viernes, 21 de noviembre de 2014

TOM PETTY AND THE HEARTBREAKERS, Hypnotic Eye

Todo aquel que haya seguido fielmente la muy convincente trayectoria de Tom Petty & the Heartbreakers -y más, luego de Mojo, esa masterclass de rock y blues de 2010- sabía que tarde o temprano iba a llegar este álbum. Un trabajo donde Petty, desbordante de energía a los 63 años, sigue reivindicando la tradición estilística del rock sesentoso: la psicodelia, el rock de garage, el folk rock, y demás yerbas. 


El resultado han sido once composiciones que van a dejar boquiabierto a más de uno. Porque Hypnotic Eye está repleto de canciones con estribillos pegadizos, melodías contundentes, y un gran trabajo de guitarras, junto a una producción cristalina que ensalza aún más las composiciones. Realmente los Heartbreakers han grabado un disco atractivo y muy directo, logrando un material sólido al estilo de sus primeros discos de los ´70 (el primer opus homónimo, You´re Gonna Get It!, y Damn the Torpedoes) inyectando garra y contundencia a cada una de las canciones. La desgarrada voz de Tom Petty sigue intacta, siendo ésta la principal señal de identidad de la banda junto a los guitarrazos de Mike Campbell, la guitarra rítmica de Scott Thurston, Benmont Tench (piano, teclados), y la sólida base formada por Ron Blair (bajo) y Steve Ferrone (batería). 

 

Quizás, el secreto de los Heartbreakers sea haber sido siempre fiel a un patrón sonoro curtido desde hace casi 40 años, que le da dinamismo a sus canciones con riffs poderosos y una impecable labor instrumental. 

Esto se aprecia en “All You Can Carry”, una de las joyas del disco, un tema con mucho gancho y vocación de himno. “American Dream Plan B” rinde su pleitesía al Neil Young más eléctrico, y “Fault Lines” es un boogie salvaje con ritmo demoledor. “Red River” sorprende por sus cambios climáticos, al pasar del rock cuadrado a la sutileza instrumental, como hacían los Byrds en sus mejores momentos. “Full Grown Boy” suena jazzy y relajada, y “Power Drunk” muestra un ritmo cansino muy atractivo. En canciones bellas como “Sins of my Youth”, Petty se vuelve melancólico y reflexivo, mientras que en “U Get me High” se anima a adentrarse en el lado salvaje del rock stone. “Burnt Out Town” es un blues muy convincente, y el tema final del álbum (“Shadow People”) es, sin dudas, el más complejo, al recuperar la herencia experimental y psicodélica de grupos como Love o Jefferson Airplane, hasta desembocar en una hermosísima coda que recuerda al Neil Young más acústico. Un epilogo extraño pero necesario para un disco que desborda emotividad rockera.

Emiliano Acevedo

 

 


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