miércoles, 14 de septiembre de 2016

YES, Close to the Edge: Sinfonías Rock & Pop



Si bien, con la edición de su cuarto álbum Fragile (1972), Yes consiguió dar forma a buena parte de su ideario musical; será con el lanzamiento de Close to the Edge, el 13 de septiembre de 1972, que la música del grupo llegaría a su cumbre, afianzándolo como uno de los más importantes de esa tendencia que fue conocida vulgarmente como “rock sinfónico” o, mejor, prog rock.

Con Close to the Edge, Yes inauguraría una época presidida por la ampulosidad de sus proyectos. Eddie Offord era el productor habitual de los discos, y Roger Dean, el encargado de diseñar las extraordinarias tapas de los álbumes. En el plano estrictamente musical, Yes fueron unos adelantados a su tiempo, capaces de encerrar en un solo disco tantos ritmos, melodías, atmósferas e ideas como las empleadas hoy día en grabar cien. Seguramente, lo que la banda se propuso en este disco es expandir el formato de la canción hasta rozar los límites de lo posible. Y lo lograron. Instrumentalmente, demostraron que paño les sobraba ya que todos los integrantes del grupo se lucieron: Bill Bruford, en batería, elaborando extrañas telarañas rítmicas; Jon Anderson, con su extraordinaria voz y componiendo letras místicas; Rick Wakeman, usando con maestría un arsenal con todos los sintetizadores disponibles en aquella época; un milagroso Steve Howe, que casi hacia "hablar" a sus guitarras; y Chris Squire, un “mastodonte” capaz de derretir muros sónicos con su imbatible bass guitar

Según Anderson: "Creo que había un sentimiento unificado en la banda con respecto a Close to the Edge que tuvo que ver con el tiempo. Nunca podría volver a suceder de la misma manera. Tuvo que ver con el tiempo, tuvo que ver con Londres, tuvo que ver con los Estudios Advision (en donde se grabó), tuvo que ver con la atmósfera... en realidad fue una sensación colectiva de que nos estábamos embarcando en algo nuevo, en un territorio inhallado. Y todo eso es lo que hace de Close to The Edge la obra perenne en que se convirtió...

Por su parte, Bruford recuerda al álbum de esta manera: "Si hubiésemos sabido lo horrible que sería el proceso (de grabación), nunca lo hubiéramos intentado. Imagínate a cinco tipos tratando de escribir una novela al mismo tiempo... Fue una tortura. No había arreglos escritos de antemano, ni tampoco había muchas cosas compuestas. Para colmo, en el medio de la grabación teníamos que salir de gira o se nos rompían los equipos... Así que un tema podía quedar en la mitad y ser continuado al día siguiente. Por todo esto, puedo decir que fue un milagro que lo hayamos podido llevar adelante. Nos ayudó que tuviéramos a nuestro lado a (el ingeniero de sonido) Eddie Offord, capaz de cortar una cinta master de dos pulgadas y pegarla con otra cinta en solo dos veces. Porque esto es lo que se hacía en la era pre-digital. El poder cortar pedazos de cinta y ensamblarlos con otros fue fundamental en la grabación de la música de Yes. A veces, hacíamos un fragmento de treinta segundos y pensábamos: 'Bueno. ¿Y ahora que viene?'. Entonces parábamos la cinta y escribíamos otro segmento de treinta segundos y lo grabábamos... Era como trepar el monte Everest poco a poco...

Wakeman dice que lo que sentía, en la época de Close to the Edge, era una "sensación de poder, porque tanto la compañía discográfica como los managers ni se aparecían por el estudio. Sabían que el grupo (ahora) era exitoso y (a efectos prácticos) nos dejaban hacer lo que quisiéramos. En Estados Unidos se habían enamorado del álbum anterior (Fragile), y Yes tenía casi un 'cheque en blanco' en lo que a grabación se refiere. Sabíamos que teníamos algo especial para ofrecer, pero además (como músicos) estábamos adelantados a tecnología, a los estudios de grabación y a las compañías discográficas. Estas no sabían que estábamos haciendo, pero (mientras les diese dinero) no les preocupaba. Ese era el secreto de Yes, y nosotros lo sabíamos. Sin dudas, Close to the Edge es la obra más perfecta y completa que Yes haya grabado jamás...

