martes, 18 de septiembre de 2018

LOS IDEALES DEL BUEN ROCK N´ ROLL, entrevista a Bocón Frascino


Leyenda. Con cuanta facilidad se aplica ese término a cualquiera hoy en día. Sin embargo, Osvaldo Bocón Frascino sí que es una leyenda viva de nuestro rock. Un pionero, como tantos otros, con una vida dura, pero que nunca dejó de apostar por su arte, por sus ganas de seguir tocando buen rock y blues. Lo conocí en un bar de Flores, hace un tiempo, y me contó anécdotas y vivencias de todo este largo camino recorrido. Desde aquellos lejanos años 60, cuando aún estaba todo por hacer, y este presente tan duro, en el que nadie te regala absolutamente nada. De esa charla salió esta entrevista sin desperdicio. Bocón Frascino y su leyenda rockera…

ENTREVISTA> ¿Cómo fueron tus primeros acercamientos a la música?
Desde chico tenía mucha inclinación por la música, y mis maestras de la escuela les sugirieron a mis viejos que me mandaran a estudiar música, porque veían que tenía facilidad y algo de talento. Entonces mi viejo me llevó a un profesor de guitarra, que me enseñaba tango y folclore, yo tenía 7 años. Después, ya más grande, empecé a cantar canciones folclóricas en las peñas, y cuando salen los Beatles, a mis 13 años, dejé el folclore y me convertí al rock. En esa época me juntaba a tocar con Willy Gardi, que era vecino mío, y formamos nuestro primer grupo: The Kids Loyals. Ahí hacíamos una versión de “My Generation”, de los Who.

¿Ibas a La Cueva?
Sí, a la segunda Cueva, a la de Pueyrredón. Íbamos varios pibes que éramos de la Zona Oeste. Nosotros éramos pibes distintos. Los de Capital eran más intelectuales y los del Oeste éramos más de barrio. Había esa diferencia, se notaba mucho en esa época. Cuando íbamos al Centro, ya por la forma de ser, te sacaban la ficha de que eras del Conurbano.

¿Por qué pensás que históricamente siempre pegó tanto el rock en la Zona Oeste?
Eso ya venía de antes. Cuando nosotros empezamos a frecuentar el centro de Ramos Mejía, ahí ya había bandas que eran legendarias. Grupos de la generación anterior que venían con la onda rock n´ roll de Elvis Presley y demás. Ellos iban a bailar a los clubes. Cada lugar, ya sea Ramos, Morón, Flores o San Justo; tenían su propia banda… Y esos eran “los machos”, que salían a pelearse. Todos los fines de semana se peleaban barras de un lugar contra otra, con manoplas, con fierros, sevillanas… Los Gallos de Morón eran re pesados, en Ramos estaba el Indio o Cachito en Lomas. Si ibas a un lugar donde estaba otra banda, tenías que portarte bien porque era pesada la mano. Esa fue la generación anterior a nosotros, que éramos más chicos. Me acuerdo que en Ramos tocaban Los Búhos, yo los iba a ver. Recuerdo que era todo tan rudimentario que al amplificador le ponían un ventilador para que no se prendiese fuego [risas]. Ellos hacían los primeros temas de los Beatles. Ese amor por el rock se fue transmitiendo de generación en generación. Al principio, el público le gustaba bailar rock n´roll, y nosotros fuimos más de empezar a escuchar a los Beatles y a Bob Dylan, ver que podíamos sacar en la guitarra.

¿Cómo empieza todo?
Nosotros fuimos los primeros en dejarnos el pelo largo en el Oeste, con Willy Gardi y Ricardo Jelicié, que después fue bajista y cantante de Sacramento. Nos querían matar por usar el pelo largo. Nos mandábamos a traer los jean del extranjero, porque acá los Far West eran una lona, así que nos hacíamos traer los (pantalones) Lee por avión. Pero la gente nos veía con esas pintas y nos querían matar…
Bueno, después de tocar en el Oeste por mucho tiempo, conocí a Pajarito Zaguri y toqué con él. Formamos una banda con Moris, Pajarito, Willy Gardi, un pibe que tocaba la batería y yo en el bajo. Tocamos un tiempo y me llama Pappo, quien quería formar su propio grupo, porque Pajarito me recomendó. Pappo, que no me conocía, me citó sin conocerme en (la confitería) La Giralda, para que tocase el bajo. Así se forma Engranaje. Después seguimos con Engranaje sin Pappo, y luego entré en Pescado Rabioso.

Con esa primera versión de Engranaje no llegaron a grabar…
No. Porque no llegamos a ser un grupo con una formación sólida, cambiábamos mucho de integrantes. Fuimos muy under.


