Su nombre en el DNI es Raúl Francisco Lococo (1959), pero en el mundillo del rock todos lo
conocen como Machy Madco. Desde hace casi
30 años este sacrificado y talentoso bajista ha venido desarrollando una
interesantísima labor musical, tocando todo tipo de géneros y estilos: jazz,
fusión, funk, rock progresivo, soul, blues y hasta heavy metal. Ya sea en
calidad de solista o acompañando a artistas de renombre como Jorge Pinchevsky, Black Amaya, León Gieco, Lito
Vitale, Edelmiro Molinari o Héctor
Starc; la sobriedad y buen gusto de Machy hace que se destaque con su bajo –y
ahora también con el Stick Bass- en cualquier escenario en que se presente. No
por nada fue uno de los bajistas que más veces tocó con el Carpo en Pappo´s Blues. Y
es que Machy pudo hacer realidad
varios de esos sueños que tenía cuando era pibe, en ese tiempo en donde
imaginarse siendo un músico profesional era casi una utopía. Hasta que un día
se animó a largar todo para ir detrás de esa ilusión, aunque el camino en el
rock nunca es tan fácil como lo pintan. Nada fácil. Y justamente, esta es una
de esas historias vitales de mucho sacrificio y amor vocacional. Por eso nos
interesó convocarlo a Intersticio para que nos contara
algunas de sus anécdotas en la ruta del rock así como su presente, prestando especial
atención a su interesante visión acerca de la escena actual del rock. Y casi todo
eso está aquí, en esta nota. Sin dudas, una entrevista 100% Madco. Para
disfrutar desde la primera oración hasta la última…
ENTREVISTA
> ¿Cuáles fueron tus inicios en la música?
Cuando tenía once años, antes de terminar
el primario, me copé mucho con un bajo que vi en una vidriera. Como mi familia
era muy humilde, me metí en un bar a trabajar de lavacopas, todo un verano,
para comprármelo. Así, cuando terminé de trabajar, en marzo, finalmente, me
pude comprar el bajo. Como mi viejo laburaba arreglando televisores, me regaló
un amplificador Robertone que había reparado y nadie vino a buscar. Ahí empiezo
a full a tocar. Aprendí solo. Ponía los discos de Creedence, los de Deep
Purple, tocaba encima y practicaba. Mi viejo tenía una disquería y en el
fondo del local arreglaba los televisores. Por eso era él el que me pasaba
discos como Dark Side of the Moon, Led
Zeppelin II, Machine Head y demás. Soy autodidacta. No sé nada de teoría
musical, lamentablemente. Eso es algo, que si pudiera lo revertiría. Por eso,
ahora estoy estudiando música. Estudio armonía y otras cosas teóricas que antes
las sabía directamente por la práctica.
Y no
paraste más luego de enamorarte del bajo.
No fue así. A los 20 años dejé de tocar para
dedicarme a otros asuntos personales. Después de 10 años, a fines de los ‘80,
cuando tenía 30 años me decidí y volví a la música. Busque dedicarme con todo a
eso para vivir de mi actividad musical. Así muy pronto, en los primeros años ‘90,
ya estaba tocando con figuras como Black
Amaya o Jorge Pinchevsky.
¿Cómo
era trabajar con Pin?
Con Pinchevsky
aprendí muchos recursos. Aprendí un montón de improvisación. Fue una
experiencia re valiosa que me nutrió un montón como interprete. Eso es súper
importante, imagínate que hay muchos músicos actuales que si sufren un percance
en vivo no saben qué hacer. Chantas a los que si se les desenchufa un cable de
la guitarra dicen que no pueden seguir y cancelan el show.
Mis primeros tres discos, registrados en
los años 1997, 2000 y 2001, eran de bajas tiradas, con copias –generalmente-
grabadas por mí y distribuidas entre amigos y conocidos. En el año 2005, edito
mi cuarto disco solista, Manuscritos
desde Musmell, en donde la mayoría eran temas que compuse en mi
adolescencia. Porque aunque ahí está más actualizado, ese era –inicialmente- un
material muy simple. Ese álbum está enmarcado en la world music, jazz, el blues
y la fusión latina; y fue bastante exitoso. Yo se lo había dado a una
distribuidora de rock progresivo llamada Viajero Inmóvil, que vende discos
afuera, y se vendieron muchas copias en Rusia, Alemania, Italia, etc. El disco
también tuvo muy buenas reseñas en algunos medios de rock progresivo europeo.
Luego, me fui a vivir a México, en donde se edita una recopilación de mis tres
primeros discos llamada Sueño Azul.
