martes, 13 de septiembre de 2016

SERGIO MAKAROFF: "Siempre me sentí un bicho raro, un marginal, un inadaptado.."



Sergio Makaroff es un personaje sinuoso, divertido y con múltiples aristas. En su vida ha desarrollado variados roles: cantante, compositor, periodista, crítico de rock, pionero del rock argentino, colaborador en programas de radio y televisión, actor… Un tipo que, dicho mal y pronto, hizo siempre lo que se le cantó las pelotas. Un espíritu inquieto que un día salió de Argentina, huyendo de la dictadura, se instaló en España y ya no volvió. En tierras españolas se volvió una figura de culto, por haber compuesto excelentes canciones, a veces para él, a veces para otros artistas y amigos. Varias de sus composiciones han sido grabadas por Tequila, Gotan Project, Andrés Calamaro, Los Rodríguez, Ariel Rot, Azúcar Moreno, Manolo Tena y Los Tipitos.

A su vez, Makaroff ha editado una interesantísima serie de álbumes propios: Tengo una idea (editado apenas llegó a la Península Ibérica), La buena vida (1986), coproducido con su amigo Ariel Rot y Un hombre feo (1996), coproducido artísticamente por Ariel y por su hermano Eduardo Makaroff, y ejecutivamente por Alejo Stível, otro de los amigotes de Sergio. En 1998 apareció Rico y famoso, producido por Ariel y con la participación de Andrés Calamaro, Fito Páez y Eduardo. El quinto disco de Sergio, Makaroff (2002), fue producido por otro viejo amigo y guitarrista de la época de La buena vida, Tito Rosell, e incluye un tema cantado a dúo por Sergio junto al gran Jorge Drexler. Finalmente, en 2008 apareció Número Uno, producido por José Nortes con la dirección musical de Rot. Por fin, en 2011, editó El Inventor del Rompehielos, acompañado por Ariel Rot, Candy Caramelo, el batero Danny Griffin,  Andy Chango y varios músicos más…

Pasada esta escueta presentación, Intersticio tiene el honor de llevar hasta ustedes las palabras de este mito viviente, quién amablemente contestó, desde Barcelona, a nuestras preguntas, luego de editar el año pasado su último álbum hasta la fecha, Mis Posesiones.

ENTREVISTA> ¿En dónde naciste, Sergio, cómo fue tu infancia?
Nací en Buenos Aires, el 7 de diciembre de 1951. Mi infancia fue la de un pibe judío, asmático, pelirrojo, pecoso, con padres comunistas, profesionales, intelectuales. Sabía leer y escribir antes de empezar el colegio. Hasta los nueve años fui completamente feliz. Luego tuve el primer ataque de asma. A partir de entonces la felicidad se fragmentó. Siempre me sentí un bicho raro, un marginal, un inadaptado.

¿Cuáles fueron tus influencias musicales, en esa época y después?
Beatles, Rolling Stones y Kinks. La lista podría ser interminable. Para no aburrir a los lectores la reduzco a esta Santísima Trinidad.

Siendo muy chico empezaste a trabajar en publicaciones, entrevistando a los músicos locales y haciendo crítica de discos. ¿Cómo se te dio por dedicarte a esto?
Nací con facilidad para escribir, para el manejo del lenguaje en general. De chico jugaba a retorcer las palabras, exprimirlas, descontextualizarlas, recombinarlas. Dedicarme al periodismo y a escribir letras de canciones fue de lo más natural.

¿Cómo te habías metido en el mundillo del rock en Argentina?
Ya estaba –desde antes de los Beatles- en el mundo del pop y el rock internacional, de modo que cuando aparecieron los primeros grupos y solistas argentinos me lancé de cabeza.

En tu opinión, ¿cómo era el movimiento del rock argentino en esos primeros años?
Muy interesante, muy intenso, muy auténtico. Podías ver a Manal en el DiTella el viernes y a Almendra en el Payró el sábado. Salitas chicas, cien personas o menos, efervescencia total, aparecía la cana… me marcó mucho.

