Se dice que mil
novecientos setenta y tres fue uno de los años más prolíferos de la historia
del rock, debido a la incesante cantidad de álbumes clásicos que fueron editados.
Uno de ellos fue Ringo, de Ringo Starr. Un disco soberbio, quizás el mejor de todos los
que editó el ex baterista de los Beatles,
y la vez que más cerca estuvieron de volver a grabar juntos en un mismo elepé
los fab four.
Recordemos que,
aunque parezca mentira, a solo tres años de su separación, en 1973 era casi una
quimera soñar con una posible reunión de los Beatles. Cada uno estaba en la suya: Lennon establecido
en los Estados Unidos, a punto de ingresar en su demente Fin de Semana Perdido; Harrison dedicado de lleno a su
carrera solista; y McCartney empezando a tener éxito, junto a su mujer Linda
y Danny Laine, en Wings. En esa época Apple, el sello
–emprendimiento comercial y artístico – de los Beatles, era un cadáver viviente, una manzana podrida
por dentro, que sólo funcionaba como fachada para distribuir las reediciones
del grupo, las recopilaciones, y los álbumes nuevos de Ringo, George y
John; ya que Macca se había separado de la ligazón que los unía a los otros
tres, demandándolos en los tribunales, por estar en desacuerdo con los manejos
del manager Allen Klein.
Todavía faltaban
más de dos años, para que a fines de 1975, finalizaran los contratos que los
unían y se diluyera legal y comercialmente la sociedad beatle. Ni siquiera se
habían puesto de acuerdo para juntarse en el Concierto para Bangladesh, organizado por George en agosto
de 1971; un evento de caridad para ese país asiático, que tuvo lugar en el
Madison Square Garden de Nueva York, en el que sólo participó Ringo ya
que Lennon se negó (a último momento) a subir al escenario, por no
aceptar a tocar sin Yoko Ono, y McCartney por no querer aparecer
tan pronto en público junto a los otros tres. En medio de tantos líos
comerciales y jurídicos, una de las pocas cosas en las que coincidían John,
George y Paul era en que había que ayudar a Ringo para que
lograra hacer despegar su carrera solista. Starr estaba bastante
desorientado, luego de haber editado dos álbumes y un par de singles con poco
éxito, durante 1971 y 1972.
Ringo en el estudio de grabación, junto a Lennon y el productor Richard Perry |
Ringo Starr
era el baterista del jet set, se la pasaba
disfrutando de la buena vida en Mónaco, en fiestas y casinos, con actores
amigos y tocando en los discos de varios músicos; pero se deprimía por el
errante rumbo artístico que había tomado su carrera. Pero todo iba a cambiar
con la edición de Ringo. El
disco fue producido por Richard Perry, un tipo con mucho oficio que
venía de resucitar la carrera de Harry Nilsson, y que contó con la
pequeña ayuda de varios amigos, compositores, cantantes e instrumentistas de
gran valía en el mundo del rock como Nicky Hopkins (piano), Jim
Keltner (batería) y Klaus Voorman (bajo); los que se juntaron para
darle una mano a Starr. Pero lo principal, como habíamos dicho antes, es
que este álbum fue lo más parecido a una "reunión" beatle.
Si bien no
estuvieron los cuatro juntos en alguna canción, todos (por separado)
participaron en el armado del disco. Así, por ejemplo, George Harrison
toca la guitarra en varios temas, entre ellos en uno de John Lennon
llamado "I'm the Greatest",
en donde el propio John toca el piano y hace coros. Una vez más, como en
la época de los Beatles, Lennon había escrito un tema a la medida
de Starr, con una jocosa letra en la que el baterista repasaba su vida
en primera persona, refiriéndose a sí mismo como Billy Shears (el mismo
seudónimo que había usado en Sgt. Pepper´s
Lonely Heart Club Band, cuando cantó el tema "With a Little Help From My Friends"). De acuerdo a unos rumores, Harrison disfrutó tanto el hecho de
tocar de nuevo con Ringo y John en la grabación de este tema, que
le preguntó a Lennon si no le gustaría formar un trío con él y Starr,
para seguir tocando juntos en forma permanente. Dicen que John ni
siquiera se dignó a contestarle... Por su parte, McCartney, grabando por
separado de Lennon y Harrison, aportó un muy buen tema llamado
“Six O'Clock”, donde le hace “la segunda” a Ringo cantando a dúo con
éste. Otros temas destacados de Ringo
fueron "Photograph", una hermosa canción melancólica (compuesta
por George y Ringo) y la alegre "Oh My My" (de Ringo
y Vinnie Poncia.) Sin embargo, el mayor éxito del disco sería un
cover de un viejo tema de Johnny Burnette, uno de los pioneros del rock: "You're Sixteen". Una
canción deliciosa, de la que Ringo se apropia desarrollando una gran
labor, acompañado en coros por Harry Nilsson y Paul McCartney, y
con Lennon haciendo jocosas acotaciones vocales.
El álbum también
traía una versión de "Have You Seen My Baby", un gran tema de Randy
Newman, que contó con la participación de Marc Bolan (de T-Rex)
en guitarra. También se destaca el impresionante rock "Devil Woman"
(de Ringo y Poncia), tan bueno como los otros hits del álbum.
“Sunshine Life for Me (Sail Away Raymond)” era una alegre canción campirana
compuesta por Harrison y “Step Lightly” el único tema compuesto en
soledad por Starr. Ringo
finalizaba con “You and Me (Babe)” (de Tom Evans y Harrison), un
tema en el que Starr se despedía, agradeciendo a sus amigos por haberlo
ayudado a realizar este álbum.
Años más tarde,
en 1991, Ringo sería reeditado en CD con
tres bonus tracks muy interesantes: “Down and Out”, "It Don't Come
Easy" (el primer single exitoso de Ringo de 1971) y "Early
1970" (lado B del anterior), en el que Starr contaba, en tono de
broma, como tuvo que afrontar los duros primeros tiempos, posteriores a la
separación beatle.
Por supuesto, la
buena senda de Ringo sería
continuada, un año después, con la edición de Goodnight Vienna,
otro larga duración que contó con colaboraciones variadas como las de John
Lennon (que compuso el temazo que le da nombre al álbum), Elton John,
Dr. John, Billy Preston, Robbie Robertson y, otra vez, Harry
Nilsson. Ambos discos serían, por lejos, lo mejor editado por Starr en
años. Recién volvería a la buena senda, luego de una serie de mediocres y
caricaturescos álbumes, en 1992, con Time Takes Time. Pero eso, como ya
saben, es otra historia.
Emiliano Acevedo
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