, teclados, la voz líder, y los solos y los arreglos de guitarra. Y en “Branquias por Pulmones”, sí hay una cuestión diferente. Hay dos partes de piano y guitarra española que hubo que grabar de forma separada porque necesita otro microfoneo, otro ambiente. Una vez que está todo grabamos los coros y los solos de algunos instrumentos.

¿Qué invitados hay?

En el estribillo de “Sucede”, Lalo Javier Pérez y Soledad Núñez Cordo. Como fue todo durante la pandemia solo pudieron estar en coros pero yo quería que estén en el disco así que cuando hubo una chance los invité. Así que en ese tema hay un coro tipo colchón de cuatro voces: la mía, la de Mati y la de ellos dos.

En “Cuerpos-Candado” hay un invitado increíble que hizo un solo de bajo: Kenji Sinyasiki que tiene nada más que 15 años. Y Viviana Scaliza me ayudó en una parte a darle un tono más agudo de voz en los coros de dos o tres partes del tema en las que yo no llegaba. Y Vivi, también está en “Branquias por Pulmones” compartiendo la voz líder y los coros conmigo y la genia de Mai Prieto en violín.

¿Y “Pay per View”?

Ahí todas las voces las hice yo porque justo fue en el momento de confinamiento casi total.  

¿Hablamos un poco de los universos de cada tema?

“Cuerpos-Candado”: Este tema lo compuse en el año 1995 y, como te dije, lo llegué a grabar con LUPO y si bien hay partes que me gustan porque cumplen los requisitos del rock sinfónico, en esa versión se diluía el relato. Es un tema muy importante para mí por eso lo re grabé porque quería que tenga un poco más de coherencia en la estructura y, ahora, quedó como quería que suene.

“Sucede”: Lo compuse para la época que estaba disolviendo la banda en 2007. A mí me cuesta escribir letras porque primero hago la música y después, tenés que hacer que las palabras suene musicales y al mismo tiempo tengan sentido. Es una paja porque digo “ahora hice este tema, ¿qué mierda escribo acá arriba?” [Risas]. Pero este tema me costó un poco menos porque es más pop, si se quiere porque tiene una métrica más derechita. De hecho, el tema nació a partir de esa palabra porque me parecía muy musical y construí el resto de las estrofas a raíz de esa palabra.

“Branquias por Pulmones”: Esta la compuse un tiempo después y es una canción que tiene mucho que ver con cosas que me gustan desde chica como son los relatos mitológicos y el mundo oceánico. Pero tampoco me daba hablar de los elfos acá en Argentina. Media pila. Queda muy bien en Inglaterra pero acá medio como que no tiene nada que ver [Risas]. Entonces con los años, busque darle sentido desde mi identidad de género a esos dos cuerpos, el marinero y la sirena, que se fusionan y se convierten en uno solo. Y ahí me cerró porque les di a mis sirenas, mis centauros, mis tritones un contexto un poquitito más potente sacándolos de un mero cuentito. Este tema es del 2010 aproximadamente.

“Pay Per View”: Este es un tema que compuse en el 2017 y tiene que ver con un enojo mío frente al hecho de que a las personas trans o de género fluido siempre nos ubican en el lugar de objeto de estudio. Te llaman para que des testimonio pero no te dan laburo. Por ejemplo, los actores que llaman a una chica trans para hacer el papel de una chica trans y ellos ganan varios premios y la chica trans se caga de hambre. Entonces el “pagá para ver” tiene que ver con eso, con que nos dejen usar para sus fines, su vanidad, su ego, sus tesis sociológicas, sus estudios psicológicos. Ese tema parte de ahí y decidí darle un vuelo más simple que no tenga tanto quilombo instrumental para no perder la potencia de la letra. Es más como un “Chipi Chipi Bombón” de Charly.

¿Siempre te salen letras auto-referenciales o hay veces que te vas más por lo metafórico?

