En septiembre de 1980, cuatro años después de haber
alcanzado la cumbre con Songs in the Key of Life, Stevie Wonder edita Hotter than July, otro álbum extraordinario. Aquí este venerado artista emprendería una búsqueda
musical bastante diferente a la que había realizado en los 70. Porque el
advenimiento de la música disco, la new
wave, y el éxito de Bob Marley impulsando el reggae, habían reformulado en gran
medida los esquemas del rock y el
pop, y muchos pioneros de ambos
géneros tuvieron que replantearse seriamente sus nuevas producciones. En el
caso de Wonder, el cambio de década no fue para nada traumático, y con
la edición de Hotter tan July
eso quedaría más que claro. En esta producción Stevie nos entrega un
material variado y de gran calidad que contiene canciones como “All I Do” (de
clara inspiración disco), o el súper reggae
"Master Blaster (Jammin)", que alcanzaría la cima de los charts norteamericanos.
Además, Wonder se daría el lujo de rendirle un
merecido tributo a Martin Luther King, Jr., con la inclusión del alegre
"Happy Birthday"; impulsando y, por fin, consiguiendo que el
natalicio de este pionero de los derechos civiles de los negros fuera convertido
en feriado nacional en Estados Unidos. Ya por esto solo, sin dudas, Hotter tan July pasaría a ser otro
hito inolvidable en la carrera de este multiinstrumentista, y más debido a la
inclusión de varios temas geniales más como “Did I Hear You Say You Love Me”,
“Cash in Your Face” o “Rocket Love”, que redondeaban un repertorio muy
atractivo.
Sin embargo, nada hubiese sido lo mismo si no
hubiese incluido esa hermosa canción de desamor llamada “Lately”, una de las
más hermosas baladas jamás compuestas por Stevie Wonder ¡Qué canción
divina, por favor! Stevie la cantaba en forma perfecta, casi angelical;
mientras que su acompañamiento musical –hecho a base de un humilde, pero
finísimo, dúo de piano y contrabajo- sonaba dulce y atractivo, casi jazzy.
Sin embargo, por detrás de tan bella melodía se escondía una historia amarga,
ya que ésta era una canción de… cuernos. Simplemente, el relato de un tipo que
tenía la certeza de que su mujer lo estaba engañando o que, a lo sumo, estaba
en vías de irse con otro hombre. Con su canto apesadumbrado, Wonder se
angustiaba por todo lo que (pre) sentía estaba pasando últimamente en su
relación, con esos pensamientos interminables que no podía sacar de su mente.
Preguntándose, porque su mujer se perfumaba tanto cuando no tenía que ir “a
ningún lado en particular”, y porque cuando le preguntaba “si iba a
volver a casa pronto”, ella no sabía, nunca sabía… Ay Stevie, claro,
¿no decían que de la muerte y de lo otro no zafaba nadie? ¿Así que la otra
noche te pareció que “susurraba el nombre de otro”? ¡Qué perra! ¿Cómo se
podía seguir así? ¡Y para colmo la hipócrita tenía el tupé de decir que, en
realidad, “todo estaba bien, que nada había cambiado”!
Bueno, ya sea ésta una canción de cuernos o el
relato de un tipo obsesivamente celoso y paranoico, “Lately” será siempre una
canción deliciosa para escuchar. Y en especial por su final, por la perfección
absoluta hecha voz, debido a la forma en que entona, y por la emotividad que
ponía Wonder al expresar toda su angustia (a partir de los 3.15 minutos
del tema), cuando en un crescendo
vocal increíble desemboca en un final, cantado -casi sin despeinarse (las
rastas)-, ¡luego de estirar una nota casi 30 segundos!, hasta llegar a una
conclusión que emociona hasta las lágrimas.
Emiliano Acevedo
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