viernes, 9 de marzo de 2018

LLEGANDO LAS VENTIZCAS DEL OESTE, entrevista a Alejandro Schanzenbach



Dice que no es un artista de culto, y habrá que creerle nomás, aunque varios piensen lo contrario. Lo cierto es que Alejandro “El Alemán” Schanzenbach, hace años que viene forjando su propia leyenda de rock, desde el margen, largo y sin prisa. En los años 80 integró la banda Autobús, uno de los primeros grupos denominados “modernos” del rock nacional, tras lo cual tocó el bajo como músico acompañante de Andrés Calamaro (con quien grabó en los álbumes Por mirarte y Nadie sale vivo de aquí) y de Moris. Luego llegaría su labor como solista, a partir de los 90, aunque antes formara un grupo denominado con su propio apellido: Schanzenbach. La presentación masiva de esta banda se daría en La TV Ataca, el recordado programa de televisión conducido por Mario Pergolini. Así llegaría el segundo disco del grupo, Símbolo de los tiempos. Luego de que terminara este proyecto, Alejandro grabaría Ácido y miel y más tarde formaría otra banda, La Tolva, un power trio con los que tocó en la Antártida Argentina.

Esta es la historia de Schanzenbach, un auténtico rockero del no tan lejano Oeste, ahí donde está el agite…

ENTREVISTA: ¿Cómo fueron tus inicios en la música? ¿Cómo te formaste como músico?
Empecé a tocar la guitarra a los 8 o 9 años. Al principio, leía lo básico en lo que respecta a material clásico, también tango y folclore. En esa época, en las fiestas, en mi casa se juntaba mi familia, y había unos tíos míos que tocaban guitarra, bandoneón… Hasta un baterista había… (risas) Eran unos viejos locos y copados, y esa creo que fue mi influencia más grosa. Bueno, seguí estudiando, y por ahí dejaba un tiempo, pero como tocaba no era necesario estar con maestros. Así estuve, estudiando música, a veces sí, a veces no; hasta que luego de los 12 o 13 años no estudié más. En eso, un día vino un amigo de mi barrio (San Antonio de Padua) y me invita a tocar el bajo en un grupo. Ahí eran todos más grandes que yo. Imaginate que cuando me invitó a tocar le pregunté que era un bajo… ¡Yo no tenía ni idea! Él me dijo que era como la guitarra pero con cuatro cuerdas… (risas) Así que fui y ya no lo dejé más. Yo tenía 15 años

¿Qué artistas y discos eran tus preferidos en esas épocas iniciales?
En esa época, iba a bailar y veía muchas bandas. Me gustaba mucho el rock pesado, pero escuchaba de todo. La verdad, en vivo era emocionante ver a grupos como El Reloj, Pappo´s Blues, Aeroblues, La Máquina de Hacer Pájaros, Invisible, Spinetta… También vi a Pastoral, Los Jaivas, y un montón más…

¿Cómo era iniciarse como músico de rock a fines de los 70, principios de los 80?
En mi caso, en el año 79 fui a laburar al circo Real Madrid, que tenía una orquesta de 10 u 11 músicos y estaba buenísimo. Me pagaban buena plata y yo era feliz. Eso duró hasta el último día del 79 porque en el 80 tenía que hacer la colimba. Así que largué el circo y seguí tocando por aquí y por allá. Durante esa época ya me había comprado el (bajo) Fender Precision que todavía tengo, y bue… Se me vino el Servicio Militar encima, nomas. Esa experiencia tuvo cosas interesantes porque allí aprendí a tocar el tambor, y también el bajo, con la banda del RI 6 de Mercedes. Así que todo bien, seguía tocando, armamos una banda hecha con pibes de afuera y compañeros de la colimba, y tocábamos en Mercedes y en otros lugares. Hacíamos covers y temas nuestros. También laburaba con los milicos durante los carnavales, tocando música de artistas internacionales. Cuando me dan la baja ya estábamos en mayo del 81, y a partir de ahí armé varias bandas, y seguí tocando por la zona Oeste del Gran Buenos Aires, hasta que me convocan y acuartelan para la Guerra de Malvinas.

