En esta cuarta parte de la recorrida por la discografía
de Led Zeppelin de la mano de Jimmy Page, se amontonan los recuerdos del guitarrista, compositor y productor a la
hora de repasar las anécdotas de Led Zeppelin IV, uno de los
mejores álbumes de la historia del rock. Memoria absoluta, lucidez, gracia,
estilo, humor… Jimmy no escatima datos acerca de cómo se cocinó una de las
sagas rockeras más espectaculares. Así se lo contó a la prestigiosa revista
Guitar World, en dos largas entrevistas a principios de los 90, y ahora lo
compartimos en nuestra sección Decíamos Ayer. Imperdible.
LED ZEPPELIN IV
Editado el 8 de noviembre de 1971
Grabado en los Island Studios
(Londres); el estudio móvil de los Rolling Stones (en Headley Grange); Sunset
Sound (Los Angeles); Olympic Studios (Londres)
Jimmy Page usó una guitarra Les Paul,
una Fender XII, una Telecaster; y amplificadores Marshall de 100 W.
Entrevista> A pesar de que tenemos muchas cosas para preguntarte acerca de la
grabación de Led Zeppelin IV, nos
gustaría empezar por su tapa.
Eso
ya es cosa del pasado, ¿no? Duele ver esas tapas tan chicas en esta época del
CD. Debo confesarles que ahora uso anteojos, pero es necesario utilizar lentes
de aumento para leer las letras tan chiquitas que vienen en los CD.
¿Pensás
que el arte de tapa influencia la experiencia de escuchar un disco?
No
sé. Conozco personas que le daban mucha importancia a eso.
Creo
que el arte de tapa le daba una percepción colorida a tus discos, a veces
literalmente. En mi caso, te confieso, por más absurdo que parezca, por
ejemplo, Houses
of the Holy siempre será un disco que
suena “naranja” en mi mente.
En
realidad, tiendo a coincidir con tu apreciación. Pero no sé si soy el mejor
juez al respecto. Robert y yo
hicimos juntos el diseño de la tapa de Led
Zeppelin IV. Robert compró la pintura que aparece en la tapa en un negocio
de cacharros de Londres, en Reading. Entonces se nos ocurrió la idea de que la
imagen –un viejo hombre cargando un haz de leña- representase lo antiguo en la
pared de un edificio derruido, con lo nuevo surgiendo por detrás. La
ilustración que está adentro fue mi idea. Es la figura del Ermitaño en el
Tarot, un símbolo de auto dependencia y sabiduría, que fue dibujado por Barrington Colby.
La
tipografía de las letras de “Stairway to Heaven” también fueron una
contribución mía. Las encontré en una revista de artes clásicas y antiguas del
siglo XIX, llamada Studio. Fue
interesante poder trabajarlas así.
¿Qué
te parece el arte de tapa de Led
Zeppelin III?
Una
decepción. Asumo la responsabilidad de eso. Conocía a un artista y le dije que
nosotros teníamos una idea acerca del concepto de una rueda que hace que las
cosas aparezcan y cambien. Pero él se tomó su trabajo como algo muy personal y
desapareció con el proyecto. No nos dejaba ver como lo estaba haciendo.
Nosotros le decíamos: “¿Podemos ver cómo
está yendo?” Finalmente, terminamos de grabar el disco y aun no teníamos el
arte de tapa. Así llegué al punto que le tuve que decir: “Mirá, lo tengo que tener listo ya”. No quedé conforme con el resultado
final, pienso que es muy infantil. Pero estábamos en tiempo muerto, así que no
había chances de cambiarlo. Terminó convertido en un montón de pedacitos de
cosas sin sentido ni significado.
De
cualquier forma, no fue peor que mi primer encuentro con un artista de Hipgnosis, la gente que diseñaba las
tapas de Pink Floyd. Les habíamos
dicho que diseñen la tapa de Houses of
the Holy, y este tipo Storm (Thorgerson) trajo una imagen de un
court de tenis verde eléctrico con una raqueta encima. Yo le dije: “¿Qué carajo tiene que ver esto con el
disco?” Y él me contestó: “Una
raqueta, ¿no te das cuenta?” A lo que yo le dije: “¿Nos estás diciendo que nuestra música es ´una raqueta´? ¡Rajá de
acá!” No lo volvimos a ver. Al final terminamos contratando a otro de los
artistas de ahí. [risas] Eso sí que fue un insulto… una raqueta. ¡Hay que ser
pelotudo! Imaginate. ¡En tu primer encuentro con tu cliente!
¿No
tuvieron más problemas con el diseño de Houses?
Cuando
regresaron las pruebas del álbum, ellas no se parecían al arte original. Pero,
otra vez, ya no teníamos tiempo de cambiarlas. Pienso que no importa ahora.
Pero entonces fue un problema.
¿Cuál
eran tus tapas de disco preferidas cuando vos eras chico?
Yo
amaba una de Howlin´Wolf que tenía
una imagen de una mecedora con una guitarra encima. No sé porque pero me
parecía una imagen poderosa, quizás porque nunca había visto una mejor. Tal vez
porque me gustaba la música del disco y eso hizo que me gustara la tapa. También
había una tapa que me gustaba mucho de un disco de John Lee Hooker para el sello Crown, que tenía la imagen de una
guitarra. Pero, de nuevo, quizás fue por la música que traía el disco: ese fue
uno de los mejores discos de Hooker. Usualmente, en esos tiempos, yo prefería
ver una foto del artista en la tapa. Con eso en mente, es curioso que raramente
hayamos puesto nuestras fotos en la tapa [risas].
Este
disco no se llama realmente “Led Zeppelin IV”, pero fue el cuarto disco de la banda. ¿Vos como lo llamarías?”