Estando en México grabé mi sexta producción. Luego, en 2009, volví a la
Argentina y como acá no había posibilidades de editarlo, decidí colgar este
álbum en Internet para que la gente lo descargue gratis.
En
México estuviste viviendo tres años, ¿cómo decidiste este viaje?
Fue raro. Me habían llamado para tocar en un
proyecto que luego -cuando llegué allá- me enteré que no existía. Todo fue obra
de un delirante que nos había engañado sin ningún rédito particular porque
tampoco me sacó plata ni nada. Simplemente me hizo vender la mitad de mis
cosas, mis instrumentos, al pedo. Por suerte en México tenía gente conocida y
en un mes ya estaba tocando en una banda y había conseguido alquilar una casa
para vivir. Al final salió bien.
Luego
de volver de México, ¿qué hiciste?
Hice tres proyectos. Uno es una banda de
covers, con la que tocamos en bares y fiestas; haciendo clásicos de funk, soul
e incluso temas de Genesis, Rush o Pink Floyd. También mi proyecto solista llamado Manuscritos, que
realicé con casi los mismos músicos con los que hacíamos los covers. Otro proyecto
musical en el que estuve fue el grupo de rock progresivo Nexus, no muy conocido acá pero con mucho éxito en el exterior, en
México, EEUU, Brasil y otros países. Eso me sorprendió mucho. Porque, incluso,
antes de editar el disco que habíamos grabado, ya tenía -para que te des una
idea- casi 5000 pedidos anticipados en Rusia. Parece increíble, pero en esos
países hay muchos fans de rock progresivo y sinfónico en la actualidad. Y
justamente, la música de Nexus está
muy influenciada por grupos como Emerson
Lake & Palmer, Focus, Crucis, etc.
¿Cuál
es tu balance de esta experiencia y porque te fuiste de Nexus?
No me gustó como se manejaban de forma tan rígida
y poco creativa en los arreglos. Al principio me parecieron músicos más
abiertos, sin embargo, mi tarea en el bajo terminó siendo, simplemente, copiar
la mano izquierda del teclado. Aburridísimo.
¿Y qué
te pareció el disco Aire (2012) que
grabaste con ellos?
No me gusta ya que se editó muchísimo, es
un disco collage y las partes de bajo que grabé terminaron siendo irreconocibles,
pero bueno, ellos trabajan así, cortando y pegando.
También
participaste de la grabación del primer disco solista de Héctor Starc, ¿no?
Sí. Y eso fue lo más destacable que hice en
estos últimos años, porque, además, en ese disco del Héctor Starc Trio hay tres temas de mi autoría, y toca Lito Vitale, entre otros. Fue un muy
lindo álbum. Bueno, luego de eso –el año pasado- tuve un fugaz paso de seis
meses por Lovorne, la banda de Luciano Napolitano, junto a Juan Expósito, el histórico ex batero
de El Reloj. En Lovorne hicimos
varias giras y un DVD en vivo que no salió, ya que dejé la banda porque no me
gustaba el ambiente laboral y creativo que había en ese momento.
Ahora estoy armando una producción de temas
nuevos, pero no para editarlos sino para hacer videos en vivo y subirlos a YouTube
y otras redes, ya que no creo más en la edición del disco físico, como formato,
así como de su llegada al público. En este punto, me gustó mucho la idea de Snarky Puppy y sus videos “Family
Dinner”…
Bueno,
seguramente, esa caída del disco como formato que nombrás se relaciona en forma
directa con las nuevas tecnologías y las descargas online, ¿no? ¿Qué opinás?
Ese es un tema al que no encuentro
explicación. Yo me críe disfrutando del ritual de comprar un disco, sacarlo de
la funda, escucharlo. Siempre habíamos tenido el ideal de que, al ser músico,
había que conseguir que una discográfica te contratara, te pagara, para grabar
un disco, editarlo... Y, de repente, todo ese mundo no existe más. Actualmente
los discos se regalan, la gente se los baja gratis. Al mismo tiempo, los
músicos quieren cobrar por la música que graban. Es un tema muy complejo y es
difícil saber quién tiene la razón. Parecería que las dos partes la tienen al
mismo tiempo. Yo lo que hago es vender mis discos en mis shows, no tengo trato
con discográficas. También cuelgo mucho material mío en Internet. Eso también
me sirve para difundir mi música y que mucha más gente me conozca y venga a verme.
Fuiste
músico y amigo de Pappo, ¿cómo lo conociste?
Fue por intermedio de su hijo, que es muy
amigo mío. Yo a Luciano lo conozco
desde que tenía 13 años, incluso antes de que supiera que era hijo del Carpo. Luego Luciano me presentó a Pappo y así terminé tocando en Pappo’s Blues.
