Cada vez que muere un artista que admiramos
mucho, es común sentir una profunda tristeza, como si ese ser que ya no está hubiese sido alguien de la
familia, o un amigo cercano, por más que no lo hayamos
visto en vivo jamás. En el caso de los músicos, seguramente, se piensa en su
obra, en algunos de sus discos, o en alguna canción suya en particular, que nos
acompañó en nuestras experiencias vitales individuales. Se recuerdan esos pequeños
momentos de escucha atenta que hicieron crecer en nosotros la admiración que
sentíamos hacía esa persona. Por eso, no es difícil imaginar cuanta gente,
cuantos fans del rock progresivo se habrán sentido así de tristes y
melancólicos el último sábado 27 de junio, cuando se enteraron que Christopher
Russell Edward Squire había dejado de existir. De pronto se apagaba la vida de
uno de los músicos más carismáticos y
legendarios de ese rock que, alguna vez, fue llamado “sinfónico”, por su
características estilisticas, pretenciosas, barrocas e intricadas, y que había
tenido su apogeo en los primeros años ´70. Sí, se había ido un artista
talentoso e inmenso; se había ido el fundador, alma mater, y el único miembro que estuvo siempre en Yes, a lo largo de sus 46 años de trayectoria, desde ese primer
opus homónimo de 1969 hasta el último Heaven
& Earth, de 2014. Sí, ese 27 de junio había muerto Chris Squire.
Definir en pocas palabras lo que significó
la figura icónica de Squire para los fans de Yes es casi imposible. Simplemente
alcanza con decir que fue uno de los bajistas más originales de la historia del
rock. Músico intuitivo, autodidacta, con su habilidad en las cuatro cuerdas
logró destacarse e impulsar la música de Yes hacía terrenos de elevado preciosismo
melódico y rítmico. Y es que los integrantes de esta banda, en especial durante
su época dorada en los ´70, consiguieron llevar la canción pop hacía la estratosfera.
Y en ese Yes clásico -cuasi un dream team prog-, gran parte de la música del
quinteto se apoyaba en el sonido de ese bajo monolítico y omnipresente de
Squire.
Yes en 1977: Wakeman, Anderson, White, Howe y Squire |
Luego, con el advenimiento del punk, no
fueron pocos los que los etiquetaron –junto a otros integrantes del mainstream
rockero setentoso- como “dinosaurios”. ¿Y cómo no lo iban a ser? Si hasta el
propio Chris parecía un mastodonte invencible que disparaba notas a lo loco con
su Rickenbacker ´64. Y es que el tono de su bajo era inconfundible: a veces sonaba
agresivo, a veces dinámico, y la mayor parte del tiempo melódico. El bajo de Squire
siempre tuvo un sonido brillante, que podía llegar –de ser necesario- hasta las frecuencias más agudas posibles, pero siempre produciendo un sonido límpido y sólido. Por supuesto, otra de las características que hacían grande a Squire era su talento para destacarse en todo tipo
de piezas musicales, ya sea tocando una impecable versión de bajo solo de “Amazing Grace”,
el famoso himno cristiano anglosajón, o realizando complicadas performances en piezas de más de 20 minutos de duración, como la suite “Close to the Edge”, el tema más elaborado y perfecto
de Yes.
Le decían “Fish”. El sobrenombre se lo puso
el baterista Bill Bruford debido a que Squire solía pasar largos periodos de
tiempo haciendo baños de inmersión. Justo le pusieron Pez a él, que había nacido un 4 de marzo de 1948 y era de Piscis…
Un sobrenombre que luego quedaría asociado también a su tema instrumental "The Fish (Schindleria Praematurus)"
y a su monumental álbum solista Fish Out
of Water, en donde se incluía una foto suya tomada con una lente ojo de
pez. Pero no solo su afición a la inmersión acuática inspiraría títulos de
canciones y/o discos, ya que también hubo una canción intitulada “Tempus Fugit” (“el
tiempo vuela”, en latín) porque parece que a Chris –en clara oposición a la
tradicional puntualidad inglesa- le era muy difícil llegar a horario a sus
compromisos. Igual, ¿quién se lo iba a cuestionar? Si él era el jefe de Yes, el
dueño de la marca.
