jueves, 4 de agosto de 2022

GUALICHO TURBIO, Un Ruido Otra Vez: El blues está de regreso...

 

Un Ruido Otra Vez, tercer trabajo de Gualicho Turbio retoma el espíritu de su primer álbum homónimo de 2015 y llega a los lugares más recónditos del blues con otra memorable producción. Un disco editado en 2022 con 10 temas que indagan los pantanos de la música afro garagera de aquí, allá y de todas partes.  

Un álbum cocinado en medio de un caos creativo que abarcó casi tres años que incluyeron separaciones, mudanzas y variadas vicisitudes. Pero el recorrido valió la pena porque Un Ruido Otra Vez, sin dudas, es uno de los discos más interesantes de este año.

Este trabajo es una clara muestra de que el show debe continuar. Y así será el próximo 6 de agosto cuando Gualicho se suba al escenario del Emergente en la calle Acuña de Figueroa 1030 a las 23 horas. Allí la banda con más de 10 años de trayectoria se presentará, como nos tiene acostumbrados, para exorcizar los espíritus del ritmo primitivo y hacer que los acólitos dancen. 

Además, Un Ruido Otra Vez está disponible en todas las plataformas digitales y fue producido por Carlos Acconcia y Zelmar Garín.

A propósito de este discazo charlamos con Zelmar Garín (Diablo) (Monobanda: guitarra, voz y percusión), Hernán Balbuena (Chamán Urbano)  (Armónica) y el frontman Juanjo Harervack (Poseso) (Voz y maracas).

ENTREVISTA> ¿Cómo arranca la historia de este nuevo disco?

Hernán: Arranca durante la época de la pandemia. Todos estábamos divididos, cada uno por su lado y Zelmar comenzó a hacer las maquetas de los temas. Después nos las pasamos por mail, ensayando cada uno por su lado.

Zelmar: En realidad, desde antes de la pandemia la banda ya estaba metida en una etapa caótica. Probando y sacando cosas. El grupo no avanzaba y cada vez sonaba peor. En esa época estábamos tocando con Pali (batería) y Bárbara [Aguirre]. En un momento Pali se fue, volvimos a la monobanda, y me separé de Bárbara. Empezó la pandemia y me encontré con todos los temas que teníamos a medio desarrollar, algunos ya los habíamos tocado con el Negro [Hernán], algunos ya tenían letra de Juanjo pero todavía no estaban listos. Y en el medio de mi separación de pareja, cuando me tuve que buscar una casa, empecé a grabar las bases solo con mi placa [de sonido] de dos canales y dos micrófonos, hablando mucho con Charlie [Acconcia], nuestro técnico de grabación y amigo. Entonces comenzó a desarrollarse un sonido más vinculado a la murga o a New Orleans. Y ahí empezamos a ajustar las clavijas porque los temas te empiezan a pedir cosas. En fin, cosas de la composición. Después nos empezamos a juntar, íbamos a la casa de Charlie en Florida, grabábamos voces. Así comenzó.

¿Cómo ven este álbum en relación a los otros discos?

Hernán: Sonoramente es distinto. Desde la musicalidad de las partes que grabó Zelmar y todo lo que aportó Charlie. Los tres discos son bien distintos.

Juanjo: Creo que al principio no sabíamos a dónde íbamos o de qué manera hacerlo pero nos ajustamos a la música. Fue un caos resuelto de una manera muy linda.

Zelmar: Es más dinámico. Creo que es un disco muy bailable porque hay mucha percusión, hay un gran trabajo en el armado de los ritmos y los tonos. Lo que está bueno de nuestra música, a diferencia de otras más serias como las que imperaban en los 70 en donde no se bailaba o la del punk, es que lo nuestro se relaciona con los orígenes del rock y está ligado al blues y a la murga incluso. Por suerte, es común que en nuestros conciertos la gente baile y ese es el fin de nuestra música. 

¿Por dónde pasan las influencias musicales de este álbum?

