sábado, 26 de diciembre de 2015

CUANDO WAKEMAN TIRÓ LA CAPA



¡Rick Wakeman vuelve a Yes! Esa era la noticia principal del mundo del rock en diciembre de 1976. Sí, luego de casi tres años, el rubio tecladista se juntaba con Jon Anderson, Chris Squire, Steve Howe y Alan White. Así, uno de los más grandes dinosaurios del rock sinfónico estaba de nuevo en carrera, poniéndole el pecho al ya latente y amenazador punk. Este parecía un final feliz luego de varios momentos aciagos. Y es que Wakeman venía de pasarla muy mal. Paradojicamente, su derrotero comenzó luego de haber alcanzado en forma inesperada el éxito masivo a nivel internacional con los álbumes Journey to the Center of the Earth (1974) y Myths and Legends of King Arthur (1975), cuando sus finanzas quedaron al borde del colapso por el alto costo de sus pretenciosas giras, que incluían coro, orquesta y una delirante puesta escénica enorme (¡sobre el hielo!).  De cualquier forma, más allá de los excesos escenográficos, lo más preocupante en la vida de Wakeman fueron sus graves problemas de salud, principalmente debido al stress que debió atravesar, lo que le ocasionaría un infarto antes de cumplir 26 años.  

Por ese motivo, el mago de los teclados decidió no hacer más extravaganzas musicales por un tiempo, abandonando esa pomposidad que casi lo llevó al desastre. Por eso eligió que en su siguiente álbum iba a contar solo con una banda de acompañantes denominados como The English Rock Ensemble, con los que a principios de 1976 entró a grabar en los famosos estudios del castillo de d' Herouville en Francia, pero sin la ambición desmedida de sus proyectos anteriores. El resultado final sería muy llamativo, ya que Wakeman -que se había ido de Yes debido a su desacuerdo con el "metafísico" álbum Tales From Topographic Oceans (1973)-, paradójicamente, terminaría haciendo su propio disco “metafísico”: No Eartly Connection

ACTIVIDAD PARANORMAL
"Toda la música", según contaba Rick en una nota incluida en la tapa del disco, "está basada en una mirada futurística y autobiográfica...” Por eso este No Eartly Connection hablaba claramente de los misterios extra terrenales, así como del destino de un hombre que perdió su “alma musical”. Wakeman había elucubrado el concepto que regía la historia del álbum luego de presenciar un fenómeno celeste, cuando una estrella cayó del firmamento. Entonces, compró libros para estudiar dicho fenómeno y terminó interesándose también un poco por la astrología. Y todo esta mescolanza terminaría ligada a misterios como el de las ruinas de Stonehenge, los platos voladores, la Atlántida y el Triangulo de las Bermudas.

Para hablar de este álbum, así como de su regreso a Yes, en la edición número 82 de la revista Pelo, publicada en enero de 1977, se incluía una entrevista a Wakeman, intitulada “Re – Conexión”, en la que el músico explicaba el concepto de su nueva producción: “Hay una parte del disco que es de ficción y otra que no; en general, esta obra está basada en cosas que todo el mundo saben que existen, pero no saben cómo ni porque. (…) Cuando un músico muere, su alma musical se reencarna en otra persona... y aunque el personaje de mi disco es ficticio, es una especie de autobiografía  dividida en cinco partes: la primera se llama ´The Warning´, en la que el niño nace y su corazón empieza a nacer, el niño no puede tomar ninguna decisión por sí mismo. La segunda parte, ´The Maker´, es acerca de cuándo los chicos entran en la adolescencia y empiezan a hacerse preguntas. Después viene un periodo en el cual la gente tiende a auto destruirse y preguntarse para que sirven, de esto trata ´The Spaceman´. Más adelante uno hace el balance de la vida y todo lo que hizo bien, mal o directamente no hizo, este tema se llama ´The Realization´. El último tema llamado ´The Reaper´ trata sobre el momento en que la muerte viene a buscarlo". 

Wakeman en la Pelo
Esta historia incluía además pasajes musicales reiterados a lo largo del disco. Dichos fragmentos, que van pasando sucesivamente de un canal a otro, son como la típica frase hecha como de estar "viendo pasar toda nuestra vida delante de nuestros ojos", antes del estertor final, la muerte. Wakeman decía que ese ciclo vital “se repetía indefinidamente”.

Luego de esta primera parte conceptual del álbum, el antiguo lado 2 del vinilo traía un par de composiciones cortas: "Hay un tema llamado ´The Prisoner´ que habla de un hombre que es castigado y después viene ´The Maker´, en donde el sujeto se encuentra con Dios que le dice que ya no sirve, ni ahí ni en ningún otro lado. El mensaje es que, cuando uno ha hecho el mal, está condenado a vagar eternamente por los planos del espacio y tiempo. La ultima banda, ´The Lost Cycle´, es sobre la gran brecha que se ha producido en la evolución del hombre", enumeraba Wakeman en esta entrevista de Pelo.