También te fuiste de viaje que a Nueva York, cuando tenías 18 años. ¿Cómo fue eso?
Me fui buscando la utopía hippie. En cambio conseguí un trabajo de vendedor de puerta en puerta con el que recorrí los suburbios de Cleveland, Pittsburgh, Chicago y Philadelphia. Me las arreglé para ver en vivo a Jimi Hendrix, James Taylor, Dr. John, Grand Funk Railroad, Chicago, Arlo Guthrie, Linda Ronstadt, Allman Brothers, Chicken Shack y unos cuantos más. Aprendí inglés y me traje un bajo Epiphone precioso, rojo, de media caja, con forma de Gibson 335.

De regreso a Buenos Aires, fuiste elegido para ser uno de los protagonistas de la legendaria versión argentina de comedia musical Hair, un éxito teatral, número uno en recaudaciones, ¿no?
Sí, fue una experiencia fantástica. Me ayudó a creerme que podía ser una estrella de rock (o algo parecido). Firmé autógrafos, practiqué el amor libre, tuve cinco blenorragias en un año, la joda loca.

LOS HERMANOS MAKAROFF, CASI UNA LEYENDA URBANA

Luego de su actuación en Hair, Sergio comenzó a componer, junto a su hermano Eduardo, un flamante repertorio de canciones propias. Ya establecidos como dúo acústico, Los Hermanos Makaroff fueron teloneros de Sui Generis, el dúo formado por Nito Mestre y Charly García, de quien Sergio se había convertido en asistente. Poco después los Makaroff graban, con Charly y un verdadero seleccionado conformado por varios de los mejores rock stars argentinos de la época, el legendario “Rock del Ascensor”. Un tema editado por Microfón e incluido en el primer compilado Rock para mis Amigos, junto a otras composiciones de Aquelarre, Pescado Rabioso, Mesías, David Lebón, Carola Cutaia, Pajarito Zaguri, Sui Generis, Color Humano, Espíritu y Gabriela. Sin dudas, uno de los mejores momentos del rock argentino.

¿Cómo, cuándo y por qué armaste con Eduardo Los Hermanos Makaroff?
Empezamos a tocar en casa con guitarras españolas y a componer las primeras canciones. Creo que fue a principios de los setenta. Primero hicimos un dúo acústico y en cuanto pudimos lo ampliamos a quinteto eléctrico junto a Claudio Durán, Juan Carlos Negro Tordó y Gustavo Donés (Q.E.P.D.).

¿Y cómo fue la grabación del legendario “Rock del Ascensor”? ¿Tuvieron problemas con la censura de la época por la letra de ese tema?
No nos censuraron. En la batería estaba Juan Rodríguez, al bajo Carlos Ávalos, guitarra David Lebón, teclados Charly García, coros Nito Mestre y Billy Bond.

Hablando de Charly y Nito, ¿es cierto que fuiste plomo de Sui Generis?
Conocí a Charly antes de que fuera famoso, en una entrevista en la televisión. Yo era uno de los protagonistas de la comedia musical Hair y él estaba ahí porque la vieja de Charly laburaba como productora en ese programa (u otro). La hija de un presentador famoso se había fugado de casa para ir a vivir a una comunidad hippie –o algo parecido- y ese era el tema de la tertulia. ¡En ese momento yo era más famoso que Charly!
Situación que duró poco… Ya en épocas de Sui Generis a él le gustaban Los Hermanos Makaroff, nos ponía de teloneros. No fui plomo de Sui Generis sino algo más curioso: secretario personal de Charly. Eso también duro unos meses.

