A
principios de 1977, la efímera revista Roll
se dio el lujo de entrevistar a Luis
Alberto Spinetta. En ese momento, el Flaco venía de terminar su etapa de Invisible y se aprontaba a iniciar (o
ahondar) su etapa más jazzera con la Banda
Spinetta, que en ese mismo año editaría su gran álbum A 18´del sol.
Sin
dudas, una charla imperdible en la que Spinetta da cuenta de un gran momento de
su carrera musical y de su vida, que lo encontraba estrenándose como padre,
además de animarse a ponerle (por primera vez) su apellido a un proyecto
musical.
SPINETTA EN EL MAREMOTO
A lo largo de un extenso y vertiginoso
reportaje de dos horas, Luis Alberto Spinetta habló minuciosamente sobre el
eclipse total de Invisible, sus motivos, el saldo que le dejó el grupo, y las
características y proyección de su nueva agrupación. Describió la apertura y la
libertad ilimitada que significa para él esta nueva experiencia, y, debido a
que responde por completo a su visión de la música –sin obstáculos-, se
encuentra dispuesto a firmar el intento con su nombre. Sólidamente afirmado,
Spinetta emerge, una vez más, con la expectativa de innovar sobre lo
recientemente realizado e incorporar ritmos y desarrollar su estilo poético. No
obstante el hecho de que el grupo Spinetta (sic) no tiene prefijado meticulosamente su
futuro, Luis Alberto advierte en él el germen de una agrupación que desea
estabilizar para expresar sensiblemente su constelación armónica, para cuya
constelación deja el paso libre al encuentro humano de sus integrantes:
En el último recital de Invisible, el
10 de diciembre del año pasado en el Luna Park, sobrevoló, entre las melodías
insondablemente profundas, una desconcertante abulia, una somnolienta exposición
de acordes, una música famélica como un árbol petrificado. La vitalidad que
había identificado a Invisible se había esfumado. En las aceras que circundan
el estadio se conocía la noticia de la separación. Luego vino un periodo de
oscuridad que alcanzó a los ex integrantes de la formación. Sin embargo, las
miradas se dirigían a Luis Alberto Spinetta, como motor y veta creativa sobre
el que se cimentó el trabajo de Invisible. Spinetta es ahora el camino de
Spinetta.
ENTREVISTA> ¿Qué saldo te dejó Invisible como músico, compositor y ser humano?
Como
músico me dejó algunas experiencias interesantes en cuanto a la armonización para
trío, y el hecho de poder desarrollar alguna temática que habitualmente no se
puede hacer en trío. Por ejemplo, “Durazno Sangrando” es una prueba cabal de
una pieza musical que debería trabajarse con
más instrumentos, pero se llegó a un resultado totalmente diferente en
cuanto a instrumentación. En el terreno del cuarteto, me dejó la experiencia,
aunque sea por cuatro meses, de haber podido pasar a un aspecto rítmico. Como músico,
las experiencias serían muy arduas para explicar. Como compositor, la primera
etapa de Invisible me dejó el grato recuerdo de haber trabajado en forma
realmente comunitaria donde, sobre la base de un esbozo, se trabajó aportando
en forma pareja. Después eso se cortó, porque la evolución nos llevó a no poder
detenernos, quizá como hubiese sido necesario, para seguir trabajando en ese
nivel.
Compositivamente,
fue una etapa que me permitió estabilizar mi mundo poético y musical, ya
embarcado en una cosa más definida. Quizás Invisible sea el pasaje ideal entre
lo que había hecho y lo que hago ahora. Como ser humano me dejó buenas
experiencias. En tanto que las malas que pude haber recogido con Invisible quizás
no se hayan dado, por estar en un conjunto especial o con músicos especiales,
sino porque a veces uno vive un momento malo, y las malas experiencias no son
por los demás sino por uno mismo. Las experiencias negativas que viví con
Invisible no me interesan, salvo las que me dejaron enseñanzas. Al principio
con Tommy (Gubitsch) las cosas humanamente marchaban a un nivel impresionante, y la comunicación
entre los cuatro integrantes se hizo muy clara, muy contundente. Pero me dio la
impresión de que eso no evolucionó. Tengo la leve sensación de que Pomo, Machi
y yo teníamos una misma meta, y Tommy tenía otra. Cuando se integra un músico a
un conjunto que hacía tres años que estaba tallando significa incorporar un
elemento absolutamente positivo como lo fue Tommy. El problema está en que, por
una razón de edad, de tiempo del conjunto, de acostumbramiento a las
personalidades y demás cosas, esa relación no prosperó. Nada más. No estoy
haciendo responsable a Tommy de la escisión de Invisible.
¿No
hubo, en consecuencia, una integración humana coherente con la música que se
estaba haciendo?
