Sobrio
y sólido, bajista y as como músico sesionista, John
Paul Jones hizo mucho para mantener firme a Led Zeppelin,
especialmente cuando formó tándem con su socio rítmico, el baterista John Bonham: “Solía disfrutar cerrarme herméticamente con la batería de John
Bonham, supongo que por mi experiencia como sesionista. Una buena sesión era
aquella en la que la sección rítmica encaja bien. En Led Zeppelin, yo prefería oír
el bombo y ser muy cuidadoso de no cruzarme o disminuir su efectividad.
Realmente buscaba que la batería y el bajo fueran una unidad, porque eso hace
que la banda se mantenga centrada. Era importante que seamos solidos como una
roca para que Jimmy y Robert fueran libres para improvisar y experimentar.”
“Robert solía decir sobre el escenario
que yo debía pararme mucho más cerca del frente, para que me pegara más la
iluminación y todo eso, desde el ángulo visual, y yo lo intentaba. Comenzaba en
el frente e iba moviéndome para atrás más y más. Siempre terminaba en mi
posición favorita, tan cerca de la batería como era posible.”
Jones,
parece, siempre se sintió bastante cómodo trabajando detrás de escena. Nacido
como John Baldwin en 1946, el
bajista comenzó su carrera a comienzos de los sesenta, tocando el bajo en una
banda de jazz liderada por Jet Harris
y Tony Meehan, ex miembros del
destacado grupo instrumental europeo, The
Shadows. Luego de una corta vida el combo de jazz se disolvió, y Jones se
convirtió en uno de los más buscados sesionistas de Inglaterra, tocando su
Fender Jazz Bass del 61 en cientos de sesiones desde 1962 a 1968.
“Siempre fui muy buscado porque era
uno de los únicos bajistas en Inglaterra que sabía tocar convincentemente en el
estilo Motown en esos días”, explica Jones. Pero cuando
rápidamente se hizo evidente que era capaz mucho más que copiar el dulce groove
del soul, Jones, que todavía era un adolescente, fue contratado para tocar en
toda clase de cosas, desde jingles hasta canciones de los Herman´s Hermits.
Además
de su trabajo como bajista, Jones también comenzó a construirse una reputación
como un talentoso arreglador, escribiendo brillantes arreglos psicodélicos en
los singles “Mellow Yellow” y “Sunshine Superman” para Donovan, y “She´s a Rainbow” para los Rolling Stones. Pero para 1968 Jones estaba “quemado”. Según sus
propias palabras: “Ser arreglador de
sesiones es literalmente un trabajo de 24 horas, escribiendo cada una de las
partituras individuales para los vientos y las cuerdas la noche anterior, para
entregarla el día siguiente y tener el producto terminado. Tenía que arreglar
50 o 60 cosas por mes y eso me estaba matando.”
En
ese momento entró Jimmy Page en
escena.
Page,
que trabajó con Jones regularmente a comienzos de los sesenta cuando ambos eran
niños prodigios como sesionistas, hacía un año que se había despedido de esta
labor como músico contratado cuando se unió a los legendarios Yardbirds. Desafortunadamente para
Page, los Yardbirds estaban en las últimas, hundiéndose por el peso de sus
disputas internas; lo que los llevaría a separarse poco después de que él
entrara en el grupo. Sin embargo, el guitarrista rápidamente se recuperó de
esta ruptura y comenzó a armar una nueva banda. Jones, que buscaba desesperadamente
la forma de cortar con su labor diaria como músico de estudio fue a preguntarle
a Page si necesitaba un bajista.
Jimmy
Page, que había tocado con Jones en numerosas sesiones, no necesitó pensarlo
mucho para convencerse que éste era el hombre indicado para ese puesto. Como
Page recuerda en una gacetilla de prensa del sello Atlantic de 1969: “Yo trabajé en el álbum de Donovan, Hurdy
Gurdy Man con John, quién compuso algunos
de los arreglos. Él me preguntó si necesitaba un bajista para Led Zeppelin. Yo
sabía que él era una músico y arreglador increíble. Él no necesitaba que yo le
diera un trabajo, sino que sentía la necesidad de expresarse como músico y
pensaba que lo haríamos bien si nos juntábamos.”
Fue
una corazonada que resultó cierta. Page
y Jones, junto con el cantante Robert Plant y el baterista John Bonham engancharon inmediatamente,
y en solo un año le tomaría a Led
Zeppelin para ser conocido en todo el mundo. “Nosotros tuvimos nuestro aprendizaje varios años antes”, dice
Jones. “Page y yo sabíamos lo que
buscábamos y como conseguirlo, tanto en los conciertos como en el estudio.