Así
de directo, nomás…
Sí. Es más, el primer show en que toqué con
Pappo fue en Obras con B B King, y lo conocí ahí mismo. Fue en
el ‘94, luego de que él hiciera el disco Blues
Local. Justo estaba buscando bajista. Yo en esa época estaba tocando con Black Amaya en una banda que se llamaba
Los Robertones. Un día, mientras me
estaba tatuando, me llaman por teléfono para avisarme que pasara por Obras, a
saludar no se a quién. Todo muy raro. Cuando llego a Obras, aparece Pappo, me da la mano, y me dice: “¿Vos sos Machy?” Sí, le digo. “Vamos a tocar”. Entonces me dan un bajo
y subí a tocar seis temas con él. Estuvo bárbaro. Recién lo había conocido y ya
estábamos tocando en un escenario sin siquiera haber ensayado. Al otro día me
dicen que vaya a tocar de nuevo. Así empezó todo. Al final, estuve cuatro años
tocando con Pappo en más de 300 shows. Fui uno de los bajistas que más duró
tocando con él.
No, lo que pasa es que había mucho
descontrol en su entorno, muchos excesos. Con él sólo me pelee una vez, en el
‘97, y me fui seis meses pero, me llamó de nuevo porque había probado con ocho
bajistas y ninguno le gustaba. Conmigo Pappo
se divertía mucho tocando. Me acuerdo que en los ensayos hacíamos temas de Satriani, los Stones, Jeff Beck, etc.
En el escenario improvisábamos un montón, estaba buenísimo. Por ejemplo, en 300
shows no tocamos casi nunca “Desconfio”, que es uno de los temas más conocidos
de él.
¿Cómo
fue la experiencia de grabar junto a Pappo el disco Caso Cerrado (1995) y tocar con grandes de la música como Carmine
Appice, Tim Bogert y John Lee Hooker?
En realidad, con las tecnologías modernas,
me es muy común el caso de compartir grabaciones con músicos a los cuales nunca
vi en persona (risas). Esos temas ya los trajo Pappo grabados de Estados Unidos. Yo grabé seis temas en Buenos
Aires, entre ellos "Ruta 66", en el cual, por un error de producción,
figura en los créditos que toca el bajo el Zorrito Von Quintiero. Pero esto no
es cierto, ya que yo borré el bajo del Zorrito por orden de Pappo, y quedo mi
línea de bajo en la grabación final. De hecho, yo cobro por mi participación en
ese tema en AADI (Asociación Argentina de Interpretes.)
Luego
de su muerte, la figura de Pappo se revalorizó un montón, ¿qué opinás de eso?
Mi opinión es bien clara. Yo no quiero
hacer tributo a Pappo, no me gusta
estar metido en eso. Sí bien estan buenos los homenajes, no está bueno dedicar
una carrera artística a ello. Y siempre veo gente que lucra con su figura.
Tipos que no lo querían, gente que habló mal de él durante años, y que ahora le
hacen homenaje. Continuamente me llaman para tocar en varios tributos pero yo
me niego. Yo fui amigo de Pappo y muchos tipos que dicen que fueron amigos de él,
cuando estaba vivo no lo podían ni ver. Está todo muy manoseado y esto es algo
que viene de larga data. Por ejemplo, con el disco Pappo y Amigos. Ahí no vas a encontrar muchos “amigos” de Pappo,
incluso no participaron verdaderos amigos de Pappo como Black Amaya y otros.
Sólo fue una movida comercial. En un tema aparece Andrés Ciro cantando y Pappo nunca escuchó a Los Piojos en su casa. El Carpo escuchaba blues, Jethro Tull, Metallica; nada que ver
con eso.
Con
Pappo’s Blues también tocaron como teloneros de los Rolling Stones, la primera
vez que vinieron en febrero de 1995. ¿Cómo viviste esa experiencia?
Eso no fue especial para mí, porque su
música nunca me interesó demasiado. Con el único que llegué a tener contacto
fue con el bajista Darryl Jones, que
debutaba en esa gira como reemplazante de Bill
Wyman. Podría haber conocido personalmente a los miembros del grupo, porque
estábamos invitados al lugar en que estaban ellos, pero yo nunca fui porque
recién aparecía por el estadio un rato antes de salir a tocar. En cambio Juanse tenía que estar a las 5 de la
tarde y ya estaba a las 10 de la mañana en River. Los seguía por todos lados.