¿Y cómo fue tu participación en Malvinas, y cuál es el tipo de reclamo al que estás adhiriendo en la actualidad?
Lo que pedimos es que se nos reconozca como partícipes de la Guerra de Malvinas. Estuvimos con un píe en el Hércules, y no es justo que ni siquiera nos tengan en cuenta. Sobre todo pensando que hay miles de tipos que cobran pensión de excombatientes y no fueron. Bueno, nada, creemos que es justo que haya un escalafón y se nos reconozca. No estuvimos en Malvinas, pero estábamos listos para ir y hacíamos logística en el continente. No pretendemos ser iguales que los compañeros que fueron a Malvinas, pero estuvimos ahí. En junio del 82 me dieron la nueva baja y así retomo mi historia con la música.

¿Qué balance hacés de tu experiencia en Autobús?
Pasó que, tocando, en algunos viajes me crucé varias veces con los Autobús, que en esos tiempos eran un trío acústico. Incluso, con Miguel Gabanelli (guitarra) habíamos tocado en otras bandas, y con Meno (Rubén Fernández, voz) nos conocíamos de Padua. En esa época, éramos pocos los que hacíamos música en la zona, y por eso nos conocíamos todos... Cuando deciden electrificar a Autobús me dan un casete que traía tres o cuatro temas, para que los escuchara. Los saqué y fui a un ensayo de la banda, y nos pusimos a tocar. En ese momento, también habían entrado al grupo Gaby Kerpel (teclados), Ricky (Ricardo González, batería), junto a Miguel y Meno. Así empieza la historia de Autobús como grupo. Empezamos a tocar y no paramos hasta diciembre del 85. Fueron tres años de no parar de tocar, hicimos dos discos (Maten al Último Romántico, 1983; y Bailando Sobre los Escombros, 1984) y nos presentamos junto a todas las bandas y solistas de la época: Soda Stereo, Sumo, Zas, GIT, Lebón, Páez, Los Abuelos de la Nada, Suéter, Los Twist, Charly, Virus, Los Enanitos Verdes, etc… Luego, paramos, nos fuimos a una quinta en Merlo, y empezamos a trabajar en lo que sería el tercer disco del grupo, pero ya no era lo mismo. Se había ido Kerpel y la banda estaba sin brújula.

¿Cómo te integrás a la banda de Calamaro?
Paralelamente a esto que te contaba, Calamaro produce el segundo disco de los Enanitos Verdes, y de ahí viene la conexión con Andrés, porque un par de personas de la producción le propusieron formar una banda al Cala. Fijate, si leés en el librito del disco Nadie Sale Vivo de Aquí, hay una parte que dice “banda fundada por Quique García y Oscar Saavedra. Ellos fueron los que mediaron para que nos juntáramos con Andrés y empezáramos a tocar. Calamaro ya nos conocía de Autobús, y nosotros a los Abuelos, pero nunca habíamos hablado, sólo nos conocíamos a la distancia. Bueno, así fue que nos juntamos en el invierno del 86 en una sala de (la calle) Montañeses, en Belgrano. Empezamos tocando Ricky, Andrés, y yo. Luego vino Gringui (Herrera) y ahí, digamos, se formó la que luego sería la banda de rock de Calamaro. Más tarde, se sumó al grupo el venezolano Petrina, que un año después sería remplazado por Ariel Rot. Ariel solía venir bastante seguido a nuestros ensayos porque era amigo de Cala. En fin, todo éste proyecto se iba desarrollando, y paralelamente seguía tocando en Autobús. Es más, llegamos a hacer algunas presentaciones en el recordado programa de TV Feliz Domingo, Autobús y Calamaro, tocando ambos grupos el mismo día. Esa era una época en que se tocaba bastante en la TV, ¡y en vivo! Eso estaba bueno porque tenía mucha llegada a la gente, y sobre todo al interior del país, en donde era difícil llegar, por los gastos y demás cuestiones. Así que seguí adelante con ambos proyectos musicales. Como te decía, a comienzos del 87 grabamos el tercer disco de Autobús (El Amor es un Sueño Americano), que sonaba muy bien, pero había un cambio evidente en la música. En cuanto al sonido del grupo, éramos otra cosa, y fuimos perdiendo fuerza en el proyecto. Al mismo tiempo, con Calamaro empezábamos a tocar cada vez más.