La imagen "ojo de pez" incluída en la parte interna del arte de tapa de su álbum solista de 1975 |
Chris Squire, habría tantas cosas más que
decir de él. Con esta nota, tan solo, intentamos hacer un humilde homenaje, que
apenas alcanza para dar cuenta de su figura inmortal. Nos hubiese encantado poder entrevistarlo,
porque la suya fue la vida de un músico tan grande como humilde, que dio vida a
un universo musical originalísimo, que surgió estallando en su Intersticio...
Pero no pudo ser. Aquella nota que ayer fue
difícil, hoy es imposible. Pero, bueno, como nos quedaron tantas
cosas por preguntarle, en esta oportunidad nos tomamos el atrevimiento de
compartir con ustedes, nuestros lectores, un último “reportaje” con Chris
Squire, ensamblado a través de diferentes entrevistas dadas por el músico a lo
largo de los años. Es, solamente, una nota armada con amor artesanal, en la que
incluimos declaraciones textuales de Squire, extraídas de las entrevistas dadas para
el documental YesYears (1991); además
de fragmentos de la recordada revista Cantarock
(1985); y una nota publicada por el sitio web brasileño Wikimetal en 2012.
Eso es todo. ¡Gracias por tu música! Feliz
viaje, Chris…
ENTREVISTA> ¿De
chico recibiste una educación formal de música? ¿Cuán importante pensás que es
la educación musical, teniendo en cuenta que Yes es un grupo sofisticado?
Bueno, me parece
que los diferentes miembros de la banda han estudiado música de distinta forma.
La mía fue a partir de la música religiosa, cuando era chico. Pasé todos mis
primeros años cantando en un coro. Estudiaba música y cantaba en un coro de
catedral. También canté en coros acústicos. Mi crianza musical fue a través de
música inglesa de iglesia. Luego, cuando entré en la
adolescencia, me fui metiendo en el rock n´roll, gracias a los Beatles y todas
esas bandas que se volvieron estrellas del pop a mediados de los ´60. También
entonces, por supuesto, me gustaba escuchar música clásica. Pero, como vos
sabés, varios miembros de la banda, a lo largo de los años, creo que han tenido
experiencias diferentes. Por ejemplo, Rick Wakeman ha tenido una formación clásica,
Steve Howe sabe muchísimo de guitarra flamenca, y de varios estilos de guitarra
más, por supuesto. Como ya dije, tanto Jon Anderson como yo éramos de escuchar
un montón de música clásica, y creo que hemos sacado algunas ideas de ahí, que
luego se volvieron parte del estilo de Yes.
No, ni ahí.
¿Te gusta
el término “Rock Progresivo”? ¿Estás de acuerdo con que la música que vos hacés
es realmente progresiva?
Sí, yo diría que sí. Porque creo que la definición real del Rock
Progresivo se da cuando vos hacés temas que tienen más de tres o cuatro
acordes, y una melodía… Sabés, nosotros hemos hecho toda clase de diferentes entrecruzamientos
rítmicos y de líneas melódicas entretejidas con diferentes instrumentos, pero
no por eso solo creo que cualquier cosa que hagas merezca ser denominada como “progresiva”,
creo que el estilo de lo que vos hacés lo hace.
¿Cómo
hiciste para desarrollar tu estilo y esa forma única que tenés de tocar el
bajo?
Lo fui haciendo
a partir de lo que iba escuchando. Desde chico, ya era de ir a ver a un montón
de grupos, prestando especial atención a cada uno de sus bajistas, desde Paul McCartney
a Jack Bruce, y desde Bill Wyman a John Entwistle; y luego combiné mucho de las
influencias musicales de esos tipos, para más tarde desarrollar lo mío. Como
vos sabés, a mí me gusta un determinado sonido y la manera en que lo hago, eso
es algo que nunca paré de desarrollar. Ya en 1965 era muy fan de The Who, y ahí
tocaba John Entwistle, quien fue quizás la mayor influencia en mi forma de tocar
bajo. Aunque soy fan de Jack Bruce, John me influenció más. Por fin, a los 17 pude tener mi primer bajo
Rickenbacker, que debe haber sido el tercero en llegar a Inglaterra.
