Sin dudas, Héctor Boff Serafine (1957) es un laburante del
rock, un tipo que hizo de su vocación una forma de vivir y sentir ese género
musical que lo apasiona. La suya es una vida en la que el sacrificio y las
ganas de seguir adelante, manteniendo bien arriba las banderas del rock, fue
(es) todo un manifiesto existencial.
Como guitarrista se ganó un lugar
destacado siendo el ladero fiel del gran Norberto
Pappo Napolitano en Riff, el
mítico grupo rockero, así como en Hoy No
Es Hoy y en varias formaciones de Pappo´s
Blues. Pero lo suyo no se agota ahí, ya que Boff también tiene una larga trayectoria personal que desemboca en
su labor solista, que lo encuentra en la actualidad tocando, en gira casi
permanente por todo el país, y proyectando su cuarto solista, que promete será el
mejor de su carrera. Por eso, para charlar de todo esto y más, hoy nos tomamos el Expreso General San Martín, en un viaje sin escalas hasta Pilar, para visitar a este
musicazo, quien en esta nota nos cuenta cómo fueron sus comienzos y como pulió ese
sonido de viola rockera inoxidable. Por supuesto, también se hablará de su paso
por Riff y su amistad eterna con el Carpo,
así como de su actividad solista, y de que le gusta y disgusta del rock actual.
¿Algo más? Bueno, lee la nota y seguro lo encontrarás. Porque es Boff en primera, que digo, en primerísima
persona…
ENTREVISTA> ¿Cómo fueron tus inicios en la música y cuando empezás a
interesarte con el rock?
Mis inicios en la música fueron a muy
temprana edad, ya que mi interés por lo musical me llega por herencia de mi
padre, el cual fue músico de conservatorio, y llegó a tener a su cargo una
escuela de música, allá por los años ´50, antes de que yo naciera. Por tal
motivo hay en mis genes música, melodías. Mi padre era un acordeonista, muy
melómano, y entre su colección de discos, había álbumes de (el guitarrista) Les Paul y Elvis
Presley, y también de Oscar Alemán. Bueno, también había discos de tango y
folklore, los cuales escuchaba desde que era muy chico. Luego, al ir creciendo,
me di cuenta que lo que más me interesaba era el jazz o el hot jazz; como por
ejemplo los discos de Washington Bertolin. Recién en los ´70 empecé, cada vez
más, a escuchar música rock, todo tipo de grupos entre los Beatles y Creedence;
y me volví un fanático total de este género…
¿Arrancaste estudiando guitarra de una?
No. Mi primer instrumento fue el teclado,
que me dio la posibilidad de entender y apreciar melodías. Después me
despertaron interés la batería y el bajo. La guitarra creo que llega a mí por
descarte… (risas)
¿Y eso cuando fue?
Mi pasión por la guitarra nace a principios
de los ´70, cuando yo ya tenía definido qué tipo de música realmente me
interesaba. Por supuesto, en esos primeros tiempos, cuando escuchaba a
monstruos como Clapton, Peter Green, u Oscar Alemán, me acobardaba pensando que
jamás iba a tocar como esos tipos. Luego, con el correr del tiempo, esa
percepción en mí fue cambiando, porque ya no se trataba de tocar como tal o
cual violero sino más bien tener mi propio sentido; y eso lo fui formateando
mediante las escuchas sucesivas de Pappo´s Blues Vol 1, 2 y 3. Y es que ahí fue
cuando descubrí a un detonado como Pappo, y que me dije: "¡ffffaaaaaaa, ahiiii
vooooyyyy!"
¿Qué otros artistas eran tus preferidos en
esas épocas?
Varios de esos músicos preferidos los
mencione antes: Oscar Alemán, Les Paul, Elvis, Creedence Clearwater Revival, en
especial su guitarrista John Fogerty… Bueno, también me encanta la primera
época de los Rolling Stones con Mick Taylor en la viola, Clapton, Jeff Beck,
Jimmy Page, y lo que hacía Peter Green en Fleetwood Mac. También me mataba la
música de ese pianista genial que fue el Mono Villegas. Otros que siempre me
gustaron fueron Hernán Oliva, el violinista reconocido por el Hot Club de
Francia, y, por supuesto, el tremendo Django Reinhardt.
Nota en la revista Pelo, 1984 |
¿Cómo puliste tu estilo en la viola?