¿Cómo se da tu contacto con Spinetta?
Por intermedio de Black Amaya. Yo había tocado el bajo en el embrión de lo que después fue Pappo´s Blues, junto a Pappo y Black. Ensayábamos en la casa de Pappo con los equipos de Los Gatos, me acuerdo. Cuando Pappo se va al extranjero, Black se queda en banda y habla con Luis para que yo entre como bajista en Pescado.

¿Cómo fue conocer a un bocho como el Flaco?
Era una cuestión muy distinta a todo lo que estaba acostumbrado. Me acuerdo que fui a su casa a ensayar, y a él le gustó mucho como sonaba el trío, con la base que le hiciéramos Black y yo. Luis venía con una onda media psicodélica, esa era la música que quería empezar a hacer. Por su parte, Black venía de una onda más pesada, al haber tocado junto a Pappo. Y a mí me gusta mucho armonizar. A pesar de que yo tocaba el bajo, le buscaba armonías a lo que hacía Luis, sin perder la base fuerte que hacíamos con el Negro; busqué un punto intermedio entre los dos. Así que se puede decir que el nuestro era un trío muy bien equilibrado, musicalmente hablando. Logramos una buena química entre los tres. Empezaron a salir cosas buenas.


¿Los temas ya los tenía escritos Luis o fueron saliendo en los ensayos?
No. Por ejemplo, “Blues de Cris” él ya lo tenía escrito, pero lo tenía de otra forma. La forma de riffear, y todo lo demás, le salió con la interrelación que formamos en Pescado. Porque antes “Blues de Cris” tenía una onda más tipo “Almendra”, que a lo que hizo después. Fijate que Pescado terminó sonando muy fuerte. Escuchá “Me gusta ese tajo”, y tiene una base súper pesada.

¿Spinetta ya tenía ganas de hacer rock pesado, o el encontrarse con Black y con vos hizo que fuera por esa veta musical?
Él no tenía la idea de hacer esa música, surgió cuando nos juntamos. Por ejemplo, Black era un baterista muy cerrado en esa época, y cuando empezó a tocar con Spinetta se abrió mucho más, empezó a tocar con más arreglos, a respetar los ensayos… Es como que cada uno se nutrió de la interrelación musical que fundamos en Pescado. Bueno, volviendo a tu pregunta anterior, Luis ya tenía algunos temas escritos, pero también tenía una rapidez impresionante para componer temas nuevos.

¿Y los temas que hicieron juntos, como “Dulce 3 Nocturno”?
Compusimos varios juntos: “Dulce 3 Nocturno”, con Luis y con Black; “Me gusta ese tajo”, también con los dos; “Algo flota en la laguna”, con Spinetta; y “Mi espíritu se fue”.

¿Cómo los compusieron?
Yo le mostraba cosas, y cuando a él le gustaba algo, se acoplaba y le dábamos forma.

Las letras son de él…
Sí, las letras son de Luis. Pero las letras también están influenciadas por lo que vivía en Pescado, porque él me habló una vez que había cambiado todo su lenguaje, la forma de escribir, a partir de sus vivencias en el trío. Su forma de escribir empezó a ser más picante.

Claro, porque “Me gusta ese tajo” era un tema que hubiese sido inimaginable en Almendra…
Sí, ahí primó la idea de Black, porque él les decía “tajo” a las mujeres. Siempre hablaba de los “tajos”, y Luis se reía mucho de eso, y de ahí sacó la idea para hacer la canción. Es decir, que nosotros también empezamos a influenciar en las letras que Luis escribía.

¿Y “Dulce 3 nocturno”?
Fue una idea que empezó Black, y que fuimos sacando juntos. Salió una noche en una casa quinta que nos había alquilado el productor Jorge Pistocchi en Ituzaingó, para ensayar y preparar nuestro repertorio. Lo hicimos los tres, a oscuras en la noche. Por eso su título.

Hubo temas de Pescado que quedaron inéditos, ¿no?
Sí, temas como “Pibe” o “La fiebre paranoica”, en donde Luis escribe en contra de la represión. Eran letras muy directas, casi de protesta. Describía lo que le pasaba al público de rock con respecto a la represión policial en la calle o a la salida de los conciertos.

“Mi espíritu se fue” era más psicodélico…
Sí. Yo tenía el riff y lo hicimos a partir de ahí. Luego, ellos lo grabaron en el segundo álbum de Pescado, cuando yo ya no estaba, en forma más acústica. Ahí, me dijeron, que el solo lo hizo David Lebón. Yo luego le hice una versión más eléctrica para Engranaje.