Simplemente queríamos hacerlo bien.”
ENTREVISTA> No es un
secreto para nadie el hecho de que la banda la pegó primero en Estados Unidos
que en el Reino Unido ¿Por qué crees que fue más fácil para ustedes ser
escuchados antes en Norteamérica a finales de los sesenta?
Porque
hicimos giras, sin parar, primero allí. Y las radios estadounidenses –que eran
completamente diferentes que las británicas- nos permitieron penetrar el país
bastante más rápido. Las FM recién estaban empezando a ponerse fuertes en
Estados Unidos, y ellas realmente apoyaron a la banda. Nosotros, simplemente,
agitamos las llamas. Las FM ahora ya no son novedad, pero en ese entonces eran
un medio de difusión nuevo y excitante.
Antes
de unirte a Zeppelin, vos llevabas adelante una carrera como músico de sesión y
arreglador. En los primeros tiempos del grupo, cuando tenías que tocar en una
gira atrás de la otra, ¿no pensaste “en qué me metí”?
No.
Nunca. Porque ser arreglador era demencial también. Y, después de un rato, no
era divertido, tampoco. Yo me uní a la banda para escapar de esa otra vida y
todo lo que tenía relacionado.
¿No
era una sacudida, cambiar de la relativamente sedada vida de ser un músico de
estudio a sueldo a ser un rockero que está en gira todo el tiempo?
No
fue extraño para mí. Ya había estado en un grupo antes de comenzar a ser
sesionista, por eso ya estaba acostumbrado al rigor de las giras. Yo había
tocado en una banda de jazz llamada The
Tony Meehan-Jet Harris Combo, que compartió giras con varios grupos y
artistas ingleses y norteamericanos como Del
Shannon y los Four Seasons. Por
eso ya había experimentado lo que es estar arriba de un micro, los viajes y la
adulación, lo que no era diferente de viajar con Led Zeppelin.
Pero
tenía que ser algo diferente. Las audiencias de Led Zeppelin no tenían nada que
ver con las de Del Shannon, por ejemplo.
Eso
es verdad; las audiencias eran completamente diferentes. A pesar de que
gritaran como quinceañeras, nuestro público estaba muy interesado en lo que
Zeppelin estaba haciendo, ellos en verdad nos escuchaban.
Quizás
ellos no tenían otra opción, ¡porque la banda era muy ruidosa!
[risas]
No éramos tan ruidosos al comienzo. Pero las audiencias eran mucho más
abiertas, especialmente en los primeros tiempos. Más tarde, cuando ya
comenzamos a tocar en grandes estadios, yo me di cuenta de que los shows
comenzaron a ser más un evento que una oportunidad de escuchar una banda. Y
cuanto más y más crecía el escenario, menos interesante se volvía la banda,
musicalmente hablando.
Así
como los conciertos se volvieron más grandes, se volvió más difícil para la
banda comunicarse y relacionarse con la audiencia. Recuerdo haber tenido la
sensación de que podía no tocar nada y que realmente no importaba. No quiere
decir que lo haya hecho, pero ese sentimiento existió. Tocábamos en los
gigantescos estadios de futbol americano en los tiempos en los que aún no
existían las enormes pantallas que hay ahora, por eso, para la mayor parte del
público, tan solo éramos un punto allá a lo lejos. La mayoría no podía vernos,
y estoy convencido que tampoco nos podían escuchar. Pero a pesar de todo eso,
la banda siempre trabajó muy duro. Siempre fuimos profesionales.
“Profesional”
es, pienso, una palabra clave para describir a la banda. Nadie puede acusar a
Led Zeppelin de haber engañado a su gente en algún disco. Se sostuvieron en un
alto nivel de creatividad durante un periodo de tiempo bastante largo.
Pienso
que incluso es más destacado el hecho de que a la luz de los acontecimientos
nunca tuvimos restricciones sobre lo que grabábamos. Así como nunca nadie de
Atlantic Records miró sobre nuestros hombros, eso podría hacer sido
extremadamente fácil de ser aprovechado. Pero nunca lo hicimos.
¿Vos
crees que este profesionalismo fue fruto del duro trabajo que vos y Jimmy desarrollaron
en sus días como sesionistas?
Puede
ser. Si no das todo, no te vuelven a llamar.