Y así llegan a grabar Por Mirarte...
Sí, a fines del 87 nos encerramos en la sala de los Soda, en (la calle) Naón –en los que después fueron los estudios Supersónico- y preparamos Por Mirarte… Cuando digo “preparamos”, hablo en plural porque toda ésta historia la veníamos haciendo con mi compañero de Autobús Ricky González, él en batería y yo en bajo. Si bien, con Autobús habíamos compartido escenario con casi todo el mundo, ya con Calamaro nuestra colaboración fue bastante más lejos, ya que participamos del (festival) Rock in Bali (en enero del 87), junto a Fricción, Sumo, Soda, Virus, Los Violadores, y todo eso. Grabar Por Mirarte fue una experiencia muy buena por lo rico que era "trabajar" con Andrés. Había una propuesta clara: todos tocábamos los que había que tocar y no se hablaba. Sólo se tocaba. Todos sabíamos que era lo que hacía falta, y así se armó ese disco, con algunos temas que tocábamos en vivo y muchos que se terminaron de armar en el estudio. Luego, tuvimos un año 88 muy movido. Porque, al contrario de lo que se dice, Por Mirarte fue un éxito. Por lo menos para nosotros, que no paramos de tocar durante todo ese año, de norte a sur y de este a oeste… No parábamos, estábamos de gira siempre. Justo cuando salió Por Mirarte dejamos Autobús, y Autobús se termina luego de unos shows en Paraguay...

Luego participaste de la grabación de Nadie Sale Vivo de Aquí (1989), el que algunos consideran uno de los mejores álbumes de la carrera de Calamaro, aunque no haya sido un éxito de ventas...
Con respecto a Nadie Sale Vivo de Aquí, ese disco se grabó en plena época de hiperinflación. Había mucha locura, veníamos tocando mucho, y cuando fuimos al estudio nadie sabía que era lo que íbamos a hacer, ni siquiera Calamaro… Así que nos encerramos en (los estudios) Panda, y así salió ese disco fresco, simple y profundo. Era una época de cambio para todos. Muchas giras, mucha música, y mucho de todo… Éramos una Banda –así en mayúscula-, porque, si bien había una cabeza visible, todos trabajábamos en equipo, y por eso salieron esos dos discos. Creo, en rigor de verdad, que si hubiésemos firmado todo lo que hicimos, casi todos los temas tenían participación de todos nosotros. Pero la realidad es otra, casi siempre, y así uno va creciendo y aprendiendo de las trampas que tiene la música, acerca de lo que uno gana y lo que tendría que ganar, lo que se esconde, lo que te dan y lo que no… Empezás a pelear por tus derechos, y, en mi caso, ahí terminé -o comencé, mejor- una nueva historia con 4 Caras, previo paso de tocar con Moris. En el 90 toqué en la despedida de Calamaro, antes de que fuera a España, y dos meses después del regreso de Moris, ya estaba trabajando en mi propio material.

¿A Moris cuándo lo conocés?
En el 88, cuando Calamaro lo invitó a tocar unos temas en Cemento. Después, en el 90 armamos Basterrícolas, un grupo que habrá hecho unos 7 u 8 shows, y Moris vino a ver varias de esas presentaciones. Ya sabíamos que Calamaro se iba a España. Por su lado, Rot iba y venía. En eso, Moris empezó a preparar su vuelta a la Argentina, y a tocar en el (Teatro) Coliseo. Así, empezamos un periodo en el que no paramos de tocar juntos. En el medio de todo eso, con parte de esa banda y algunos otros viejos amigos, grabamos 4 caras en Panda, en mayo del 91, y estuvo guardado hasta setiembre del 92, que es cuando fue editado el disco...

Así llegamos a tu grupo Schanzebach ¿Qué recordás de ese proyecto?
Bueno, yo me había unido a (Jorge) Daffunchio, y trabajábamos las letras juntos, sobre todo las del primer disco. Yo era consciente que todo era igual de importante: letra, música, músicos… En fin, todo. Empecé grabando demos, y de ahí salió 4 Caras (1992). Ese fue un disco de demos, y eso explotó.