Luego, con tu hermano aparecen, haciendo de hippies, en la película No Toquen a la Nena (de Juan José Jusid); protagonizada por Luis Politti, María Vaner, Julio De Grazia, Lautaro Murua, Chunchuna Villafañe y Norma Aleandro. Un film que incluía el debut de unos jovencitos Julio Chávez y Cecilia Roth y que fue estrenado en agosto de 1976, cuando varios de los protagonistas ya se encontraban en el exilio. ¿Qué recordás de esa experiencia?
Fui uno de los postulantes para el papel protagónico, pero al final se lo dieron a Julio Chávez. O sea que ese papelito (que me dieron) fue un premio consuelo. Creo recordar que en la película participó todo el quinteto Los Hermanos Makaroff...

Con esa formación de quinteto eléctrico participaste también en un concierto, a principios de 1977, junto a Crucis, en el Luna Park. ¿Cómo fue?
El productor Jorge Álvarez nos puso sin anunciarnos. Se apagaron las luces y cuando todos esperaban a un grupo progresivo y famoso salió una banda desconocida, rockera, festiva, con ritmos tropicales, canciones de estructura pop y un cantante que movía el culo. Casi nos matan. Cuando le pregunté a Jorge “Fari” Álvarez por qué nos había expuesto de ese modo me contestó: “como prueba de fuego”. Yo pensé: “con amigos así no necesito enemigos”.

¿Seguís en contacto con gente vinculada a esas primeras épocas de nuestro rock en la actualidad?
No mucho… Claudio Gabis vive en Madrid y yo en Barcelona, pero de vez en cuando nos vemos y colaboramos. Últimamente tuve un encuentro muy lindo con Gustavo Gregorio, que vivía a dos cuadras de mi casa en Buenos Aires y también está en Madrid.
A través de Facebook tengo conexión con unos cuantos pioneros como Pipo Lernoud, Javier Martínez, Alejandro Medina, Rodolfo García, Silvia Basulto o Miguel Cantilo.

En los últimos tiempos murieron dos figuras centrales del rock argentino como Spinetta y Jorge Álvarez; ¿qué recordás de ellos?
De Spinetta lo mismo que todo el mundo: era un genio. Con respecto a Jorge Álvarez… se habló mucho de su condición de agitador cultural y factótum del rock en castellano, creador de Mandioca, etc. Creo que falta un retrato más completo que también cuente la otra cara de la moneda: era un atorrante atómico y lo siguió siendo hasta el último aliento. Lo llamaban “Fari”, por fariseo.
¿Quiénes eran los fariseos y por qué Jesús los echó a latigazos del templo?

CRUZANDO EL CHARCO

En 1978, Sergio se va rumbo a España, en donde sus amigos Ariel Rot y Alejo Stível habían formado el grupo Tequila, junto a los españoles Julián Infante (luego guitarrista en Los Rodríguez), Felipe Lipe y Manolo Iglesias. Verdadera leyenda del rock español, en el repertorio de Tequila estaba el “Rock del Ascensor” y otros temas compuestos por Makaroff.

¿Por qué decidiste emigrar a España?
Por la dictadura militar –siendo judío, melenudo y con antecedentes comunistas tenía todos los números comprados para ser boleta- y por el éxito de Tequila en España. Dos amigos –Ariel Rot y Alejo Stível- estaban triunfando por todo lo alto y cantaban algunas canciones mías. Fue la decisión más acertada de mi vida. Casi 38 años más tarde no me arrepiento ni un ápice.

¿Cómo te adaptaste al rock español?
Con esfuerzo. Como de costumbre, no me adapté del todo. Mantuve mis características bastante a ultranza.

¿Nunca pensaste en volver a vivir a la Argentina? ¿Cada cuánto tiempo venís de visita al país?
Voy casi todos los años. Ya lo contesté antes: uno nace donde quieren sus padres pero el mundo es grande y existen muchas posibilidades de elección. Llegué a Madrid y no me gustó demasiado. Viajé a Barcelona –a visitar a Luis García, de Hair- y me encantó. Y aquí sigo. No es demasiado distinta de Buenos Aires, no es como irse a Lagos, El Cairo o Ulan Bator. Pero hay solidez, seguridad, prosperidad y una idiosincrasia milenaria. Tuve bastante ojo, porque desde que me instalé aquí Barcelona no hizo más que irse para arriba.