UN SUPER GRUPO QUE NO FUE
Con No Earthly Connection bajo el brazo, Wakeman daría una gira inglesa y otra europea durante abril, mayo y junio de 1976; después, en agosto, disuelve su English Rock Emsemble para grabar la música de la banda sonora de White Rock, un documental sobre los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Innsbruck, Austria. Concluido ese trabajo, a principios de noviembre de 1976, se anuncia la formación de un supergrupo con Rick Wakeman en teclados, su amigo Bill Bruford en batería y el bajista John Wetton. Había mucha expectativa en la prensa mundial acerca de las maravillas que podían llegar a componer dos ex King Crimson con Wakeman, pero duró poco el entusiasmo ya que por incompatibilidades técnicas el proyecto se deshace, luego de un par de semanas. Según explicó luego Rick, todo esto no fue más que “una magnificación de la prensa. Bruford, Wetton y yo habíamos hecho planes para hacer algo juntos, pero eran solamente planes. No sé cómo alguien se enteró, y al día siguiente todo el mundo estaba hablando del nuevo Emerson, Lake & Palmer. Si nosotros no quisimos hacer declaraciones, fue porque no estábamos seguros, y ya ven los que pasó…”

Rick de nuevo en Yes

YENDO POR LA UNIDAD
Pero volvamos a diciembre del 76. Estamos en el paradisiaco Montreux, Suiza. Allí, escapando del impiadoso sistema impositivo británico, Yes está grabando Going for the One, su primer álbum desde Relayer (1974). Sin embargo, están en problemas. Y es que la química con el tecladista Patrick Moraz parece ya no funcionar. Por eso, luego de la partida del suizo, buscan un viejo conocido como reemplazante: Rick Wakeman. Al principio el rubio se integra como músico invitado, pero debido a la insistencia del manager Brian Lane y ese mastodonte del bajo llamado Chris Squire, Wakeman acepta reingresar al grupo como miembro full time. Así lo explicaba Rick: “Cuando me fui de Yes no fue porque tuviera problemas con los otros, sino porque, simplemente, sentía la necesidad de buscar nuevas sendas por mi cuenta, de experimentar con algunas cosas que no iban con el grupo. Yes es un grupo que tiene muy claros sus alcances, sus fines, sus intenciones, lo que quiere hacer, hasta dónde quiere llegar, y, con respecto a eso, es un poco estricto. Cuando decidí separarme, lo hice porque no me sentía plenamente satisfecho con esas pautas: quería establecer las mías propias, y tener mar libertad para inventar y explayarme en cualquier dirección. Ahora que completé en cierta manera, ese círculo, volver a Yes es algo casi lógico, natural.”

Amigos: Wakeman y Chris Squire

AGARRANDO EL MARTILLO DE LA LEY
¿Y cómo podía continuar su carrera Rick Wakeman luego de su regreso a Yes? Nada menos que editando un álbum en donde el concepto viniera por el lado de la aplicación de la justicia contra el crimen. El disco del que estamos hablando,  editado en noviembre de 1977, sería Criminal Record. Este álbum contenía seis temas instrumentales que trataban sobre casos de “villanía, violencia y crimen (históricos y de ficción)”. Por otro lado, hay que destacar en este trabajo la labor de dos de sus compañeros de Yes: Chris Squire (bajo) y Alan White (batería), quiénes brindan una sólida base musical a los exhibicionismos instrumentales de Rick. Esto hace que el disco tenga bastante éxito, alcanzando el Top 30 en el Reino Unido -antes del fin de año del 77-, y el Top 100 en Estados Unidos. Sin dudas, era otro soberbio trabajo en donde Wakeman se lucía muy especialmente, hilvanando una combinación de momentos musicales oscuros y alegres, con gran versatilidad. Por ejemplo, en el impresionante tema "Judas Iscariot" –considerado por muchos como el mejor de toda su carrera-, Rick se lucía llevando su música –interpretada en un órgano de iglesia- hasta el paroxismo, al mismo tiempo que es acompañado por un coro suizo de iglesia, que logra darle un tono muy ceremonial, pastoral y católico –casi de misa- a esta pieza dedicada al más grande traidor de la historia, aquel del beso de la muerte…

Pero esto no terminaba ahí, ya que Criminal Record también incluía poderosos temas como  "Crime of Passion", que también estaba relacionado con ese sentimiento encarnado en la relación disonante entre el bien y el mal. En sí, los temas del álbum abarcaban diferentes tonalidades, pasando de lo duro a lo liviano, y de lo oscuro a lo luminoso. Por ejemplo, en "Chamber of Horrors" teníamos a Wakeman haciendo grandes pericias instrumentales, influidas por el rock, mientras que "Birdman of Alcatraz" era todo lo contrario, simplemente una muy bella composición clásica romántica de solo piano, que completa otro trabajo muy recomendable.

E.A.


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