Queen afrontó en 1975 una transformación
decisiva en numerosos aspectos, no solo estrictamente musicales. Esa
transformación no fue fruto de la improvisacion sino de un arduo trabajo y la
edición de tres álbumes previos que se fueron superando en calidad y
sofisticación musical. Por supuesto, el reto era enorme para una banda con solo
tres años de existencia a nivel discográfico, por lo que A Night at the
Opera
era mucho más que el siguiente álbum de Queen. Era, nada más y nada menos, que
la prueba definitiva de su grandeza y su capacidad para comenzar a reinar en el
panorama rockero internacional. Además, en este cuarto álbum del grupo, editado
en noviembre de 1975, se estrenó el nuevo logo del grupo, diseñado por Freddie
Mercury, en donde se fusionaban los símbolos de los signos del horóscopo de sus
integrantes.
Esto es mucho más que la historia de un
álbum, es la historia de una banda que supo utilizar con inteligencia todas sus
armas musicales para sacar el máximo provecho de sus recursos. Con A Night at the Opera, Queen terminaría
demostrando que los complicados arreglos barrocos, las voces cuidadosamente
trabajadas y las producciones espectaculares no tenían secretos para ellos, al
momento de hacer esta obra maestra que terminaría entrando en la historia.
LAS
CANCIONES:
“Death on Two Legs” es el derecho al
pataleo del vocalista Freddie Mercury en contra del ex
manager del grupo, Norman Sheffield, quien estuvo a cargo de Queen entre 1972 y 1975. Incluso
durante los shows de la banda, el cantante solía presentar el tema
dedicándoselo a “un hijo de puta que conocí”; como para no dejar lugar a dudas…
"Lazing
on a Sunday Afternoon", también compuesto por Mercury, es un clásico tema de Queen que jocosamente suena parecido
a los viejos standards del music hall británico. Aquí, la voz de Freddie fue
registrada en el estudio y reproducida a través de unos parlantes que estaban
en un balde de lata. Así se volvió a grabar para generar ese sonido tipo
“megáfono”
“I´m in Love
with My Car” es una de las canciones más famosas que el baterista Roger Taylor compuso jamás para Queen. Sin embargo, en un comienzo casi fue
descartada, porque Brian May –luego de escuchar el demo- pensó que era,
simplemente, una broma de Taylor y no una canción en serio. Obviamente, el
batero se la dedicó a su auto, un Alfa Romeo, cuyo motor fue grabado en vivo
para hacer los efectos de sonidos que aparecen al final del tema... Sin embargo,
otras versiones dicen que fue compuesto pensando en el Triumph TR4 de Jonathan
Harris, uno de los plomos del grupo. Por eso en el disco se incluyó una leyenda
que dice que está dedicado al propio Harris, “un corredor hasta el fin”.
"You're
My Best Friend" fue el primer single de Queen escrito por el bajista John Deacon. Curiosamente, él compuso esta canción mientras estaba aprendiendo a
tocar el piano, y está dedicada a su esposa, Veronica Tetzlaff.
Por su
parte, la letra de “39” relata una triste historia de ciencia ficción acerca de
un grupo de exploradores del espacio que se embarcan en lo que, desde su
perspectiva, era un viaje de un año de duración. Sin embargo, cuando regresan
se dan cuenta de que han pasado 100 años, debido a la dilatación del tiempo,
que es el fenómeno predicho por la Teoría de la Relatividad, de Albert Einstein; por lo que descubren
que aquellos seres queridos, que dejaron al partir, ahora son muy viejos o están
muertos. En la versión de estudio de este tema canta su autor, el guitarrista Brian May, con Mercury y Taylor
haciendo coros. Sin embargo, durante las presentaciones en vivo de Queen,
Freddie era el que se hacía cargo de la voz principal.
Por su
parte, "Sweet Lady" es un rápido e inusual rock distorsionado en
donde funciona de maravilla el complejo entramado polirítmico diseñado por May: un ritmo de 3/4 que se vuelve 4/4
en la parte media de la canción. Por algo Roger
Taylor alguna vez declaró que esa fue la parte de batería más difícil que
le tocó grabar en toda su carrera.
"Seaside
Rendezvous", es un temita muy simpático parecido al jazz de los años 20, escrito
por Mercury, en donde éste y Taylor usan sus propias voces para
imitar el sonido de varios instrumentos de viento como el clarinete, tubas y
trompetas; utilizando, incluso, un kazoo.
Sin dudas, “The
Prophet's Song” es uno de los temas más complejos, no solo de este disco, sino
de toda la historia de Queen, además del más largo grabado por el grupo.
Compuesto por Brian May incluye una
sección de canon vocal en donde la voz de Mercury,
multi trackeada, juega con el sonido estéreo, mediante el delay, armonizando
con sí misma, mediante repeticiones continuas hasta llegar a un éxtasis sonoro
que desemboca en una de las mejores performances instrumentales de rock
progresivo que haya hecho jamás el grupo. Según May, la inspiración para el
tema le vino en medio de un sueño, que tuvo durante un periodo en el que estuvo
enfermo, acerca de una gran inundación, bastante parecida al diluvio universal
bíblico.
La clásica
balada "Love of My Life" fue escrita por Mercury a su novia (y posterior amiga de toda la vida) Mary Austin. Aquí, Freddie toca el
piano, desarrollando una encantadora performance –casi de tintes melódicos y clásicos-,
y May se luce en el arpa, la
guitarra acústica y la eléctrica. Una canción que fue siempre muy bien recibida
por el público en los shows del grupo, como, por ejemplo, cuando tocaron en
Argentina, en el verano de 1981, en donde miles de personas la corearon al unísono,
emocionando a los músicos.
"Good
Company" es un corto tema escrito y cantado por May, quien, además, se luce en el ukulele. No está mal, pero no
aporta demasiado.
Ahora bien,
¿qué se puede agregar de "Bohemian Rhapsody" que no se haya dicho ya?
Es el mejor y más famoso tema que haya grabado Queen en toda su carrera, y uno
de los más significantes de toda la historia del rock. Un exceso rapsódico de
lirismo y música compuesto por Mercury.
Sin dudas, la perfección hecha canción, con partes lentas, rápidas, coros operísticos,
en bloques musicales sucesivos de impecable factura. Una canción que funciona
como una excelente mixtura de todas las cualidades del grupo: un principio del
tema que recaía sobre Freddie y su piano, con la aportación del resto en la
parte central, para dar paso a una grabación que desarrollaba la parte operística,
entrando el grupo al completo en el desenlace de la canción, con mucha fuerza
rockera.
Después de semejante despliegue no quedaba
otra que cerrar el disco con otro himno: “God Save the Queen”, la canción
patria británica. Una versión rock e instrumental que se vincula,
inevitablemente, con la que había hecho Jimi
Hendrix del himno norteamericano en Woodstock. Una gran demostración
musical (y de principios) para finalizar el álbum –y todos los conciertos del
grupo, de ahí en más…
En resumen, A Nigth at the Opera marcaría una tendencia evidente hacia lo
pomposo y bombástico, que aumentaría la popularidad, el prestigio y los éxitos
de la banda, pero que terminaría por meterlos en un auténtico pozo sin fondo
del cual afortunadamente lograrían salir airosos con la edición posterior de
álbumes menos pretenciosos y más directos como News of the World, Jazz o, especialmente, The Game, cuando ya despuntaban los 80. Así, como esta
comercialidad aumentaría hasta extremos más radicales, esa vertiente más
barroca y compleja de mediados de los 70 seguiría apareciendo en discos
posteriores, pero ya no de forma exclusiva.
E. A.
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