Mi estilo lo fui puliendo con esfuerzo y
con mucha dedicación, fueron muchos años, hasta que conseguí no tratar de
imitar a nadie, pero el hecho de haber crecido junto al gran Pappo, me dio
grandes ventajas, sin dudas…
Justamente, con el Carpo formaste parte de
Riff, un grupo que redefinió el rock argentino. Ahora, luego de tantos años, te
pregunto: ¿Qué es Riff para vos?
Simplemente, Riff fue una gran banda de
rock que marco un estilo, el cual fue la sumatoria de personalidades y estilos.
Para mí, Riff significó mi crecimiento musical, estando al lado del mejor
maestro que pude tener.
¿Y cómo hiciste para ir moldeando tu estilo
en Riff, en tu afán por buscar nuevos sonidos, para aportarle a la música del
grupo ese arsenal de efectos y pedales que sorprendió y marcó una tendencia, ya
desde los comienzos del grupo con Ruedas de Metal?
Mirá, lo que te puedo decir, es que mi
estilo fue mutando con el correr de los años. Al principio, solo eran la viola,
el cable y el Marshall. Después vendrían algunos efectos adicionales, con
pedales Boss, distorsion, delay y chorus. En los ´90 fui por más, porque ya
tenía racks Roland; y a partir de finales de los ´90, ya tenía todo el set en
racks, una potencia Rivera Stereo, con jmp1, Marshall y la nueva Roland GP100 con
las dos cajas Rivera 4 x 12. Me acuerdo que, al principio, tenía cuatro cajas
igual que Pappo. O mejor dicho Pappo tenía cuatro como yo… (risas) Porque
cuando me vio con los Rivera, tildó mal y se cambió de marca de una.
En una entrevista que le hice, Michel
Peyronel se quejaba de los “pseudo periodistas” que definen a Riff como “una
banda más de Pappo”, cuando el grupo no tiene nada que ver con eso. ¿Cuál es tu
opinión al respecto?
Comparto lo que dice Michel, porque, a ver,
si bien el ideólogo de armar una banda con el nombre Riff fue Pappo; en este
caso, cada cual dentro de la banda puso su sello, y personalidad. De hecho,
cada integrante tomó notoriedad ante el público, y ya no solo se hablaba de
Pappo, el gran guitarrista, sino de una banda con mayúscula, que podía
sostenerse en su propio repertorio. El tema es cuando aparecen esos que son más
“pappistas” que Pappo, y ponen a su figura por encima de la de Riff, como si el
resto de los integrantes hubiésemos sido solamente meros músicos acompañantes...
¿Qué te acordás de la aparición de Riff en
el Festival (y posterior película) BaRock de 1982?
Lo de Riff en BaRock fue algo tremendo y
único. Creo que fue la gran revelación de la banda. Y la película fue otro
momento tremendo, gracias a un director que se la jugó: el gran Héctor Olivera.
¿Cómo era esa escena del rock de los ´80 en
la que estaban metidos, había tanto descontrol como parecía?
Lo de los ´80 fue todo raro. Recordá que
vivíamos en una democracia incipiente, y todos aun estábamos muy susceptibles
por todo el daño moral y psicológico que había sufrido el país. Creo que la
música ayudó a liberar energías acumuladas. Y esto, por momentos, se fue de
control. Algo normal para la época.
¿Y cómo se llevaban con el hecho de ser
catalogados por la prensa como un grupo que promovía la violencia?
Eso que decía la prensa en esa época era su
lectura simplista y cobarde de criticar a algo que no sabían como encuadrarlo.
La misma historia de siempre: como no saben de qué se trata, seguro deber ser
malo...(risas)
Era más fácil criticar a una banda
de rock que hablar de los verdaderos violentos del país: los militares…
¿Qué recuerdos te quedan de aquellos años
del rock nacional, cuando lo comparás con la movida actual?
Aquel rock era más directo y, creo, con un
mayor contenido; fue una movida muy interesante en la que empezaron a salir
muchos músicos. Otra de las diferencias fundamentales es que en aquella época
la escena del rock argentino era más artesanal; mientras que hoy,
lamentablemente, todo es más mercenario. Ahora ya no importa tanto el estilo del
artista, sino más bien el dinero. Y si no fijate, José Palazzo, director del
Cosquín Rock, me discriminó siempre; mi amigo Carlos Tortola amagó, trajo
docenas de bandas internacionales, pero me dejo afuera; y así muchas empresas
productoras, que en su momento no eran nada en el ´80, y el hoy se dan el lujo
de negarte cualquier posibilidad de laburo. Esa es la típica falta de respeto
por los artistas que hicieron punta, o patria, y que, aun hoy, lo siguen
haciendo.
