miércoles, 17 de enero de 2018

La entrevista a Rick Wakeman en la Expreso Imaginario

En 1981 no era tan usual ver artistas internacionales de rock tocando en nuestro país. Por eso, cada vez que se producía la visita de una estrella de primera línea, era todo un acontecimiento para los fans argentinos. Ese fue el caso de Rick Wakeman, quien llegó a la Argentina en septiembre de ese año, para tocar durante cuatro noches en el Luna Park. En esa oportunidad, en su primera visita al país, Wakie vino a presentar 1984, su reciente álbum editado, basado parcialmente en la obra literaria homónima de George Orwell. Por supuesto, el rubio tecladista también interpretó lo más destacado de su obra solista, incluyendo temas de su primer disco Las Seis Esposas de Enrique VIII, además del mega exitoso Viaje al Centro de la Tierra y de Mitos y Leyendas del Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda.


En general, los conciertos efectuados por Wakeman el 18, 19, 20 y 21 de septiembre del 81, fueron shows inolvidables para los fans autóctonos del rock progresivo, que gozaron con la posibilidad de ver de cerca a una de las máximas estrellas de este estilo. Aunque Rick y su grupo tuvieron que enfrentarse a esa ruidosa caja de resonancia estrepitosa, que tantas veces fue el Luna, lo que hizo que en varias partes del concierto, el sonido dejara bastante que desear. Por otra parte, si bien el ex Yes contaba en su grupo a muy buenos músicos, como su eterno colaborador Anthony Fernández en la batería y Stephen Barnacle en el bajo; los puntos bajos fueron las performances del flojo guitarrista rítmico Timothy Stone y, especialmente, la cantante Corín Matas Josías, cuya generosa anatomía fue festejada por la platea masculina, pero no así su irritante voz mezzosoprano, a mitad de camino entre Kate Bush y Pat Benatar, lo que no parecía ser la mejor elección para entonar las partes cantadas del repertorio de Wakeman.

Esto fue parte de lo que se mencionó en la cobertura del concierto, realizada por la recordada revista Expreso Imaginario, en su número 63 de octubre de 1981. En esa misma edición, tres cronistas de la publicación, entre los que se encontraba su director (el aun no mediático ni saxofonista de Sumo) Roberto Pettinato, entrevistaron a Rick Wakeman. Y esa entrevista es, justamente, la que hoy les ofrecemos recordar, en este nuevo rescate emotivo de nuestra sección Decíamos Ayer…


RICK WAKEMAN NOS DEJÓ KNOCK OUT

Viajes al centro de la tierra, conciertos ampulosos, canciones grandilocuentes, teclados en Yes. Todos esperábamos encontrarnos con un vanidoso tecnicista dispuesto a contestar lo más seca y complicadamente posible cada una de las preguntas que teníamos preparadas.
Para nuestra sorpresa, nos encontramos con un extraordinario ser humano, dispuesto al diálogo franco y sin ocultamientos. Wakeman es una persona que ama la música, un hombre común y corriente, sin delirios de estrella, que confesó que lo que más le gusta es “cocinar, el futbol, los días de sol y pasar el tiempo con su familia” (sic).
¿Es eso lo que uno espera de un músico de rock sinfónico?

REVISTAS Y PERIODISMO

Wakeman: Realmente los felicito por la revista que tienen. Aunque parezca mentira, en Europa no hay revistas de rock como ésta. Es decir, aquí veo información variada, fotos, artículos. En Europa no traen nada de eso. Podés estar feliz si traen más de un artículo por número. Es ridículo. Ojalá pudiese leer en castellano para poder enterarme de todo lo que está pasando acá.

¿Qué opinás de los críticos de rock?
Que son muy importantes. Sin los medios de comunicación los músicos no podríamos hacer nada.

¿No creés que hay una onda en contra del rock sinfónico?
Sí, puede ser. Los críticos ingleses suelen escribir más para ellos mismos que para la música. No espero que siempre se hable bien de todo lo que hago, pero en realidad me duele mucho leer una mala crónica. A pesar de que lo que haya hecho sea realmente malo, me duele mucho leerlo. Yo soy mi mejor crítico. Yo sé cuándo no toco bien y cuándo no grabo algo bueno. El último álbum, por ejemplo, pienso que es lo mejor que hecho. Esa es mi opinión personal. Realmente me siento orgulloso de él. Por eso si alguien viene y me dice que no le gusta, yo lo acepto pero le digo que estuve dos años trabando en él y que yo sé que es lo máximo que puedo brindar. Un par de periódicos ingleses dijeron que 1984 es la clase de álbum que uno debe derretir para usarlo de florero. Lo curioso es que después les gustó el concierto (el mismo que voy a presentar acá) que por supuesto incluye material del álbum. ¿Cómo puede ser? Yo no lo entiendo. Y luego están esos que te dicen “Oh, vamos, has estado en esto 13 años, nada te puede doler”. (risas)
De cualquier modo, todos odiamos hacernos enemigos y no tiene ningún sentido que los músicos nos peleemos con el periodismo.

Y ya que vivís en Francia, ¿qué opinás de los críticos europeos?
Que son los peores del mundo. Realmente son malísimos. No es que quiera quedar bien con ustedes, pero tanto en esta gira como cuando estuve hace unos años en Brasil, descubrí que los periodistas sudamericanos son muy inteligentes y están muy bien informados. Además me encanta esto de estar conversando, como ahora. En Norteamérica y en Europa es todo pregunta-respuesta-pregunta-respuesta. Cuando leo un artículo o una crítica que comienza con “los temas son tal-tal-y-tal, los músicos son tal-tal-y-tal, fue grabado en tal estudio, etcétera…” me da muy mala impresión. Todos esos datos son importantes, pero cuando constituyen el centro de la crítica da la impresión de que el que la hizo se limitó a leer la contratapa de, por ejemplo, el disco y nada más. Eso ocurre mucho allá.

1985

Dijiste que 1984 es tu mejor álbum y, por ende, tu favorito. Sin embargo, la novela original se caracteriza por su clima opresivo y pesimista y tu álbum es todo lo contrario. ¿Cuál es la conexión entre la música y la historia?
En realidad, no me gusta la historia original con la gente robotizada y el estado totalitario regulando todo. Quise que el disco sea optimista. No quiero hacer política. Mi política es la música, porque el arte es una de las pocas cosas que no está afectada por la política.

¿Es pura casualidad que el último álbum de Anthony Phillips se llame también 1984?
En verdad, no lo sé. Pero tengo que confesar que lo que realmente me gusta es el título, no el tema de la historia. Si hubiese  sabido que me iba a traer estos inconvenientes lo habría intitulado 1985. (risas)

¿Y qué otros álbumes de los de tu producción son tus favoritos?
Me gustan 1984, Criminal Record, No Earthly Connection, que compuse en Brasil… en realidad, el único que no me gusta es Rhapsodies. La compañía grabadora me obligó a grabarlo. Por eso lo hice.


Entrevista realizada por Marcelo Gasió, Ricardo Messina y Roberto Pettinato. Fotos: Carlos Nava. Redacción: Marcelo Gasió.


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