lunes, 1 de agosto de 2016

SIMON & GARFUNKEL, Bridge Over Troubled Water: Canciones neoyorquinas de fogón...




Justo cuando los multicolores 60 terminaban y se transformaban en los problemáticos 70, casi al mismo tiempo que se separaban los Beatles, llegaba a su fin la trayectoria de un dúo emblemático de la música folk rock norteamericana: Simon & Garfunkel. Sí, se separaba la sociedad musical ideada por estos dos jovencitos de los suburbios de Nueva York, quienes habían encontrado el éxito recién con Sound of Silence (1965), luego de intentarlo infructuosamente durante largos años. Un suceso luego capitalizado por la realización de varios albumes clásicos como Parsley, Sage, Rosemary & Thyme (1966) y Bookends (1968), además de la banda sonora de la película El Graduado (1967). Sin embargo, nada evitaría que la comunión artística entre estos dos amigos se empezara a resquebrajar, y que finalmente el telón cayera luego de Bridge Over Troubled Water (1970), su quinto y último álbum de estudio.

Por un lado, estaba presente el nuevo viraje artístico / ideológico de Simon –genio creativo y compositor de todos los temas del dúo-, quién ya empezaba a interesarse por explorar los diferentes sonidos provenientes de las culturas de los países subdesarrollados, como los de Latinoamérica y Africa; además de darse cuenta de que el formato de dúo le quedaba corto. Por el otro, Garfunkel quería apostar a una carrera como cantante solista, a la vez de cultivar su hobbie como actor (cristalizado, más tarde, en sendas interpretaciones en películas como Catch 22 o Conocimiento Carnal). En resumen, he aquí dos visiones artísticas contrastantes que chocaban permanentemente a la hora de producir un nuevo álbum.

Un ejemplo de esto sería el proceso de grabación de su última producción conjunta, cuando Garfunkel no le dio el visto bueno a una canción de protesta de Simon llamada “Cuba Sí, Nixon No”; y éste a su vez rechazó la idea de Garfunkel de que el dúo realizara una versión libre de un coral de Bach. A pesar de todo, estas desavenencias no conspiraron contra la realización de Bridge Over Troubled Water. Un disco lujoso y complejo, que demandaría más de 800 horas de grabación, pero que una vez editado se convertiría en un hit de ventas, hasta llegar a la cifra -hoy inconcebible- de más de 25 millones de copias vendidas en todo el mundo. 

Bridge Over Trouble Water arrancaba con el tema homónimo, una de las canciones más reconocibles y recordadas de la música popular del último siglo. Sin lugar a dudas, un comienzo con tutti en donde Garfunkel realiza la mejor perfomance vocal de su carrera, sobre un fondo símil gospel que empieza con un simple acompañamiento de piano que luego estalla cuando entra una orquesta, en uno de los finales más apoteósicos que haya tenido jamás una canción pop. No por nada, muchas veces, hasta el mismísimo Simon dijo que se arrepintió de no haberla cantado él, porque sin lugar a dudas esta debe ser, junto a “Sound of Silence”, la composición más paradigmática de su carrera, y un verdadero tributo a su “turbulenta” amistad con Garfunkel.

Luego de un comienzo tan prominente no quedaba otra que seguir por esta veta grandiosa. Por eso, la segunda canción del disco es la versión del clásico del Antiplano (y de cualquier músico callejero...) “El Cóndor Pasa” (rebautizado aquí como “If I Could”), quizás la primera incursión de Simon en la world music. Este cover incluye una grabación original del grupo Los Incas, dirigido por el argentino Jorge Milchberg. El tercer tema era otro caramelo popular: “Cecilia”, una explosiva canción acústica, casi de fogón; con frenético ritmo. Inolvidable, hasta aquí, el disco no da respiro con este arrebatador comienzo que desembocaba en la impresionante “Keep the Custumer Satisfied”, una canción que mixtura el folk rock del dúo con el soul de la Motown e incluye un wall of sound formado por una multitud de bronces y percusiones. “So Long, Frank Lloyd Wright”, por el contrario, era una hermosa bosanova, mansa y tranquila, que evocaba la figura de uno de los mayores arquitectos del siglo XX. Luego, llegaba la inmortal “The Boxer”, con sus líricas repleta de ironía y dolor; terminaría siendo una de las canciones del dúo que más versiones tuvo, incluido una de Bob Dylan. “The Only Living Boy in New York” es un tema raro, con una rítmica que semeja casi un proto reggae. De ahí pasamos a “Why Don´t You Write Me”, otra canción desbocadamente alegre; “Bye Bye Love”, un cover dedicado a sus ídolos y maestros inspiradores Los Everly Brothers; y el final del álbum con la delicada “Song for Asking”.

Punto final para una época, y para una propuesta artística que se volvería histórica con el paso de los años. Quizás por eso –y por haber intentado en vano escapar del legado de esta obra inicial-, luego, Simon y Garfunkel se reunirían en varias oportunidades. Comenzando por su histórico concierto multitudinario celebrado al aire libre en Nueva York en septiembre de 1981 -en un Central Park todavía conmocionado por el reciente asesinato de John Lennon-, cuya grabación daría lugar a la edición de un exitoso álbum doble en vivo. Para luego volverse a reunir en 1983 (en un intento frustrado de grabar un nuevo álbum), 1993, y en 2003... Quien sabe, quizá ahora estén pensando volvernos a deleitar con sus viejas melodías de juventud, antes de que se cumplan las profecías, y este viejo y podrido mundo empiece a caerse a pedazos...

Emiliano Acevedo


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