¿Por qué se separa Riff en el ´84, a pesar
del éxito que venían teniendo?
Riff se separa por una sumatoria de hechos,
algunos externos –relacionados con estas problemáticas de las que hablamos
recién-, pero sobre todo por problemas internos. Creo que la estructura del
grupo ya estaba muy resentida. Por otro lado, la llegada de un quinto
integrante, Danny Peyronel, no fue una buena idea para esa época, y menos en un
grupo donde el líder era Pappo.
¿Cómo fue trabajar con Pappo? ¡¡Lo más!!
Sin dudas, lo mejor que me pasó en mi carrera de músico. Por algo me llevó a
formar parte de la banda histórica del país, y luego también de Hoy No Es Hoy y
Pappo´s Blues. Toqué más de veinte años con él, ¿por qué habrá sido?
Él era una especie de nene grande, ¿no?
Mirá, te lo resumo así: Pappo siempre te
sorprendía, con temas nuevos o con alguna historia de terror… (risas)
¿Y por qué Riff tuvo tantas idas y vueltas?
¿Por el propio Pappo, por las relaciones personales entre ustedes cuatro, o por
factores externos?
Las idas y vueltas fueron simplemente por
temas de personalidad, quien era el más poronga, quien era la cara visible, o
quien dirigía… Simplemente, la gran boludez argenta. Ahí Pappo corría con
ventajas.
¿Cuál pensás que es el mejor disco de Riff
y cuál es el que menos te gusta?
Para mí, los mejores, seguro, son
Contenidos y Que Sea Rock. Zona de Nadie es impecable, pero si no hubiera sido
por las precarias condiciones técnicas y de grabación de los ´80, hubiese sido
aún mejor. Por otra parte, si se hubiera logrado un sonido tal vez semejante al
del Pappo´s Blues Vol.3, hoy Ruedas de Metal sería una patada.
Nota en la revista Humor: "Riff salva al país", 1990. |
Justo recién nombraste a Que Sea Rock, un
álbum que no tuvo demasiada difusión en su momento y hoy es considerado casi de
culto por varios fans. ¿Qué opinás al respecto?
¿Que sea Rock revalorizado? Y, bueh, como
siempre, tarde; pero es como todo lo que no tiene sentido. Y este es un
fenómeno común en nuestro país. Por ejemplo, Pappo en vida, capaz que metía no
más de 1000 personas en algunos shows en Capital, y, cuando murió, se
calcularon mucho más de 15000 personas en su entierro en La Chacarita… Lo que
lleva a preguntarme: ¿Dónde estaba toda esa gente cuando el Carpo estaba vivo?
Por supuesto, no hay respuesta, pero el sentimiento es (y será) siempre más
fuerte…
Justamente, Que Sea Rock parece que fue el
disco en donde estuvo más repartida la labor de composición, ¿no? ¿Compusieron
todos a la par?
Ni ahí. Se decidió que firmemos todo los
cuatro, nada más. Por ejemplo, “Reza
duro”, “Estamos hartos” y “En un harém de Agadir” tienen música mía y letra de
Pappo. En “Que sea rock” y “Sátiros sueltos”, escribió la letra y la
música Pappo. “Es tarde” es de Vitico; y
“Bienvenida a mi lado oscuro” tiene música de Pappo y letra de Michel.
¿Cuál es para vos el legado de Riff? ¿Ves a
algún grupo de la actualidad que siga esa veta rockera?
Con respecto al legado de Riff, no sé si
alguien lo tiene, pero si tenemos muchos representantes de nuestra música en
todo el país y eso es más que suficiente.
Hoy No Es Hoy |
¿Cuál es el balance que hacés de tu paso
por Boxer (en 1984) y Hoy No Es Hoy (1987)?
Boxer podría haber sido una gran banda,
pero ahí cometí un gran error de principiante. Hoy No Es Hoy es un grupo que
quedó para la historia; una experiencia única, inolvidable. En ese grupo, los
temas, las letras, todo el laburo de composición, lo teníamos repartido con el
Carpo.
Siempre te mantuviste más allá del
mainstream, ¿te considerás un artista de culto?
(se ríe) ¿Artista de culto? ¿Yo? No sé, si
sé que soy algo especial, un tipo con un estilo personal, y que no traiciona
sus orígenes.
¿Cómo pensás tus discos, la música, los
temas que van a estar incluidos en ellos?
Bueno, por ejemplo, los nuevos temas de mi
próximo CD ya están hechos, solo falta grabarlos. Como siempre, y este no va a
ser la excepción, me interesa mantenerme haciendo heavy y canciones con mucho
rock n´ roll… Así soy yo, otra no hay.
