martes, 28 de agosto de 2018

LOS GATOS ESTÁN CANSADOS (Revista Pelo, febrero de 1970)


Mil novecientos setenta fue el año bisagra en la historia del rock. Se acababan los queridos sesenta y empezaban a florecer los diferentes grupos y estilos que poblarían a los setenta, la década más ecléctica y prolifera de este género musical. Por si fuera poco, los Beatles se separaban, en medio de esta vorágine creativa, social y cultural que se negaba a detenerse. En la Argentina, el rock estaba dando sus primeros pasos, y será en ese mismo año que nace una publicación que pasará a la historia: Pelo. En el primer número de esta mítica revista apareció esta curiosa, entretenida e histórica entrevista a Los Gatos que les compartimos hoy en nuestra sección Deciamos Ayer

LOS GATOS ESTÁN CANSADOS

Ellos repiten lo mismo cada vez que se encuentran con gente amiga: “Hace tiempo que estamos luchando contra distintas cosas que, al final, siempre son las mismas con distinto rótulo: el prejuicio, la crítica ligera para cualquier cambio de mentalidad”.
Es cierto, Los Gatos están cansados. Cinco años atrás, cuando se iniciaron como Los Gatos Salvajes, eran perseguidos porque usaban el pelo largo “como maricones”. Los dudosos censores de la música nacional no comprendían “como estos cinco locos pueden hacer música beat en castellano: ¿A dónde quieren ir?”.
Cuando tuvieron éxito, y dejaron de vivir en hoteluchos de mala muerte y empezaron a comer dos veces al día, corrían rumores de que gastaban fortunas en hoteles lujosos, en excéntricos viajes en remise y que se permitían los caprichos más delirantes. En septiembre de 1968 cuando viajaron, especialmente invitados al Festival de Rio, arremetieron nuevamente los juicios: ¿quiénes eran ellos para representar a la música nacional? (Un año después la Argentina era representada en el mismo festival por Luis Aguilé: un argentino que vive hace cinco años en España y que canta con un falso, molesto, acento centroamericano).
En febrero de 1969 decidieron separarse. Cuatro de los integrantes viajaron a Estados Unidos. Nuevamente las críticas: “Claro, de esa manera agradecen el éxito que les dio el público argentino: seguro se van a morir de hambre”.
Ahora Los Gatos hace aproximadamente sesenta días que están nuevamente en Buenos Aires, haciendo música para todo ese público que los consagró.
Pero no importa. Los juicios siguen: “Vinieron –dicen- porque allá no pasaba nada y Litto Nebbia se daba cuenta de que no podía estar solo”. “Eso no es nada –suelen completar los detractores- se juntaron para hacer plata de los carnavales y después vuelven a hacer el mismo chiste de la separación”.


Por eso están cansados Los Gatos, porque desde hace muchos años, cuando ni siquiera eran los que hoy son, todos criticaron sus actitudes y decisiones. Pocos, en cambio, fueron los capaces (o capacitados) como para verter una opinión sobre la música que producían.
Quizás (muy quizás) gran parte de lo que aseguraron siempre los anti tuvo algo de verídico. Más aún ¿y si lo fuera qué? ¿O acaso Los Gatos no produjeron cosas importantes para la música nacional?
La redacción de Pelo conversó hace algunas semanas, sobre estos temas con los cinco integrantes del conjunto originalmente rosarino. Por primera vez Los Gatos se disponen a responder muchas acusaciones. Con una aclaración previa: “Nosotros somos músicos y solo nos interesa eso, del resto que digan lo que quieran”.

ENTREVISTA> Algunos periodistas, unos cuantos productores y varios músicos, dejaron trascender opiniones no demasiado favorables para el conjunto después de presenciar los primeros recitales. ¿Qué motivos creen ustedes que pueden haber tenido?
Litto Nebbia: Es muy fácil: cuando un artista es realmente eso y actúa o hace música (que es nuestro caso) se muestra al desnudo en el escenario, porque brinda todo de sí, virtudes y defectos. De esa manera nos exponemos sin tapujos a la crítica, pero ojo: también tenemos el derecho de criticar.