Buena pregunta. Creo que es una combinación de ambas cosas. En “Sucede”, por ejemplo, no hablo en primera persona si no que describo, cínica o socarronamente, varias escenas. Ahora, soy de las que cree que es muy difícil salirse de lo auto-referencial. No tenés que hablar en primera persona, necesariamente, pero tenés que escribir de lo que sentís como ser humano sino sos como una especie de periodista que cuenta algo que pasó y a mí se me hace muy difícil contar algo con lo que no tengo un vínculo emocional de algún modo. Te voy a dar un ejemplo, en “Pay Per View” si bien hay una cosa auto-referencial en la primera parte donde digo: No preciso ser hombre/Yo ya fui mujer… que eso describe un poco que no quiero se ninguna de las dos cosas. Una no la quiero y la otra ya la hice y no me gustó, el resto de la canción habla de lo que veo dentro de la comunidad LGBTI. No tanto conmigo porque soy una persona con privilegios, no estoy en la calle. Es decir, no habla completamente de mí. En realidad doy una mirada propia tratando de no panfletear, no me gusta denunciar. Es una visión mía sobre la comunidad. Si querés ver, pagá. Después si otra trava quiere hacerlo es una cuestión de cada una. Y en “Branquias…” hablo en primera persona cuando canta el marinero y, también, cuando lo hace la sirena… pero, ahora que pienso sí estoy hablando de mí porque soy un poco los dos. Aunque la intención no era esa, te soy sincera. La intención era contar un relato como si fuera una directora de cine pero, es verdad, que termino hablando en primera persona. Así que me tiendo la trampa yo misma… Y no está mal porque por algo uno escribe lo que escribe. No quiero ser tan estratégica. Esa un poco una condena artística.

Cuando escuché “Cuerpos–Candado” pensé en el cuerpo como prisión. Me recuerda la idea de [Andrés] Caicedo…

Absolutamente, diste en el clavo de esta canción y además diste con un tema que trae mucha controversia porque entendiste el sentido que quise darle porque no estoy hablando de género. Viste que ahora todo está atravesado por la cuestión de género. Porque dentro de la comunidad queer cuando decís “Cuerpos-Candado” te salta la policía queer a decir “los cuerpos no son candados, los candados los tenemos en la mente, bla, bla, bla” y yo no estoy hablando de eso. Estoy hablando de almas infinitas encerradas dentro de cuerpos mortales, De esto habla el tema por eso escribo “Libre es aquel que sabe morir”. Saber morir, no morirse. O “Todo es mil veces más claro aquí en la oscuridad”. Es decir, “Bueno, estoy acá en todo este infierno y en esta oscuridad empiezo a ver no lo que tengo delante sino lo que tengo dentro”. Habla de saber que somos mucho más que nuestros cuerpos sin embargo, nuestros cuerpos nos condenan a una vida finita.

¿Cuáles son las influencias musicales presentes en este trabajo?

Un poco de Sting solista porque me gusta mucho cómo compone. Por ejemplo, “Sucede” tiene un poco ese ritmo o feeling de bajo en corchea muteada tocada con el pulgar que él usa mucho en “If I Ever Lose My Faith in You”. También, ceratee [refiriéndose a Cerati] mucho, con la voz, en ese tema. Después en los solos de guitarra me gusta irme más al carajo. Fijate que en los solos, por lo general, me voy del tema, jazzeo o sinfonizo un poco más para que el solo sea una obra dentro de la obra y no una decoración. Y bueno, Yes que es una de mis influencias máximas. Es más, el cierre de voces del final de este tema tiene una melodía muy parecida al comienzo de “Rhythm Of Love”. Las intervenciones vocales son muy de Yes en ese tema.

En “Cuerpos-Candado” encuentro a Gino Vanelli, el Flaco [Spinetta] y Rush. Y una influencia marcada que tiene ese estribillo, es un tema de Pink Floyd, “One Slip”. Ahí me propuse la  búsqueda de ese sonido.  Como dice Clapton, toda la música es un robo de un artista al otro. Hay algo que te influencia mucho y querés acércate a eso y como no podés hacerlo, terminás sonando como vos. [Risas].

“Pay Per View” es Charly de los 90 pero con las uñas y los labios pintados. Nuestro amado Carlitos pero queer [Risas]. En los coros, hay un estilo Queen con capas de voces que las tuve que hacer yo por la pandemia. Aunque en vivo, eso vamos resolverlo de otra manera.