¿Y con respecto a eso, porque te decidiste a usar
Rickenbacker cuando la mayoría de los bajistas preferían el Fender Bass?
Porque me
gustaba mucho el diseño del Rickenbacker, como lucía, y también su sonido,
especialmente por lo que te decía acerca de mi admiración por John Entwistle. El,
al principio, además de usar Fender, tocaba bastante del material del grupo en
un bajo Rickenbacker, y a mí me gustaba mucho la forma en que sonaba. Desde un
principio, estuve dispuesto a quebrar los límites que ataban al bajo, hacerlo
dejar de ser estrictamente un instrumento de marcación.
Creo que resulto un gran desahogo el hecho
de habernos tomarnos ese descanso de unas semanas. En realidad, no pasé mucho
de ese tiempo componiendo. Construí un estudio en mi casa y me concentré en
eso. El hecho de que cada uno de nosotros hiciera un disco solista en ese
momento ocurrió porque queríamos mostrar que teníamos otras cosas que decir
fuera de la “identidad Yes”.
Luego
de ese párate, Yes edita Going for the
One (1977) con la vuelta de Rick Wakeman al grupo. ¿Cómo fue eso?
Rick nunca debió haberse ido, en primer
lugar. Debió haber seguido con sus cosas solistas y también con la banda, pero él
también tenía su ego. Sus primeros álbumes solistas fueron un éxito de ventas y
a él no le gustaba nada el material de Tales
From Topographic Oceans. Tal vez el hecho de que éramos bastante jóvenes en
aquel momento hizo que las cosas no se hablaran como era debido, pero yo no soy
nadie para hablar de lo que podría haber sido... porque yo también tenía
demasiados problemas.
También
en Going for the One está tu canción
“Parallels”. ¿Qué te acordás de este tema?
Se trata de un amor espiritual. Un tema que
ofrece un mensaje de esperanza. En algún momento pudo haber integrado mi primer
álbum solista, pero lo pensé mejor y lo reserve para un futuro disco de Yes.
¿Y cuál
es la historia de “Onward”, el tema que compusiste para Tormato (1978)?
Ese fue un tema que empecé a improvisar
sobre un piano, y que luego desarrollé con los arreglos de cuerdas que aportó
Andrew Jackman, quien había hecho también eso en mi disco solista.
¿Hablamos un poco acerca de XYZ, el proyecto
frustrado que tuviste con Jimmy Page, a principios de los ´80? ¿Te gustaba
tocar con Jimmy?
Oh, sí, porque
somos amigos, y la pasamos muy bien mientras llevábamos adelante ese proyecto
junto a Alan White. Es una lástima que no pudiéramos desarrollarlo pero hubo un
desacuerdo entre nuestros managers de ese momento. Quien sabe, quizás, algún día,
lo podremos hacer de nuevo.
¿Hay
alguna canción de Yes que estés realmente orgulloso de haber escrito?
Oh, hay muchas, ahora se me ocurre nombrarte “Heart
of the Sunrise”, del disco Fragile.
El grupo ha cambiado muchas veces de integrantes,
pero Yes ha logrado seguir activo a través de todos estos años. ¿Por qué crees
que han durado tantos años?
Mirá, todos los
músicos de Yes, pasados y presentes, no fueron elegidos por sus estilos de vida
o porque lucían como estrellas de rock, sino por su musicalidad y habilidad.
Yes fue siempre una apuesta, desde el principio, como tomar un riesgo juntando
un montón de caracteres diferentes, y esto no ha sido sin sus bemoles. Pero por
otra parte, el precio que pagamos por la música, la música de Yes, creo que
valió la pena. Por lo menos eso espero, y es en la única cosa que puedo pensar
para justificarlo todo cuando el día termina.
Fuentes bibliográficas: Video YesYears, A Retrospective (1991);
Revista Cantarock, Edición Especial,
febrero 1985; Entrevista sitio web Wikimetal
(2012) (http://wikimetal.com.br/site/interview-with-chris-squire-yes/)
Sin dudas: el mejor, gran musico, y un estilo muy personal, todo lo que se diga es poco, una gran perdida y un gran recuerdo.
ResponderEliminarExcelente! gracias por esta nota!
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