¿Por qué no utilizás ese derecho?
Litto: Qué sé yo, no interesa; para qué vamos a hacer lo mismo que el resto, además…
Ciro Fogliatta: No. No es así, Litto. Hace tiempo que estamos aceptando cosas que no son justas ni reales. Es hora de que empecemos a aclarar las cosas nosotros mismos.
Alfredo Toth: Tiene razón, el otro día vino un tipo del que no quiero dar el nombre, a un ensayo nuestro. Escuchó algunas canciones y dijo: “Yo creí que ustedes, después de la separación, tenían cosas más importantes que decir…” y se fue.
Litto: ¿Qué es lo importante? Estoy seguro que es una persona que ni está enterado de lo que nosotros pretendemos como músicos. ¿Pero qué esperaban? ¿Qué después de ocho o nueve meses de separación hiciéramos algo genial o nunca visto? No, nosotros seguimos siendo los mismos de antes. Aprendimos mucho en este tiempo, pero nuestra evolución es medida, lógica.
Ciro: Por ejemplo, ahora que hay tres o cuatro conjuntos que hacen camelo con el distorsionador y la guitarra ya dicen que nosotros hacemos música comercial, pero…

Vayamos por partes. ¿Qué problema hay si ustedes hacen música comercial?
Oscar Moro: Es una pavada que ya se viene repitiendo con mucha gente, no solo con nosotros. Todo es música comercial desde el momento en que el disco sale de una grabadora y se vende.
Litto: La música comercial no existe; hay buena y mala música y se acabó.
Ciro: El problema está muchas veces en el público, que no puede diferenciar bien las cosas que realmente tienen calidad. La mayoría de los programas de radio, a mi juicio, pasan música mala, nacional y extranjera, entonces no hay posibilidades de comparar. Y el público consume una sola cosa, lo que hay; eso es lo bueno para ellos.

¿Y ustedes que música hacen, mala o buena?
Litto: Seguramente vas a pensar que siempre responderíamos que es buena. Sin embargo no es tan así. Yo como compositor y ellos como músicos creo que hasta el momento no nos arrepentimos de ningún tema que grabamos o interpretamos en vivo, pero consideramos que nos fuimos superando con el tiempo y que algunas canciones están mejor hechas que otras.
Tomemos el caso de “La Balsa”, a pesar de que el público la pedía a gritos. Y te explico por qué: nosotros tenemos otros temas que consideramos tan buenos (o mejor) que los que llegaron a ser hits, y queremos mostrarle al público cuáles son, que arreglos tienen y con qué ganas los tocamos.
Pappo: Yo mucho no puedo opinar porque para ese momento ni soñaba con integrarme a Los Gatos, pero lo que ocurre es que el público prefiere el tema que escuchó en la radio y el que bailó el domingo pasado, y entonces identifica al conjunto con eso; y es difícil demostrarle a la gente que un conjunto tiene algo más de dos o tres éxitos para tocar.


Si ustedes tienen todos esos problemas, críticas irreales, incomunicación con el público, rótulos falsos para la música que hacen ¿para qué volvieron a unirse?
Ciro: Principalmente porque confiamos en una pequeña parte del público argentino que sabe, y comparte, lo que nosotros queremos. Quizás sea una minoría, pero eso no nos interesa. Cuando empezamos los que nos escuchaban eran muchos menos.

¿Pero ustedes no creen que algunos programas radiales estén ocupando demasiado al público con otro tipo de música que no es precisamente la mejor?
Litto: Es cierto, en estos momentos hay muchos temas y conjuntos evidentemente dirigidos a una cuestión determinada que, supongo, no es la que le interesa a un músico normal. Es demasiado sospechoso que se insista en caminar por las calles de Buenos Aires, viajar a Bariloche o veranear en Mar del Plata.
Ciro: Todo ese tipo es lo contraproducente porque no contiene nada nuevo ni progreso musical. Es lo mismo que la época de la nueva ola pero con guitarra distorsionada y pelo largo. ¿Es que el público no se da cuenta que es todo prefabricado?
Litto: Yo haría una proposición: que cada persona cuando va a sacar su dinero para comprar un disco piense si el tema que le dan está a la altura de lo que él es como persona y si tiene la estatura musical y cultural que se merece.
Alfredo: Aquí en Argentina todavía tenemos una gran posibilidad. En Nueva York donde todo está regido por una sociedad de números los discos se compran en sobres cerrados; no hay posibilidades de escucharlos. Claro, que está la radio para difundirlos. Pero en el momento de la compra no quedan posibilidades.
Ciro: Tienen razón. Vos sabés que el último long play de los Beatles, Abbey Road, en todas las disquerías de Nueva York lo vendían igual: invariablemente había una pila al lado de la caja y los despachaban como si fueran cigarrillos.


El primer long play que lanzan ustedes al mercado desde que están juntos de nuevo se llama Los Gatos Beat N°1. Sin embargo ustedes no están de acuerdo con la denominación beat…
Litto: Existe un gran problema de identificación entre los que escuchan y hablan de música en la Argentina. Por ejemplo, como vos decís, se habla de música beat, pero esa denominación no existe. No encierra ningún ritmo determinado ni comprende ningún estilo en especial.
Pappo: Una de las grandes soluciones para hacer música libremente, sin etiquetas, es que se termine con los rótulos.
Litto: Es totalmente cierto lo que dice Pappo, nosotros no hacemos música beat ni nada que se le parezca. Lo que Los Gatos componen e interpretan es música popular.