Zelmar: Siempre estoy buscando cosas del blues y del rhythm and blues, por un lado. También los orígenes del rock de acá. Yo toco en murgas desde los 12 años. La murga acá sigue siendo una música marginal, de la cual soy militante. Por eso hay temas que tienen eso. También empecé a utilizar la afinación abierta. La primera canción se llamó “El adivino” y está en un single anterior. Tiene esa cosa medio africana. Después vino “El movimiento” y en esa época empecé a hacer los temas para este nuevo disco, que tienen esa afinación abierta: “Doble V”, “El blues bien abajo”, “Verdugo”…

Recorramos el disco. ¿De qué se trata “Oro verde”, el primer tema?

Zelmar: La habíamos pensado para que Hernán tuviera un número solista en el show. La idea es que fuera una canción simple en la que él pudiera improvisar, por eso es así. También me imaginaba a Hernán en esa historia, rodando…

Hernán: Porque piedra que rueda no junta musgo. Está hablando del fasoooo… [risas]

Zelmar: Me imaginé a Hernán ahí en Formosa entre el “oro verde”…

Hernán: Tiene que ver con mi gusto personal y como me percibe él. Porque yo siempre ando solo, entonces en la letra puso: “siempre anda solo y rico despertó”. Y es verdad, porque pasó así.

También tiene un vínculo con la naturaleza…

Hernán: Exactamente, fue una buena cosecha.

Zelmar: También está vinculado con algo familiar: “Yo andaba solo y mi semilla planté…”

Sigue “Aquella tarde”

Zelmar: Es un tema curioso y, para mí, de lo mejor del disco. El riff está en 3/4 como si fuera un vals pero la batería va en 2/4. Eso es algo que está en el blues más fino. Por ejemplo, lo hacía Howlin´ Wolf. Luego, el Capitán Beefheart lo llevó al extremo en un tema que se llama “Click Clack”. Cuando está el riff en 3 es machacante pero cuando la batería va en 2 se empiezan a mezclar los acentos y se origina un contrapunto rítmico muy interesante. Y la melodía es un blues pero va a otro tiempo, va más en el aire, que es lo que hacen ellos dos [se refiere a Juanjo y Hernán]. Esto aporta esa cosa espacial y psicodélica. La letra la hizo Juanjo en vivo y en directo.

¿”Un Ruido otra vez”?

Zelmar: Es un tema que se podría decir que anticipó el futuro. Es garagero pero también habla de la depresión. Lo hicimos y al año siguiente vino la pandemia, así que un poco anticipó esa problemática. Las influencias van por el lado de los Cramps y una cosa medio Kinks. Ahí aparece el kazoo y la batería machacante. Tiene la secuencia del blues pero con los riffs. Lo importante es la letra vinculada al tema de la comida y el desastre del medio ambiente.

Llega “Verdugo”…

Zelmar: Tiene una letra hecha de Juanjo en “Macrilandia”, digamos. Y la música es 100% de murga porteña. Tiene una influencia en la guitarra vinculado a los sonidos del noreste brasileño pero el ritmo es de murga porteña casi tradicional. Tiene una afinación abierta, una especie de Sol Mayor. En la grabación puse un teclado, medio grabado en joda pero que funcionaba perfecto para no olvidarme la melodía. Toda la sonoridad del tema es invención de Charlie.

Juanjo: La letra del tema es como un mix de todas las protestas que se le hicieron al gobierno de Macri. Hay una parte de la letra que dice: “Palo para reprimir amigos encapuchados…” Habla también de los infiltrados que había en las marchas. Es una canción de resistencia.

¿Cómo fue la grabación del “Blues desde bien abajo”?

Hernán: Fue un momento en el que me di cuenta de que –después de todo el caos personal que pasamos- el grupo volvía a estar vivo porque lo grabamos los tres juntos. Fue como una llamita. Porque la pandemia nos había desconectado.

Juanjo: Es un blues de Atalaya [se refiere al barrio de La Matanza del que son Juanjo y Zelmar].

Zelmar: Ese tema está grabado en vivo en el living de Charlie y la afinación no tiene tercera, que es la que le da sentido al acorde, haciéndolo ser mayor o menor. Eso hace que la guitarra se transforme en otro instrumento.

