miércoles, 16 de agosto de 2017

LOS ABUELOS DE LA NADA, Cosas Mías: El último acto del Capitán Calavera...



Hubo una vez un hombre inolvidable, iluminado y zarpado. Un loco lindo, bohemio y libre, que, con el tiempo, se convertiría en uno de los personajes más indispensables y cruciales de nuestro rock. Su nombre era Miguel Abuelo Peralta (1946 - 1988). Poeta y compadrito, Miguel fue uno de esos artistas totales que ya no hay; un verdadero front man del rock de acá.

Además de eso, Miguel Abuelo cantaba como nadie (¡con ese vibrato inigualable!), y nos dejaba boquiabiertos con una presencia escénica dinámica y soberbia. ¡¿Y esos versos que sacaba?! Gran compositor de canciones, su legado es inmenso. Era un personaje tallado en blanco y negro, sin grises. Se lo podía amar u odiar, pero a nadie se le ocurriría ignorarlo. Llamaba mucho la atención, y por eso, quizás, haya sido uno de los mayores artistas, digamos, “integrales” del rock argentino. Un artista total, sin dudas.

Sin embargo, a partir de 1986, las cosas comenzarían a ponérsele oscura, luego del anuncio mortal de una enfermedad incurable, el sida, que limitaría su horizonte vital. De repente, Abuelo se dio cuenta que se le acababa el tiempo. Así, el disco Cosas Mías se convertiría en su inesperado testamento musical, el legado final de la última formación de Los Abuelos de la Nada

Eran años complicados. No olvidemos que esta producción también coincidiría con el final de la primavera democrática alfonsinista. Mientras el plan austral comenzaba a hacer a agua por todos lados, y entre escaramuzas carapintadas y Obediencia Debida, a lo lejos (o no tanto), se comenzaban a divisar los primeros nubarrones de un futuro para nada venturoso, como casi siempre... Por otro lado, aquella era una sociedad dividida por un tema que resultaba polémico: La Ley de Divorcio, una causa que generaba adeptos y detractores por igual. Mientras tanto, en México 86, la magia del Diego Maradona más genial nos regalaba la mayor conquista de la historia del fútbol argentino.

Una época afiebrada, sin dudas. Y dentro de este contexto, el tema “Cosas Mías” pasaría a la historia como el hit del disco. Su letra hablaba de un viaje-derrotero demencial, relatado en primera persona, que incluía un muestrario de varios personajes paradigmáticos, que funcionaban como dignos representantes de algunos de los ámbitos más heavies de nuestra pacata –y contradictoria- sociedad: el cura, el artista, el doctor, los delincuentes de alto nivel, o los turbios ejecutores del brazo derecho de la ley... En resumen, versos que daban cuenta tanto de la alegría como el dolor, o del espanto y la fascinación de los 80, con ese estribillo que era casi un manifiesto: “Te quiero así. Me gustas, viva. Yo no pedí nacer así/ Son cosas mías...

También, una canción que conjugaba la oscuridad (lo dark) con los excesos y el espíritu fiestero del rock de aquellos tiempos. Por otro lado, “Cosas Mías” era un tema (y un disco) espléndido, en lo instrumental. En especial, por la magnífica performance de uno de los máximos guitar heroes argentos: Kubero Díaz, un mago de las seis cuerdas. Además de Kubero, esta última formación de los Abuelos incluía al gran Juan Del Barrio en teclados, el infaltable Polo Corbella –único sobreviviente, junto a Miguel, de la histórica formación del grupo del 81- en batería, y el debut de Marcelo Chocolate Fogo en bajo.

Justamente, Fogo -sobrino de Miguel- colaboró en la composición del tema homónimo de este quinto disco de la banda. Una canción que también quedaría en la memoria popular luego de que su melodía empezara a ser cantada en las canchas de fútbol, y por haberse convertido en uno de los cantitos preferidos de la hinchada riverplatense durante la conquista de la primera Copa Libertadores del club. Pero este disco no se agotaba ahí; otros de los temas destacados fueron “Cómo, Quién, Dónde” (Abuelo - Del Barrio) y el inefable “Semental de Palermo” (Fogo). 

“Región Dura” (Abuelo Fogo) y “Rock & Roll Sobre la Alfombra” (Abuelo Del Barrio) eran ejercicios acelerados y sudorosos de pasión rockera; y en “Padre Soltero” (Abuelo Díaz) o “Tu Cola Less” (Abuelo), la cosa se volvía un poco más lírica, sin disminuir necesariamente la velocidad, con un Abuelo funcionando como un divino encantador de serpientes. Tema curioso e imperdible, “Capitán Calavera” (Abuelo) te dejaba con un nudo en la garganta, debido a su letra conmovedora, en la que su autor se resigna valientemente al naufragio que se le viene encima; haciéndole frente a las vicisitudes del porvenir. Es otra canción de Miguel que llama la atención del oyente menos avispado. Primero, porque ahora conocemos el final de la película de la vida de este gran artista, y, también, porque en esas líricas finales nos estremece hasta la médula con tanta belleza inmanente. Sin dudas, la penúltima perla oculta de la carrera de este grupo. 


Porque la última sería “Festival de Corazones”, en donde Abuelo –a pesar de ser éste un tema compuesto por Kubero Díaz-, se lo apropia para sí, con su apasionada hidalguía de bien, prometiéndonos una feliz fiesta de despedida, que sabía que no iba a poder realizar. Dejémoslo, entonces, a Mike, para que nos mienta de nuevo, y que vuelva acá, desde lejos, a cantarnos como siempre, desde donde quiera que esté...

Brindemos por él.

Emiliano Acevedo



2 comentarios:

  1. Gracias por este precioso texto sobre un músico precioso y volátil (en todos los buenos sentidos) que pisó estas tierras (y otras tantas, donde dejó una pequeña perla inigualada llamada "Et Nada").
    Claramente, era una fuente de nunca agotarse.
    Miguel fue la fuente de la unión del todo.

    Gracias de nuevo.
    A.V.S.

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  2. Gracias Miguel por tanta alegría y diversión ..!

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