Mucho
se ha dicho del eclecticismo de Zeppelin. ¿Esto fue un fruto de tanto trabajo
en el estudio de grabación, en donde vos y Jimmy frecuentemente eran requeridos
para tocar una gran variedad de estilos musicales?
Teníamos
que tocar cualquier cosa que nos pusieran enfrente nuestro –desde country a rhythm
and blues a reggae o easy listening- a veces todo en un mismo día. Así que, sí,
teníamos la habilidad técnica para llevar a cabo todas esas cosas. Añade a esto
que en efecto todos teníamos gustos musicales completamente diferentes, y vas a
tener un claro entendimiento del porqué del eclecticismo del grupo.
Creo
que el problema con las bandas modernas es que todos los integrantes de los
grupos escuchan la misma música, lo que genera un sonido unidimensional.
Nosotros nunca escuchamos la misma música.
La
lógica sugiere que una banda en la que todos van en diferentes direcciones es
una banda repleta de conflictos
No,
ni ahí. Nosotros lo considerábamos una fortaleza. Siempre mantuvimos esos
espacios entre nosotros en Zeppelin. A Bonzo le gustaba la música soul y las
baladas de la Motown; a mí el jazz, la música clásica y la world music; a Jimmy el rockabilly, el blues y el folk; y a Robert
el blues y Elvis Presley. Ninguno de
nosotros tenía ni remotamente la misma colección de discos. Y nadie fuera del
seno de la banda podía entender eso.
Pero
para mí es claro ver porque eso funcionaba. Todos amábamos la música y nos
gustaba aprender cosas nuevas. Cada una de nuestras colecciones de discos era interesante
para todos los demás. Yo he ido a la casa de Robert o a la de Jimmy a escuchar
algo de blues, una música a la que no me hubiera acercado nunca de otra forma.
Por ejemplo, antes de unirme a Led Zeppelin jamás había escuchado a Robert
Johnson.
Es
sorprendente que vos no hayas sido un gran fan del blues teniendo en cuenta
como Led Zeppelin estaba influenciado por el género en sus primeros tiempos.
A
mí me gustaba el jazz, creo, y el jazz viene del blues, así que eso se hizo muy
natural para mí.
Ustedes
dejaron de tocar standards de blues por el 71. ¿Eso fue porque había muchas
otras bandas haciendo lo mismo?
Nunca
supe que las otras bandas estaban haciendo eso. El único rock que escuché en
los sesenta fue Jimi Hendrix, el
resto del tiempo me lo pasé escuchando jazz y música soul.
¿Había
alguna canción particular de Zeppelin que te gustaba tocar?
Me
gustaban todas, pero supongo que me gustaban aquellas que requerían más
improvisación.
Esa
fue otra marca registrada de Zeppelin. Lo que te daba a vos bastante libertad
para improvisar, lo que nunca pareció…
¿Gratuito?
Sí.
¿Quizás la banda aprendió de los errores de Cream y los Grateful Dead, quienes
a menudo pecaban en medio de sus improvisaciones de su propia auto indulgencia?
Otra
vez, nunca escuché a Cream o los Grateful Dead. No podía saber que
hacían ellos. Tampoco creo que alguien en la banda los haya escuchado. Quizás
Jimmy haya estado más al tanto de eso. Nosotros solo confiábamos en nuestra
propia sensibilidad musical para editar nuestra música, ya sea improvisar,
escribir y todo lo demás. Si algo se vuelve muy largo, solo cortalo, por Dios
santo.
Eso
me lleva a pensar que lo que hizo de Zeppelin una gran banda fue el hecho de
que vos y Jimmy tenían una gran formación y una sensibilidad musical muy
desarrollada antes de que la banda tocara una sola nota. La mayoría de los
músicos de rock comienzan en forma primitiva a tocar en un garaje, en donde
aprenden y cometen errores mientras se van desarrollando.
Sí,
Jimmy tenía su visión de como quería que sonase la banda antes de empezar con
el proyecto, y ciertamente sabía cómo tocarlo. Definitivamente, había un camino
y una dirección a la que queríamos seguir, y sabíamos cómo acompañar esto. Pero
el fondo de la cuestión es que nunca realmente discutimos nuestras ideas. Uno
tan solo escuchaba lo que iba pasando, e instintivamente sabias lo que venía
luego.
Los
shows de tres horas de Zeppelin eran legendarios, ¿cómo fueron evolucionando?