"La sombra”

Zelmar: Es un rocanrol clásico pero con toda la impronta de New Orleans, que es toda la esencia del rocanrol. Si vos escuchás como arranca el cencerro y cómo el bombo va a los pedos, el riff que está todo en contratiempo, y después la melodía muy sincopada… La letra la hizo Juanjo entre charlas. La debe haber hecho como cinco veces… [risas]

¿”Doble V”? Un blues clásico, ¿no?

Hernán: Sí, también, es un homenaje me parece.

Juanjo: Es un homenaje a Tachín, un personaje del barrio que era muy parecido a [Edmundo] Rivero. Era un murguero de Laferrere que había sido campeón de metegol en los Torneos Evita. Esas son las cosas que contaba con orgullo. Tachín conocía todos los bares de la zona y administraba uno en donde se juntaban todos los parroquianos que lo conocían. Tomaba Doble V y fumaba cigarrillos Particulares. Me acuerdo que en el bar había pegado un poster de los Beatles de la época de Let it Be; un día Tachín se da vuelta, lo mira y me dice: “Eran buenos estos putos…” [risas]

Zelmar: “Doble V” también tiene murga, un laburo entre baterístico y murguero. Tiene toda esa cosa de blues slide con la murga por atrás.

Llega luego “Rata de ciudad”. Es imposible no sentirse reflejado en la letra de ese tema…

Zelmar: Ese tema es un rag, un género anterior al blues. Quería hacer un blues en ese estilo, con el tipo de guitarra de los años 20 pero con la letra re lunfa, no te digo tanguera, pero casi… Es un poco una historia personal. Yo siempre viví en un barrio de La Matanza y de pronto me vi en un departamento en Capital con gente que no conocía, sin amigos y con esa cuestión de que si vivís acá, tenés la comodidad y todo lo demás pero te tenés que ir a la mierda porque te re quema la cabeza… Este tema es lo que se llama picking blues, estuve un par de meses para hacer el arreglo. Es como un separador en el disco, un descanso, porque es el único número acústico en todo el álbum, es casi todo eléctrico.

¿”Las iguanas de mi boca”?

Zelmar: Juanjo venía reacio a esa canción. Siempre nos pasa que en alguna canción Juanjo no puede entrar, le cuesta interpretarla. Le pasó en el disco anterior en “Sin mí”, que era un soulazo y al final lo terminó cantando Bárbara. Este nuevo tema tiene un sabor africano que está muy bueno, toda la cosa propia de la pentatónica africana que no tiene tercera pero también mezclado con ese sonido propio de la música uruguaya que hace una mixtura muy rara. Estaban todas las partes pero nunca terminaban de congeniarse. Pero me planté solo en casa a armar las bases… Tuvo como cinco letras distintas el tema, Juanjo perdía todas las letras… [risas] Ahora es la canción que más le gusta.

¿”Paraguay”?

Hernán: Yo pensé que en el momento en que lo grabamos íbamos a grabarlo a la cocina de Charlie.

Zelmar: Paraguay la hicimos con Juanjo. Él estaba pasando un momento muy difícil, y era complicado ponernos a trabajar. Y en la cocina de Charlie hicimos “Paraguay”, medio en joda, medio en serio. Para mí la imagen tiene esa misma esencia que la foto de Keith Richards y Mick Jagger en Francia, grabando Exile On Main Street, en donde se los ve en una mesa, planeando el futuro y zafando de alguna porque venían de escapar del sistema impositivo británico… Bueno, nosotros también veníamos escapando de un sistema que nos quería encerrar… Todos estábamos pasando por un momento difícil. Así que Charlie agarró ese momento y dijo “hay que grabarlo acá, con este sonido casero…”, y así quedó. A mí pareció un tema muy bueno para cerrar el álbum.

El disco, a diferencia de los dos primeros, no salió aún en vinilo…

Hernán: El disco no está físico pero el 6 de agosto se va a vender una tirada limitada de casetes.

Zelmar: Va a haber un combo especial de 30 casetes con entrada.

 

PREVENTA: https://rebelpass.com.ar/detalle/06-08-GUALICHO-TURBIO-EN-EL-EMERGENTE-/

Emiliano Acevedo




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