Andrés Calamaro abrió con un cover de un tema tuyo (“Loco por Tí”) su disco Por Mirarte (1987). Incluso grabó canciones tuyas estando en Los Rodríguez (como "No Estoy Borracho" y "El Rock del Ascensor", en Disco Pirata, y “La Puerta de Al Lado” en Palabras Más, Palabras Menos). ¿Cuándo lo conociste?
Venía a escuchar a Los Hermanos Makaroff. Cuando vendí mi parte de los equipos para venirme a España él me compró un amplificador Vox. Lo probó y pensé “¡cómo toca este pendejo!” Después se lo recomendé a Beto Satragni (Q.E.P.D.) para Raíces. De ahí pasó a Los Abuelos de la Nada. Un día me tocaron el timbre en Barcelona y eran él y Andy Cherniavsky (su pareja de entonces). Yo no tenía ni idea de todo lo que había pasado desde su entrada en Raíces. Tenía un casete de los Abuelos y me encantaba “Mil horas”, pero no había información sobre los autores. O sea que me lo tuvo que explicar.

¿Por qué tardaste tanto tiempo en lanzar un nuevo álbum hasta la edición de Un hombre feo, en 1996?
Las vueltas de la vida. Problemas con las drogas y con la industria musical. Pero siempre seguí componiendo y cantando donde podía.

¿Qué opinás del proyecto de electrotango Gotan Project, que fundó tu hermano, anticipándose al furor posterior de Bajo Fondo y demás artistas?
Me gusta mucho. Son los creadores de esa particular fusión y los máximos beneficiarios del furor generado por doquier. No paran de actuar en los principales escenarios del mundo. Salieron docenas de proyectos parecidos a Gotan. Algunos buenos de verdad, como Bajo Fondo, pero también docenas de vulgares imitadores. Llevan vendidos casi dos millones y medio de discos. En el tercero, 3.0, hay dos temas con letra mía.

LA PALABRA JUSTA

Makaroff es también un tipo detallista, observador, minucioso, comprometido, una persona a la que no le tiembla el pulso si tiene que ir a quejarse a las puertas del Camp Nou, en nombre de los vecinos de su barrio en Barcelona, por el ruido ocasionado por los ensayos de los U2: “Esos cabrones jodieron a todo el barrio durante dos semanas. Sabían que estaban molestando, porque cada noche había multitud de denuncias. Pero pagaban las multas y seguían ensayando para su gira mundial hasta la hora que les daba la gana. Al final fui a la puerta, cabreado, pero obviamente pasaron de mí. Unos matones me apartaron con moto y todo para abrir paso a esos señoritos prepotentes. Son unos hipócritas, se llenan la boca con Las Grandes Causas Del Mundo pero se cagan en la gente normal y sencilla que tienen alrededor…”, contó en una entrevista que le realizaron para el blog Gustos Sencillos en el año 2009.

Fuiste (sos) músico, actor, escritor, periodista… Si te pidieran que te describieras a ti mismo, ¿cómo te definirías? ¿Cuál de todas estas actividades crees que es la que mejor te representa?
Puedo definirme como un tipo que compone canciones y las canta.

Una pregunta que le hacemos a todos nuestros entrevistados: ¿Qué tema de otro artista te hubiese gustado componer a vos?
“Strawberry Fields Forever” y “I’ve Got You under My Skin”.