¿Y entonces por qué se llama el long play Beat N°1?
Litto: Bueno, eso fue una confusión en la grabadora: los muchachos de RCA, que es nuestro sello, para colaborar con nosotros hicieron todo en muy poco tiempo, se mataron trabajando, y no tuvimos tiempo de explicarles cual era nuestra intención sobre el título. Ellos lo hicieron con la mejor de las intenciones.

En realidad, ¿ustedes creen que existe en la Argentina una verdadera música popular?
Ciro: Es un poco difícil determinarlo. En otros países, al menos., los jóvenes (te estoy hablando de menores de 30 años) tienen una música que los representa y que ellos contribuyen a elevar: es el caso de Inglaterra y el más cercano de Brasil; donde la nueva generación rescató del folclore de sus padres la bossa nova.
Litto: Hay una pauta que demuestra la poca calidad a nivel popular de la música argentina, los discos comprados se escuchan y se bailan dos semanas, después se tiran. Si al público realmente le gustara un tema no haría eso. Lo que ocurre es que no hay cosas de calidad. ¿Qué disco se puede escuchar nuevamente con gusto de cinco años a esta parte?

¿Pero entonces existe o no la música popular argentina?
Litto: En otros ordenes: tango, folclore, sí, pero casi a nivel histórico. En el nuestro recién se está gestando.


Desde que Los Gatos regresaron de Nueva York se nota en ellos un cambio de imagen: en el pelo, en la ropa. Antes parecían ser más cuidados con el aspecto exterior. ¿A qué se debe?
Ciro: Lo que ocurre es que estamos cansados del pelito bien planchado, los sacos floreados y todo eso. Ahora cada uno de nosotros se muestra en público como es y con la ropa que a cada cual le gusta ponerse. Es como estar más libres, como si no tuviéramos nada que ocultar: ¿sabés qué importante es eso para un músico?

Pero ocurre que algunos críticos opinan que ustedes se disfrazan para actuar. ¿Qué piensan sobre eso?
Ciro: A esta altura de las cosas es difícil determinar quién está disfrazado y quién no. Hay disfraces muy difundidos como el de los bancarios, oficinistas o empleados de comercio. Por supuesto, hay otros menores: como las modas que duran tres meses.

¿Y ustedes cómo se catalogarían?
Moro: Nosotros nos ponemos lo que se nos da la gana y lo que realmente nos gusta. No hay que buscarle otras vueltas. Como dijo Ciro, ahora nos sentimos más liberados, mucho más auténticos.

Encarrilados nuevamente en la vorágine de los shows y las grabaciones, Los Gatos vuelven a revivir antiguos proyectos que abandonaron abruptamente hace exactamente un año. Los más interesantes y cercanos son las nuevas ideas sobre grabación. Los flamantes equipos más la experiencia acumulada en todo este año de receso, los ponen en condiciones de encarar nuevos rumbos. “Antes –confiesa Ciro- teníamos una mediana base musical. Todos los temas y long plays que ya tenemos nos sirven de mucho. En el nuevo álbum que ya empezamos a grabar estamos haciendo cosas distintas”.
Esas “cosas distintas” son, por ejemplo, Ciro interpretando varias flautas, Pappo tratando de robar sonidos diferentes a una guitarra de doce cuerdas, Moro experimentando con dos bombos y una nueva manera de componer: “Tuve que cambiar mi forma de armar las canciones –dice Litto-: los temas son más rítmicos y mucho más fuertes”.
Otro de los proyectos del conjunto es producir, ellos mismos a diferentes grupos “para formar –dicen- una línea honesta y con reales valores dentro de la música popular”.
Ya no se puede decir si Los Gatos son los mejores, o los numero uno de la Argentina, porque ellos mismos se oponen: “Se tiene que terminar eso del mejor conjunto o el mejor tema –explican- los auténticos músicos hacen cosas diferentes, no mejores que las de los otros”.
Tienen razón. Pero todavía hay algo que ni ellos mismos ni nadie puede dejar de reconocer: Los Gatos fueron los precursores de esta diferente música popular. Y en esta segunda etapa después de la separación, todavía tienen muchas cosas para dar, a pesar de que seguramente siempre tendrán opiniones en contra. Pero no hay problema: eso siempre les pasa a los que hacen cosas diferentes.

Entrevista aparecida en el número 1 de la revista Pelo. Febrero de 1970.




1 comentario:

  1. Excelente entrevista, muy honestos y fieles a su estilo, en verdad fueron los precursores de la nueva musica popular argentina.

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