TEMA A TEMA…

Este disco abría con (¡cómo no!) el épico "Close to the Edge", uno de los temas más complejos de la historia del rock. Un knock out auditivo que comenzaba con el contrapunto de la guitarra de Howe y sus tritonos, los arpegios del sintetizador Moog de Wakeman y los impredecibles patrones rítmicos de Bruford. Líneas angulares de guitarra, escalas ascendentes, ritmos complicados y disonancias; todo se juntaba y generaba una música que parecía de otro mundo, un sonido celestial sin explicaciones. Con respecto a esta “suite”, Anderson declaró: "Close to the Edge´ está cerca del borde de la realización, y me refiero a la realización personal porque ese era el tema del álbum. Está también basado en un libro que había leído: Siddhartha (de Hermann Hesse). Yo creo que en ese momento estábamos cerca del borde de realizar nuestro potencial como músicos y como artistas, para poder saltar a un nuevo mundo musical. Y de hecho lo hicimos. El álbum nos impulsó hacia una música totalmente progresiva que aún nos da orgullo más de treinta años después..."
Con respecto al contenido de la letra, Anderson reflexionaba que: "Fue como la secuencia de un sueño. Justamente, la estrofa final se refiere a un sueño (que tuve hace mucho) acerca de pasar de este mundo a otro. Pero recuerdo de haberme sentido tan bien en el sueño que, desde entonces, la muerte no me atemorizó nunca más. Hay varias frases que tienen que ver con la Iglesia. Muchos que frecuentan las iglesias se están peleando para ver quien es 'el mejor', 'el más rico' o 'el más listo'. Por eso (al final de la sección media del tema) hay un majestuoso órgano de iglesia y luego lo 'destruimos' con el sonido del (sintetizador) Moog. Y eso nos lleva a otro sonido de órgano (Hammond), como regocijándonos con el hecho de que podes darle la espalda a las iglesias y encontrarlas en vos mismo; es decir, ser vos mismo 'tu propia iglesia'." Con respecto a la música de este tema larguísimo, también el mismísimo Charly García dejó un buen análisis: “(Cuando lo escuché) Me llamó muchísimo la atención el concepto que tenía; ese asunto del riff de bajo, arriba unos acordes cambiando, y la voz haciendo otra cosa diferente...” 

Anderson, Howe y Squire dialogando con el productor Eddie Offord
El viejo Lado Dos del álbum comenzaba con la suite de folk pastoral "And You and I", uno de los temas preferidos de la banda, que cristalizó buena parte de las pretensiones e ideas musicales de Yes. Wakeman comentó al respecto que: "Este tema es una mini sonata para quinteto. Con diferentes movimientos que se funden uno dentro del otro. El objetivo era realizar una pieza musical que simbolizara todas las cosas por las cuales los fans nos amaban y los críticos nos odiaban..." 

En cuanto al cierre del disco, con el intenso y pegadizo "Siberian Khatru", Anderson dijo que aunque su título significa "invierno", trata justamente de lo opuesto: de los sueños sobre "claros días de verano". Howe, por su parte, comenta que estaban muy contentos de como tocaban en vivo a este tema y que por eso lo usaban siempre para abrir los recitales de Yes

Para bien o para mal, la crítica quedó estupefacta con este disco. Por ejemplo, un anónimo periodista de la revista Disc lo catalogó como “un sinsentido tedioso”. Pero fueron las menos, casi todos elogiaron el nivel técnico y musical del álbum. Esta fue la opinión del prestigioso crítico Edward Macan, que aseveró: “Desde todo punto de vista, Close to the Edge es una de las maravillas estructurales del rock progresivo (…) creo que es posible verla como la combinación de la suite de movimientos múltiples y la forma en un movimiento de la sonata.” Bill Martin, por su parte, iba más allá que su colega: “Como una totalidad, Close to the Edge representa lo más cercano a la perfección que podemos encontrar en este mundo…”  


En lo a que su repercusión respecta, Close to the Edge conseguiría entrar en el Top Five de los rankings, en ambas orillas del Océano Atlántico: puesto cuatro en el Reino Unido y número tres en los Estados Unidos. Por eso, Yes se dispuso a realizar su gira más grande de su carrera. Pero el futuro no solo traería rosas... sino alguna que otra espina también. 

(Bibliografía: Documental Yesyears; Revista Cantarock, Alfredo Rosso, Claudio Kleiman; Chris Welch, Close to the Edge: The Story of Yes)



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