No.
Y, por otra parte, Invisible ya arrastraba problemas de índole humana
provocados no en sí por el núcleo del conjunto, sino por gente que estuvo
alrededor.
¿Qué
razones motivaron la creación de este nuevo grupo?
Más
que ser un grupo de la índole de Invisible, Pescado Rabioso, Almendra,
considero que ésta es la primera vez que encaro la experiencia de poder
desarrollar mi música con otros músicos sin el esquema normal de participación grupal.
En cierta forma, cada integrante puede hacer lo que quiere, pero tengo una
responsabilidad mayor que la que tuve siempre. Es una banda que acompaña a
Spinetta.
¿Hacia
dónde se dirige ahora tu línea compositiva?
No
es que vaya a continuar una línea musical dada, porque todo lo que he hecho
este tiempo es mi música, con diferentes agrupaciones. Lo que no voy a hacer es
depender del gusto o de la voluntad musical de los que hacen música conmigo. Los
músicos con que estoy tocando están totalmente de acuerdo con que las
condiciones creativas las impongo yo, que es diferente de lo que es un grupo.
No es que me haya separado de Invisible porque considero que tengo que ir a
otra etapa, sino que he abandonado la etapa de los conjuntos para desarrollar
mi música, mi poesía y todas mis pasiones creativas sin límites. Quizás ésta
sea la primera etapa mía real en la que me lanzo a hacer música con todos mis
defectos y todas mis virtudes. Vos me estás haciendo preguntas que se
relacionan muy directamente con toda la experiencia que estoy viviendo, y me
gustaría contestarlas de una manera más clara, pero no puedo en este momento,
no me sale porque estoy precisamente en ese maremoto.
¿En
qué se basa la interrelación humana trascendente que se está dando con Diego
Rapoport, tu tecladista?
Para
mí un grupo musical es un grupo humano, donde no solo se comparte el ensayo o
el momento de tocar sino las reuniones y momentos fuera de la música para
conocerse. Sin embargo, ahora que planteo a un músico talentoso como Diego que
responda, si es que él quiere, a ciertas y determinadas cláusulas para tocar
conmigo, se da una relación que hasta el momento es macanudísima y, prácticamente,
estoy compartiendo más con él que durante tres años con los integrantes de
Invisible. Quizás mucha gente va a pensar que esta experiencia se va a
transformar en una especie de Gestapo donde yo soy Hitler. Pero no. Porque sé
que los errores que cometa los voy a cometer bajo mi entera responsabilidad; no
tengo ese problema de que todos sigan como corderitos lo que yo pienso.
¿Cuáles
son los cambios producidos en tu poesía y tu música en este momento?
Voy
a seguir escribiendo el tipo de letras de los últimos tiempos, pero ya he
desarrollado una nueva temática, nuevos inventos. Todavía voy a estar más poético,
con más contenido, con más expresión, con más polenta, con más tibieza. Son cosas
que hice para mí, para mi momento íntimo, y ahora puedo hacerlas para todos. Sé
que soy un guerrero romántico. En cuanto a la música, probablemente, aquellos
que escuchen a la banda de Spinetta sentirán que es un poco más cuadrado lo que
hacemos. Pero no es un problema de cuadratura o interpretación de los compases,
sino es que mi hermano (Gustavo) tiene un tempo diferente de Pomo. Es muy
regular, a mí personalmente es lo que más me gusta, que toque ajustado. Esa es
de por sí una característica nueva: sumo ajuste. Además, estamos trabajando
sobre improvisaciones sobre varios tonos, para poder delinear melodías más
amplias, y sobre algunos ritmos de bossa nova y tango. Para sintetizar: en esta
etapa estoy más cerca del corazón. Me siento más confiado en mi propio corazón,
más libre espiritualmente. Por otra parte, en este momento, mi hijo, la gente
que quiero, son mis influencias, y no Chick Corea, porque no lo conozco. Mi música
es mi única influencia. La escala de valores la pongo yo.
Alguien
que lea estas declaraciones puede pensar que sos ególatra. ¿Qué le dirías?
No
podría no ser ególatra. Pero sé que la egolatría en mí tiene un lugar
perfectamente adecuado. No supera mi inteligencia ni interrumpe mi proceso
creativo. Por lo tanto, lo de ególatra habría que estudiarlo con comillas
porque el ególatra es un tipo que se idiotiza de tanto quererse a sí mismo. Yo no
soy ególatra ni dejo de serlo, yo qué sé. Me considero a mí mismo como un
creador y por lo tanto estoy entregado a crear. Y la gente que piensa que soy
un tarado, que lo siga pensando. A mí no me altera el pulso.
Entrevista por Javier Cófreces
Publicada en Revista Roll, número 3, abril de 1977.
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