Bueno…
¡Led Zeppelin IV! Ese es el nombre,
realmente. Te contaré porque el álbum no tiene título. Nosotros estábamos hasta
las pelotas con las reacciones generadas por el tercer disco, ya que no
podíamos entender que la gente no comprendiese porque no era una continuación
directa del segundo álbum. Entonces nos decían que lo nuestro era exagerado y
que éramos un mero truco publicitario, algo que no tenía nada que ver con lo
que realmente éramos. Así que nos dijimos: “¡Hagamos un disco que no tenga
ningún título!” De esa manera, más allá de si les gustara o no.
Claramente,
a la gente le gustó el álbum.
Sí,
¡pero aun tuvimos malas reseñas! [risas]
¿Cómo
demeaste las canción para este disco? ¿En un estudio hogareño?
Yo
tenía una unidad llamada la New Vista. Era la misma que los Who usaron para grabar The Who´s Live at Leeds. Era realmente
fabulosa. Verás, cuando ellos trataron de salir de las válvulas, una de las
cosas que desarrollaron fue el Vista y el Transistor. El Vista sonaba muy
valvular. Lo usé mucho para hacer un montón de sobregrabaciones y demás. Así
que, sí, usé ese sistema de ocho canales en casa.
¿Así
que vos realmente trabajaste en demos de calidad para las nuevas canciones de
la banda?
Bueno,
eran razonables.
¿Los
demos incluían sobregrabaciones?
Algunos
de ellos sí, en efecto.
¿Cómo
sacaste el sonido de “Black Dog”?
Puse
directo mi Les Paul a la caja, y desde allí al canal del micrófono. Solíamos
usar el amplificador de micrófono de la consola para conseguir distorsión.
Entonces le metimos dos compresores Urei 1176 Universal en serie. Cada línea
fue triple-trackeada. Por eso las guitarras suenan como un sintetizador
analógico.
Año
tras año, “Stairway to Heaven” es votada como la canción número uno de las FM
norteamericanas. Cuando la escribiste, ¿hubo algo que te indicara que iba a ser
tan especial?
Nosotros
sabíamos que tenía algo. Aparentemente, Robert hizo algunas declaraciones
acerca de que la canción no fue bien recibida en un principio. ¡No es verdad!
Porque recuerdo haberla tocado en el Forum de Los Angeles, antes de que fuera
editado el disco, y la gente la ovacionó. Creo que Robert debería recordarlo.
¿Cómo
te surgió la composición de la canción?
Estaba
boludeando con la guitarra acústica y se me apareció con las diferentes
secciones, a las que yo junté. Pero lo que yo estaba buscando era que la
batería surgiese en el medio, y de allí construir un enorme crescendo. También
busqué que fuera aumentando la velocidad, que es algo que se opone a todo lo musical…
Quiero decir, eso no es lo que un músico haría, ¿entendés?
Una
vez que tuve hecha la estructura fui deprisa a llevársela a John Paul Jones para que entendiera de qué
se trataba la cosa –porque John Bonham
y Robert habían salido justo esa
noche- así que al día siguiente se la llevamos a John Bonham. Como te imaginarás,
era muy difícil recordar toda esta canción, de movida. Pero, afortunadamente,
ya teníamos un método de trabajo que nos facilitó las cosas. Robert fue
escribiendo las letras, y un gran porcentaje de las letras fueron escritas aquí
y allá.
¿Vos
ya tenías escrita una melodía vocal con anterioridad?
Bueno,
como mucho la guitarra era la que daba la melodía vocal.
Vos
ya tenías el solo de guitarra ya demeado y listo, presumo.
No,
no, ni ahí. Lo improvisé.
¿Improvisaste
el solo?
Sí,
como siempre.
¿Incluso
la apertura y el cierre? ¿Y las sobregrabaciones?
Oh,
¿vos te referís a las partes con slide?
Esa orquestación. ¿Querés saber si yo ya tenía listas todas las estructuras de
las partes de guitarra?
Sí.
Sí,
pero no las notas que al final quedaron, creo. Eso me vino justo cuando estaba
grabando el solo, fui entrando en calor e hice tres solos diferentes. Cada uno
era totalmente diferente al otro.
¿Quieres
decir que hay diferentes solos registrados en la cinta master que nadie ha oído
jamás?
¡Oh,
sí! Pero el que usamos era el mejor solo, eso te lo puedo asegurar. Lo sé
porque soy el que hice cada uno de ellos [risas].
Es
difícil de imaginar cómo hiciste para improvisar un solo que hoy es considerado
un clásico de todos los tiempos.
Yo
solo tenía la primera frase trabajada, y entonces apareció la frase que
enganchó el resto. La chequee de primera mano antes de que la cinta comenzase a
correr.
¿Grabaste
un solo bien sucio y luego otro igual pero con diferente sonido?
Trabajé
en los amplificadores para obtener ese sonido. Una vez que conseguí el solo, ya
tenía las otras partes sobregrabadas de guitarra. En la mayoría de las
canciones los solos fueron la última cosa en ser grabada. Yo había hecho las
sobregrabaciones de guitarra y entonces Robert les puso las partes vocales.
Invariablemente, siempre puse los solos de guitarra al final, a menos que fuera
algo que hiciese en vivo.
¿Qué
guitarra eléctrica usaste para el solo de “Stairway”?
La
Telecaster, con esa alcanzó. Volví a la Telecaster.
¿Y
el amplificador cuál fue?
No
me acuerdo. Podría haber sido un Marshall, pero no recuerdo.
Entrevistas: Greg Di Bennedetto, Joseph Bosso y Brad
Tolinski (para Guitar World, enero 1991 y diciembre 1993).
No hay comentarios:
Publicar un comentario