¿Por qué se termina Schanzebach y te hacés solista?
No hay demasiada diferencia entre mi labor en la banda Schanzebach y mi trabajo posterior como solista. Yo siempre trabajé como solista, no hay quiebre en los tres discos. En uno salí a tocar como trío, el segundo (Símbolo de los Tiempos, 1994) fue hecho por un cuarteto, y Ácido (2003) casi lo grabé yo solo. La única diferencia es que en los dos primeros discos había banda y en el tercero no…

¿Por qué estuviste tanto tiempo sin editar material nuevo, entre tu segundo y tercer álbum?
Sin embargo, en el 97 empecé el proyecto Underbach (instrumental, con algunos temas que luego incluí en Ácido y Miel), y toqué mucho con el formato instrumental hasta el 2000. En 2001 empecé a estudiar el profesorado de Lengua. Si bien seguí tocando -porque, al mismo tiempo, armé una banda- le di duro al estudio, y hasta el 2004 me mantuve cursando la carrera en el profesorado en Moreno (me faltan tres materias para terminar tercer año, y me queda cursar cuarto año para recibirme). En resumen, el tema es que colgué con el estudio, y recién ahí medio que retomé la música en serio e intenté armar una banda que luego devino en mi proyecto actual La Tolva...

En los 90, propuestas artísticas como la de tu grupo tenían buena difusión, apareciendo en programas de televisión y radio. ¿Por qué pensás que eso ya no existe más?
El hecho de que yo haya tocado en TV y radios grandes tuvo que ver con un momento, y con un disco que le gustó a los difusores y en vivo era muy fuerte. Tenía todos los atractivos para que sonara en todos lados y eso fue lo que pasó. Así, no paramos hasta tocar en River con los Guns, y seguimos… Ahora, si vos hacés un disco bueno o muy bueno, tenés contactos, y la banda suena bien, tenés posibilidad de que eso funcione, pero tienen que estar los astros alineados. (risas) Durante años, he trabajado mucho, produciendo a varios personajes a los que les ha ido más que bien, pero eso del negocio de la música es muy ingrato. Muchas veces, el tema de la difusión fue difícil. Siempre fue igual: en los 70, 80, 90, etc., etc… Ahora, quizás, sea más difícil aun, pero hay lugares en donde se puede tocar, y también hacer TV en canales abiertos. Cada época tiene lo suyo. Hoy, creo que hay que estar más atentos. El pop arrasa pero el rock también tiene lo suyo, Internet ha cambiado casi el formato del disco, ahora tenés mp3, mp4, cd, vinilo, casete… Hay de todo y para todos. Solo hay que encontrar el conducto para poder desarrollar un proyecto musical. Con mi proyecto actual de La Tolva creo que estamos alcanzando un muy buen nivel de temas, el grupo suena, y ahora hay que terminar de grabarlo, mezclarlo, y que salga… Pero eso cuesta guita, mucha guita. Nosotros lo estamos haciendo por "monedas", en base a nuestra experiencia, y después habrá que tener el culo suficiente para que pueda entrar por algún lado, que llegue a la gente.

Contanos acerca de algún show que recuerdes especialmente, tanto aquellos que hayas presenciado como espectador como aquellos en que hayas participado como músico arriba del escenario.
No hay un único show en particular que me haya marcado. Recuerdo a muchos artistas que vi en vivo. Demasiados, creo: Prince, Jaco Pastorius (con Weather Report), Stanley Clarke, Albert King, B.B King, James Brown, Lou Reed, Iggy Pop, Los Ramones, Peter Hammill, Robert Fripp, Buddy Guy, Neil Young, John FogertyTodos ellos -y muchos más- influyeron en todo lo que hice y hago. También admiro muchísimo a músicos como Hendrix, Marley, los Beatles, los Stones, los Doors, Elvis, Bo Diddley, Vaugham (tanto Jimmie como Stevie), Peter Tosh, Cream, Allman Brothers… Creo que haber tocado con músicos argentinos muy conocidos –y no tanto- , así como tomar café, charlar, y pasar horas junto a ellos, es algo de lo que uno puede siempre va a estar contento, y algo que me encanta poder seguir haciendo.