En fin, todo esto que te mencioné más Beatles, Van Halen, Jethro Tull, Genesis, Coldplay. Todos los distintos sonidos, líricas o métricas que tengo todo el tiempo en mi cabeza.

Me decías que cambiaste de músicos, ¿Cómo son las individualidades musicales de los actuales integrantes de tu banda con los que este material empezará a sonar en vivo?

Bueno, la verdad es que estoy muy contenta con la banda porque es mucho más orgánica. A Cris Delge, baterista y cantante de Rockestra, le conozco hace mucho tiempo porque nos cruzábamos, cada une con su banda (yo con LUPO), en el circuito sinfónico-progresivo de finales de la década del 90 y principios de este milenio. Y cuando nos volvimos a cruzar le dije: “¿Nos sacamos las ganas de tocar juntes?”. Y primero me había dicho que no sabía si iba a tener tiempo porque estaba con su banda Los Nuevos Vagabundos pero enseguida cambió de opinión y aceptó. Lo cual fue una felicidad para mí porque estamos cortades por la misma tijera [Risas]. Es tan difícil conseguir músicos para este estilo y además, Cris canta bárbaro. Es un baterista que toca pensando en la canción y no solo en el instrumento, lo cual ayuda para que las canciones suenen mucho mejor… Que Cris esté en la banda es un golazo al ángulo. Y, Mati me sacó las papas del fuego, como te comenté, cuando yo estaba sola con todo y sin saber para qué lado correr. Además de ser un muy buen tecladista es especialista es software. Un genio total. Es, literalmente, un pulpo en la banda. El clásico jugador bilardeano todo terreno. El último en sumarse es uno de los mejores amigos de Matías, el bajista Nicolás Sciaccaluga. Nico toca en una banda de rock callejero y en la banda tributo a Floyd. Es un personaje inabordable, un divino total con una onda bien visceral para tocar. Tanto Matías como él nos aportan, a Cris y a mí, mucha frescura musical porque vienen de una generación distinta. Porque si no nuestra música tiende a quedar avejentada [Risas]. A su vez, todos cantan y eso, entre otros,  es un plus que quiero imprimirle a Bennettistas. Además, por supuesto, de lo estético y lo discursivo. Así en cuanto a la importancia de los coros, logré contagiar a Matías y a Nico porque Cris ya lo tenía incorporado. Y no puedo dejar de mencionar al productor, Ezequiel Morfi [dueño del estudio Titanio], que hizo un trabajo de mezcla y masterización increíble. 

No soy una persona de montar castillos en el aire porque nosotres venimos de otra generación, de la banda “familia”, tocar en otra banda era una traición. Todavía me cuenta un poco que un músico de mi banda toque en otra pero hoy, las cosas son distintas. No sé, te pasás los archivos Mp3 de algo que tenés que sacar y te ahorraste cinco horas de ensayo. Entonces, todo funciona de otra manera. Ellos tienen mucho compromiso y se apropiaron de la banda. No sé cuánto tiempo durará pero espero que dure muchos años. No puedo ser tan boluda de creer que las cosas duran para siempre. Ya estamos grandes, pero hoy, estoy muy contenta con la banda y, la verdad, es que hay miras de permanecer así porque, además, tomé la decisión de no saturar a nadie. En este estilo de  música si lo único que hacés es ensayar y pretendés tocar en el Coliseo, te saturás. Hay que relajar un poco.

Ahora, ¿cómo sigue la cosa?

Bueno, en principio, estamos trabajando en temas nuevos. Estoy con ganas de rockearla un poco más y pelar saturación. Tenemos que maquetear un próximo tema que se va a llamar “Insólito Alien” bien estilo Deep Purple, Led Zeppelin. Así que la idea es soltar y producir en el estudio y conseguir buenas fechas para tocar. La verdad que de aquí en más quiero tocar y quiero tocar con mi banda. Yo me voy a morir tocando. Ese es el plan.

Emiliano Acevedo



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