¿Qué artistas actuales escuchás y te gustan, tanto del rock nacional como del rock internacional?
¿Nacional de qué nación? Tengo doble nacionalidad y llevo más años viviendo en Barcelona que los que pasé en Buenos Aires. Supongo que la pregunta se refiere al rock argentino. Escucho poco, para ser sincero. El rock en general me gusta menos que antes, escucho otras cosas como por ejemplo Mavi Díaz y las Folkies. Mi rockero favorito de Argentina es Frans Banfield. También me gusta Hilda Lizarazu. Y La Vela Puerca, que son uruguayos. Una lista de artistas cuyos discos compré recientemente, como ejemplo: Josh Rouse, Ron Sexsmith, Lucinda Williams, John Pizzarelli, Rumer, Shelby Lynne, Sir Douglas Quintet, Earl Scruggs, Louis Jordan, Ivy, The Mills Brothers, Eileen Jewel y el último de Cáceres, que no lo compré porque salió en el sello Mañana, de mi hermano. En ese álbum hay tres canciones con letra mía, aprovecho para señalarlo. Soy un gran admirador de Juan Carlos Cáceres y estoy orgulloso de haber firmado temas con él.

¿Cómo está la movida rock en España en la actualidad?
La piratería y la posterior crisis económica redujeron drásticamente la posibilidad de vivir del rock. Se mantienen unos pocos grandes y el resto sobrevive a duras penas.
Creativamente hablando hay pocas cosas que me interesan.
Casi puedo decir que vivo de espaldas al rock en castellano, tanto el español como el argentino.

Para vos, ¿el rock como género musical está muerto?
Muerto no: pasa por horas bajas en cuanto a creatividad. Y está bastante devaluado porque la gente no paga por las grabaciones de los músicos; es como si cayeran del cielo.
Además de ser tremendamente injusto –un robo a mano armada- lo que no cuesta no se aprecia.
La gente roba todo lo que puede robar impunemente por Internet y eso causó la destrucción de todo un sector de la producción cultural. Miles de personas dejaron de ganarse el sustento con sus trabajos. Hay mucha música acumulada; que la disfruten los ladrones, pero que recuerden que afanarse todo traerá consecuencias: dentro de poco habrán menos canciones nuevas. Los Beatles no se hubieran dedicado a la música si la perspectiva hubiera sido tener que regalar su laburo. El robo generalizado es un boomerang que volverá y golpeará a los chorros. Espero poder samplear ese sonido -¡bum!- y usarlo para hacer un loop sobre el que voy a rapear hasta pasado mañana: te afanaste todo/ te creíste canchero/ chabón andá sacando/ la guitarra del ropero/si querés música nueva/a ver si canta el loro/porque mataste a la gallina/de los huevos de oro.
Si todos los días te regalan un kilo de caviar al final se lo va a acabar comiendo el gato. Al mismo tiempo son épocas de pocas novedades recomendables. Yo voy escuchando de refilón casi todo lo que sale, a nivel mundial, como ya te dije, pero pocas cosas me entusiasman.

¿Qué artistas de los que estás escuchando recomendás a nuestros lectores?
Además de los que ya nombré… algunos de los últimos discos que me compré son de los siguientes artistas: Marisa Monte, Bob Dylan, Salif Keita, Luiz Bonfa, Milt Jackson, The Minus 5, Tom T. Hall, John Prine, Merle Travis, Glen Campbell, Georgie Fame, Cal Tjader, Asleep at the wheel, Joe Cuba, Arthur Alexander, Kacey Musgraves y Las Taradas.

¿Cuáles son tus proyectos actuales?
Igual que siempre, componer canciones, cantarlas y grabar más álbumes. Rascarme los huevos también está en mis planes más inmediatos. Mi último álbum salió hace poco más de un año y se llama Mis posesiones. Ahora estoy preparando un documental sobre mi carrera que también incluirá unos cuantos temas nuevos.

¿De qué se va a tratar este nuevo material?
El documental va a ser un recorrido por mi trayectoria, un retrato personal y musical.

¿Estás tocando en vivo?
Me prodigo poco últimamente. El documental me tiene muy ocupado.
Es un recorrido por toda mi vida, un proyecto ambicioso. Por lo demás, compongo temas para mí y para otros, como los proyectos de mi hermano Eduardo. Mis actividades principales son hacer gimnasia, cultivar un huerto y, paradójicamente, rascarme los huevos…

Emiliano Acevedo


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