Por su parte, “El monstruo de la laguna” es la locura total. ¿Salió de la leyenda del monstruo del Lago Ness?
No sé. Esa letra fue idea de Luis. Es un tema que habla del fin. Creo que es una letra que está adelantada en el tiempo, porque habla un poco de lo que está pasando ahora. El monstruo vendría a ser el sistema que todo se devora y neutraliza. ¿Cómo se puede luchar contra ese sistema?
Es imposible cambiarlo…

Como la mancha voraz…
Claro. A ese nivel. Por otro lado, es una letra que habla del final. Como que se va llegando a un fin en este tiempo. No tiene nada que ver esa lucha con los ideales que uno pueda tener, y como se lucha por preservar eso. Tiene que ver más con el Leviatán de Hobbes, ¿no? El hombre que se devora a sí mismo. Ese sistema capitalista que está destruyendo todo.

Lo que ahora se llama globalización…
Y sí…

Black, Cutaia, Lebón y Frascino: Los ensayos para Las Bandas Eternas (2009)

¿Cómo fue grabar Desatormentándonos (1972)?
Lo grabamos en cuatro canales. Y a pesar de solo utilizar cuatro canales, lo escucho hoy en día y me sorprendo, porque tiene un sonido increíble, una potencia bárbara y un cuerpo impresionante. No sé cómo hizo el técnico, Norberto Orliac, para laburarlo, pero es increíble su trabajo. Sin dudas, es un disco del que yo me siento muy orgulloso de haber formado parte, porque, aun hoy, la gente me sigue diciendo lo importante que fue dentro del rock nacional. Eso es algo que me da satisfacción, que me gratifica mucho. Porque los tiempos son muy duros ahora para los músicos de rock, en comparación a lo que en su momento pensábamos podíamos llegar a lograr con esta música…

¿Por qué te bajaste de Pescado Rabioso?
Porque a mí me tiraba mucho la viola y me hacían tocar el bajo. Yo me enfermaba, loco. Muchos no me entienden, pero yo soy violero y quería tocar la guitarra. Me taladraba la cabeza eso. Necesitaba tocar la guitarra, era como una adicción, una necesidad. Yo veía que todos los violeros avanzaban y yo estaba con el bajo. Así que me fui de Pescado y eso que era la mejor época del grupo. Yo se lo expliqué a Luis y él me dijo que estaba todo bien. Tuve que elegir entre la vocación y el éxito.

Luego tocaste la viola en el disco Damas Negras (1974), de Carola.
Sí, ahí me convocó su marido Carlos Cutaia. Ellos ya me conocían de Pescado Rabioso. Así que se armó una linda banda, porque yo convoqué a mi amigo Ricardo Jelicié para que tocara el bajo, y estaba también Oscar Moro en batería. Con el piano y la dirección musical de Carlos, más la voz de Carola, salió un muy lindo disco. Carola quedó muy conforme con el resultado final.


Y también se da el proyecto de Sacramento, que luego quedó trunco…
Hicimos un muy buen disco, pero que no salió porque Ciro (Fogliatta) se separó de la banda y RCA no lo quiso editar. Al final quedó solo una cinta original, un tema sin mezclar, de la grabación; el resto desapareció. Las habrán quemado, acá no se guarda nada de las grabaciones.

Después de Sacramento, ¿te retiraste de la música? Porque no se volvió a saber de vos durante varios años.
Estuve enfermo mucho tiempo, estuve mal. Toqué en lugares under. No tuve suerte. Tuve problemas de salud, me medicaron y perdí mucho tiempo que podría haber dedicado a hacer música, es como que perdí el lugar que tenía. Después que pude reestablecerme, volví a tocar…


Leí que trabajaste en Entel…
Sí, estuve trabajando ahí. Es que tuve que laburar para poder mantenerme. Así pasaron muchos años sin que se conocieran noticias mías. En ese momento, tocaba para despuntar el vicio nomás, pero no en forma profesional. Cuando ya me sentí bien, volví a formar Engranaje, en 1996, con nuevos integrantes. Ahí grabé dos álbumes. Y desde 2010, logré una formación fija que se sigue manteniendo. Ya grabamos dos discos con esta formación, con Daniel Molinari en batería y Adrián Domanski en bajo. Con ellos hemos conseguido el sonido que queríamos y estamos muy conformes con eso. Tocamos blues, rock de acá y progresivo también. Más o menos, parecido a lo que hacía en Pescado: a partir del blues experimentar bastante en lo que hacemos, sin llegar a lo sinfónico. Temas largos pero más en formato canción.


Es difícil lograr visibilidad y difusión hoy en día. ¿no?
Sí. Lamentablemente, no llegamos a tener la difusión que necesitaríamos para hacernos conocidos. De la música es muy difícil poder vivir. Es un privilegio para contados músicos. Es muy difícil que te escuchen en este país. Yo sigo luchando para poder lograrlo, y para que mis músicos reciban algo por el sacrificio que hicieron. No lo hago para ganar mucha guita sino para poder mantenerme haciendo música y poder llevarle al público un buen rock n´roll. Hacerle llegar a la gente un mensaje y sonido para que vean que eso sigue vivo.

Emiliano Acevedo


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