¡Hasta se alquiló una habitación en el hotel para estar al lado de la de Jagger! (risas) En mi caso, yo no tengo
ídolos. Siendo bajista me gusta Jaco
Pastorius, pero sólo un par de discos. Me gusta mucho Led Zeppelin, pero sólo cinco discos. Lo mismo con Yes o King Crimson, de los que me gustan cuatro o cinco discos, o con los
Beatles, de los que me gusta solo un
disco, etc. Yo veo que muchos fans de los grupos del rock a sus ídolos le
perdonan todo. No es mi caso. De Genesis,
por ejemplo, me gusta muchísimo todo lo que hicieron en los ‘70; de lo que
hicieron después no me gusta casi nada. Con Rush me pasó lo mismo, después de Moving Pictures no me gustó lo que hicieron.
Además,
en un mega show como ese de los Stones; la música pasa a un segundo plano. Lo
que más importa es el espectáculo, ¿no?
Claro, yo lo vi de costado y no entendía
porque la gente se volvía tan loca. Al otro día, me fui al medio del campo y me
di cuenta de lo espectacular que era el show, con las explosiones y todo eso.
Algo que sólo se puede apreciar de lejos, nada que ver con lo que yo estaba
acostumbrado. Imagínate que cuando yo era chico quería estar cerca del
escenario para ver los pequeños detalles, todo lo relacionado con lo musical.
Ver cuando al guitarrista se le caía la púa y cosas por el estilo. Eso ahora a
nadie le interesa. Agarrás un suplemento de rock y lees que toca Oasis y lo único que se comenta es el
color de los pantalones del cantante. Ya no importa la parte artística, se
comentan boludeces.
¿Qué me gusta? ¡Nada! (se ríe) Bueno, me
gustó un poco algo de Muse, nada más…
Lo que sí me gustaría escuchar es la formación nueva de King Crimson con tres baterías…
¿Pensás
que esto tiene que ver con una degradación en la calidad de los grupos que
fueron surgiendo en comparación con la música que escuchabas de pibe en los
´70?
Bueno, es que en los ´70 se creaban cosas
todo el tiempo en el rock… Hoy, lamentablemente, solo se copia y recicla los
sonidos del pasado… No hay nada creativo.
Del
rock argentino actual, ¿te gusta algo?
En realidad, no hay rock argentino… Todo es
un pop latinoamericanizado con Marshalls… La única banda de la actualidad que
me gusta se llama Vudú. Son unos
pibes de Santa Fe que tocan bárbaro y que deberían ser escuchados mucho más. Su
música me hace acordar a Zeppelin.
Si viniera un rumano y me preguntara como es el rock argentino yo le haría
escuchar a Vudú, no a Pity o a Calamaro.
¿Qué referentes tenés en el bajo?
No muchos. De acá, Alejandro Medina, Willy Quiroga, Eduardo
Frezza (El Reloj) y Alex Zucker (ex Alas) fueron mis influencias; y de afuera Stanley Clarke, Chris Squire,
John Wetton, Roger Glover, Geddy Lee,
entre otros...
¿Cuáles
son tus marcas preferidas de bajos y equipos?
Por supuesto, me gustan los buenos instrumentos: bajos Alembic, más que nada... Y en amplis, Trace Elliot y Hartke, sin duda...
De acá, me gustan los amplificadores Wenstone y los bajos DOH Series, que son
los que uso.
Sí, estoy tocando poco
el bajo, trato de tocar más el Stick, según los laburos que tenga. En realidad,
estoy tocando Stick Bass por necesidad, porque tengo un serio problemas en las
manos, y me cuesta mucho tocar el bajo, entonces estoy haciendo bajos con el Stick,
que es mucho más blando y cómodo...
¿Cómo
hacés para auto gestionarte? ¿Se puede vivir de la música en la actualidad sin
tener el patrocinio de nadie?
Toco en vivo todo el tiempo, genero
proyectos y movidas… Como en la vida, si te quedás quieto te pasan por arriba.
¿Qué
opinás de la difusión que se le da al rock en los medios masivos?
Solo es interesante y creativa en los
medios under. los medios oficiales, prensa masiva, tele y radio, son muy
superficiales y banales.
Tocaste fusión, rock progresivo, hard rock, blues… ¿En qué estilo te sentís más cómodo?
Me gusta mucho la música de raíz
afroamericana: jazz, blues, rock, soul, ahí me siento más cómodo… Por supuesto,
como señalás, también me gusta mucho la música inglesa de los ´70. Me encanta
esa mixtura con la música clásica y la tradición europea, que se hizo en el
rock británico clásico de esos años.
Para
terminar, una pregunta que le hacemos a todos nuestros entrevistados: Nombrame
un tema de otro artista que te hubiese gustado componer a vos.
¿Uno solo? Ok. (piensa) ¡¡"Black Dog”, de Led Zeppelin!!
Emiliano Acevedo
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