Y a nivel general, ¿qué tipo de música y artistas te gusta escuchar? ¿Cuál es tu opinión del presente de la música rock y pop internacional?
El rock actual no me interesa. Me parece que todo es un gran negocio y que no hay nada nuevo, todo es copia de copia. En mi opinión, la música en general murió con el disparo de Kurt Cobain. Con el fin de Nirvana se terminó todo. Por supuesto que hay tipos interesantes como Beck, John Mascis de Dinosaur Jr., Sonic Youth, y un montón más; pero la música perdió la brújula. Quizás tenga que ver con que la cantidad de oferta es abrumadora. Es una invasión. Cuando fui a ver a Ringo Starr, me rompió el bocho con su show de rock y, por supuesto, por toda esa movida que hizo el loco, al poner a tocar en su banda a tipos que se estaban rehabilitando, y hacer una gira con ellos. Así, rescató a un montón de músicos que estaban en el horno. Otra movida similar fue la de Ry Cooder con el Buena Vista Social Club, cuando sacó de gira a viejos músicos cubanos, que muchos pensaban que ya estaban muertos; y resulta que era todo lo contrario. En el rock nacional no creo que haya nada nuevo. Las bandas nuevas que escucho en la radio son todas muy pop, una mezcla de Fito con Calamaro, Charly García, Pappo y, ahora, Spinetta… Muy pobre nivel. Creo que Miranda! fue, de lo último que apareció, lo único que mostró algo diferente, pero lo suyo no es lo mío. En Padua tengo mi negocio en donde vendo libros y music, doy clases de bajo, guitarra y canto; grabo, pre produzco, etc.; y tengo posibilidad de escuchar de todo, pero, como te decía antes, no hay nada nuevo. Por eso siempre termino escuchando a Hendrix, los Beatles, Tom Waits, Bowie, y todo lo que me gusta. No me da para escuchar nada nuevo, por lo menos un disco entero de nadie. Por otro lado, las compañías discográficas, con el tema de los contratos, venden shows, discos, videos, etc.; pero todo es mero business. Un tipo que me parece interesante es Santaolalla. No me gusta mucho lo que hace, pero me parece bueno que el tipo se las arregle para vender tango y folclore electrónico al mundo, y eso está bueno…

¿Cómo te relacionas con la fama derivada de tu actividad artística? ¿Te considerás artista de culto?
No me considero de culto, soy un músico que trabaja, y la verdad es que no tengo demasiado claro eso de la llegada. Muchas veces me hacen llegar videos o grabaciones mías. Es divertido hacer cosas y que otros las tomen en cuenta.

¿Cuáles son tus proyectos actuales, y en un futuro inmediato?
Desde hace unos años estoy trabajando con mi trío La Tolva. Hemos editado tres EP, y ahora estamos terminando nuestro primer disco grande, que incluirá 12 temas. Con este proyecto de La Tolva hasta fuimos a tocar a la Antártida. Fuimos el primer grupo que tocó en la Base Marambio. Mi idea, con La Tolva es seguir el ”Plan A”, que es hacer una canción que se inmortalice. Espero lograrlo por lo menos una vez. Con 4 Caras estuve cerca, o en algún otro punto logré el cometido, pero ahora voy por más; con la diferencia de que en La Tolva trabajamos como grupo. Siempre es difícil empezar proyectos casi desde cero, pero estamos muy bien encaminados. El grupo está formado por Fatiga (Paulo Dacal) en batería y voz, Diego Boris en guitarra y voz, y yo toco el bajo, trabajo con las bases, y en las grabaciones también toco guitarras, teclados y canto. Somos un trío de tres cantantes.

¿Cómo llegaron a tocar en la Antártida?
Lo de la Antártida salió, por un lado, trabajando, y también por tener contactos que están relacionados con el tema de la Ley de la Música, y su intensión de expandir el arte hacia todos los lugares… Ah, me olvidaba… Tengo un disco acústico, que en algún momento voy a editar, con canciones que están relacionadas con eso que hoy te decía de trabajar con el formato de canción y trabajando con letras, también estoy tocando en vivo con mi esposa "Brene", desde hace poco más de un año, un material tradicional de country - folk en inglés, y es una experiencia muy rica, por el hecho de tocar canciones que traspasaron el tiempo, y por subir a un escenario con la familia.
Como siempre, vinculado a la emoción de tocar. Lo mismo que vengo haciendo desde 4 Caras. Como ya sabés, siempre es lo mismo: Hay que seguir, la canción sigue siendo la misma, y si aparece una buena, puede pegar. Nunca se sabe, lo que sí es que no hay que parar...

(Entrevista realizada en septiembre de 2012)

Emiliano Acevedo



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