Los títulos de tus álbumes solistas (Harto
de esperar, Recargado o Un hombre hostil) parecen definir diferentes estados de
ánimo tuyos. ¿Fue pensado con esa intención?
Tal cual. Por ejemplo, Harto de esperar, el
titulo lo define todo; de hecho, me sigue pasando eso ahora mismo… (risas)
Recargado tiene que ver, más bien, con la filosofía (de la película) Matrix; porque
siempre algo de ciencia ficción hay en nosotros. Un hombre hostil ya tiene que
ver con algo personal mío, la letra lo define muy bien.
¿Y cuál de tus discos solistas te dejó más
conforme y por qué?
Aun no llego ese disco que me llene del
todo y ahora voy por eso, con esta banda maravillosa que tengo con Germán
Bobbera en la batería, el Colo Denis en viola y voz, y la divina de Ana Laura
en bajo y coros.
¿Cómo hiciste para animarte a empezar a
escribir letras y que temáticas te convocan e inspiran a la hora de
escribirlas?
Por supuesto, componer es algo que vengo
haciendo desde hace años. Con respecto a escribir letras, eso no estuvo tan
marcado en mí de entrada. Seguramente, tras la desaparición física de Pappo, no me
quedó otra que ponerme a escribirlas. No tengo una temática definida, por ahí
me pega lo político, como es el caso del tema “Dado de baja”; o también puede
haber canciones como “Canción de Septiembre”, que habla de una mujer solitaria.
Acá va una pregunta que hacemos a todos
nuestros entrevistados: ¿Qué canción de otro músico te hubiese gustado
componer?
Del rock de acá, alguna de ese grande que
es Ricardo Mollo; “Nene de Antes”, tal vez.... Por supuesto, también me hubiese
encantado componer “Sucio y Desprolijo”, del Carpo.
Me gustan Gibson; y Hamer, del cual soy
endorser; y Rivera Amp.
¿Cómo es tu labor como productor, que
evalúas y aportás a los artistas con los que toca trabajar a la hora de hacer
un disco?
Como productor trato de sacar de los nuevos
talentos lo mejor que tienen, sin llegar a lastimar y dañar sus sentimientos, o
sea, mostrarles algo que no está bien, marcarles algo que no es correcto, pero
con pruebas y experiencia propia. Y eso se valora, porque la crítica o la
corrección no vienen de un tipo que recién empieza.
¿Estás al tanto de lo que pasa en el rock
de acá? ¿Hay alguna banda nueva que te atraiga de forma particular?
Bueno, Eruca Sativa es una banda tremenda.
La Naranja no es nueva, pero mantiene la bandera del rock bien en alto. También
hay algunas otras que me gustan, pero no recuerdo sus nombres ahora.
¿Y del rock internacional de hoy, quienes
te gustan?
Halestorm.
¿Cuál es tu opinión de que haya tantos
shows de rock internacional?
Lo internacional es bueno o
contraproducente. De repente programás una fecha y te meten algo grande de
afuera y te la metiste en el culo. Y es que no hay tanto dinero para que la
gente vaya a todos lados ni tiempo, creo. Por ejemplo, en Brasil hay una ley
que protege a los músicos locales en estos casos. ¿Y aquí? Aquí solo tocan los
elegidos.
¿Qué opinás de la cobertura que le dan al
rock en los diferentes medios masivos (prensa especializada, radios, tv)?
La cobertura es limitada, solo los eventos
internacionales tienen esa posibilidad. Por suerte está CM Rock, que es una muy
buena alternativa para mostrarte.
Y teniendo en cuenta esta situación, ¿crees
que desde el área de Cultura, el Estado podría incentivar la promoción de
nuevas bandas mediante la realización de festivales, o programas en la radio y
tv pública?
Creo que es más que fundamental que el
Estado se involucre en la música, porque es una manera de que muchos artistas
puedan mostrar su `producto, ya que muchos no tienen la posibilidad de hacerlo
con las empresas que organizan los eventos de rock a gran escala. Hoy el
Ministerio de Cultura es fundamental para este fin.
Por último, ¿cuáles son tus proyectos
actuales?
Bueno, como te dije antes, estoy por cerrar
mi nuevo CD, Un maldito pecador, que va a incluir 10 temas, pero que se demora
por una cuestión de producción, porque quiero que sea el mejor de mi carrera.
Con respecto a otros proyectos, de momento, mi intención es seguir haciendo
giras por mi país y apuntar al exterior.
Emiliano Acevedo
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