Crease
o no, nosotros comenzamos haciendo shows de 45 minutos, después fue aumentando
la duración paulatinamente. Es más, al comienzo de cada gira nosotros decíamos:
“Tenemos que mantenernos tocando una hora y media”. Pero lo seguro era que el
tiempo de los shows crecía más y más y para el final de la gira volvíamos a
tocar dos horas y media o tres horas. Simplemente, no podíamos controlarnos a
nosotros mismos. Uno tiene que estar interesado en lo que está haciendo, antes
de interesarse por lo que otra gente quiere que hagas. Y a nosotros realmente
nos gustaba mucho tocar. Nuestras canciones estaban estructuradas de tal manera
que siempre nos daban buenos momentos, y si estábamos en una buena noche,
invariablemente las versiones se extendían. Nosotros sabíamos cómo hacer que
las cosas sonaran bien porque todos éramos músicos experimentados.
El
otro secreto era que éramos una banda de tipos desinteresados. Todos estábamos
en sintonía con los demás, y siempre nos escuchábamos entre sí. Esa fue la
clave. El sentimiento nunca fue “¿qué estoy haciendo?” sino que siempre fue
“¿qué está la banda haciendo?”.
Zeppelin
fue una de las primeras bandas que quebró con el look más casual de los hippies
de los sesenta y adoptó una imagen glamorosa. ¿Empezar a tocar en estadios hizo
que tuvieran que adoptar un look más ostentoso?
Creo
que, al momento que nosotros surgimos, había un montón de bandas hippies que
solo vagaban por el escenario, se miraban entre sí entre medio de las canciones
y solo vagaban, eso era todo. Nosotros quisimos eliminar eso, queríamos
impactar duro a la gente durante los shows, y eso incluía la vestimenta en
cierta forma. Queríamos lucir bien, sonar bien y tocar bien. Y en ese tiempo,
no mucha gente era consciente de esforzarse en lo que tenía que ver con cada
aspecto del vivo de los shows como nosotros lo hicimos.
La
visión hippie era generalmente “vení como estés y hacé lo que sientas”, y
nosotros electrificamos completamente a las audiencias porque nuestro acto
estaba completamente enfocado en cada nivel. Otra vez, fue por nuestra actitud
profesional.
Un
desarrollo interesante en la banda, durante la mediados y fines de los setenta,
fue que ustedes comenzaron a usar la misma vestimenta en el vivo durante toda
la gira. ¿Fue para diseñar y establecer una imagen grupal más icónica, en esa
era pre-MTV?
Es
un planteo interesante, pero realmente no fue planeado tan cuidadosamente. Una
tradición en Zeppelin era que nadie podía discutir acerca de la ropa que se iba
a usar.
Pero
fíjate, la gente gastaba un montón de plata en venir a vernos, por lo cual
nosotros buscábamos sonar y lucir bien. Y la gente aprecia que vos te esfuerces.
Si eso no distrae al grupo de la musicalidad que tiene que tener el show, ¿por
qué no hacerlo?
Un
aspecto de la existencia de la banda que raramente es mencionado es como
ustedes interactuaban a nivel personal. Zeppelin siempre pareció tan hermético,
que eso contribuyó a la mística del grupo.
La
banda fue muy cercana, por lo que adoptó un sentimiento de “nosotros contra
todos”. Sabíamos lo que hacer y sabíamos cómo hacerlo; y más allá de eso, no
queríamos que nos molesten. Y tuvimos la misma actitud mientras grabábamos
nuestros discos. Nuestro manager, Peter Grant, hizo un gran trabajo
manteniéndonos afuera de todo, lo que nos permitió enfocarnos en nuestro
trabajo.
Realmente
no había ningún misterio. Nunca socializábamos cuando no estábamos de gira,
pero siempre nos complacía ver a los otros. Nunca atravesamos los dimes y
diretes de las giras que uno escucha de otras bandas.
Siempre
tuvimos un estado mental súper profesional. Siempre fuimos confiables.
Probablemente, el número de conciertos cancelados por Led Zeppelin se cuenten
con los dedos de una sola mano. Porque siempre estuvimos en donde se suponía
que teníamos que estar.
Y
Robert y John, siendo más jóvenes y más impresionables, probablemente siguieron
el ejemplo tuyo y el de Jimmy.
Seguro,
así lo hicieron. ¡Durante el primer año del grupo fueron asalariados y todo!
Entrevista: Brad Tolinski (para Guitar World, enero 1998).
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