Cuenta la leyenda que una mañana de
septiembre de 1972, mientras discutían acerca de la inclusión de Alma
y Vida en el tercer
Festival BaRock, los integrantes del
grupo se pelearon a muerte con Daniel
Ripoll, editor de la revista Pelo,
y uno de los organizadores principales del evento. Alma y Vida, que ya había
tocado gratis en los dos primeros BaRock,
ahora, en medio de su mayor éxito comercial, no querían volver a hacerlo. Así
que la discusión entre Ripoll y los músicos se fue enrareciendo. En un momento
determinado, Gustavo Moretto, el flaco y alto trompetista del grupo,
se levantó de su sillón, agarró una Pelo
que estaba arriba de una mesa, la abrió y vio que, en el centro de la
publicación, había una publicidad enorme de las zapatillas Flecha. Entonces le
dijo a Ripoll: “¿Esto también es gratis para vos?” A continuación se
armó un griterío interminable, con insultos incluidos y demás improperios. A
partir de ahí, Alma y Vida pasó a formar parte de la Página Negra del Rock de la
Pelo, quien los acusó de ser una banda “anti-rock”.
Así era (es) Moretto: un tipo tan idealista como talentoso; y uno de los mayores
enigmas del rock argentino. Porque en el umbral de la fama, decidió disolver su
grupo Alas
para radicarse en Estados Unidos, en donde continuó sus estudios musicales
académicos en la prestigiosa Berklee
School, sin volver nunca más a residir en la Argentina.
Gustavo nació el 31 de marzo de 1950,
en Buenos Aires. Su madre era pianista y compositora, por lo que desde muy
pequeño crece en un hogar musical. Su pasión por la trompeta surge a temprana
edad, a los 8 años, luego de ver una película protagonizada por Kirk Douglas, A Young Man With a Horn. A pesar de su corta edad, Moretto ya
sentía una natural inclinación por los instrumentos de viento, en especial la
trompeta, seducido además por las brillantes interpretaciones de Freddy Hubbard, Clifford Brown y Dizzy Gillespie, cuyos discos no se
cansaba de escuchar, una y otra vez. Por eso, luego de sus repetidos pedidos,
sus padres acceden a comprarle su primera trompeta a los 14 años. Según sus
propias palabras, pasa un año entero tratando de aprender a tocar por su propia
cuenta, pero no lo logra. Es ahí que comienza a tocar con un trompetista
jubilado de la orquesta estable del Teatro Colón.
Así relata Moretto, en el formidable libro Blow!
(2009), escrito por Gilespi, lo difícil que era intentar
ser trompetista en la Argentina de los años 60: “(Porque) era la era de los Beatles,
del rock, del folclore guitarrero. No había prácticamente nadie de mi generación
que tuviese interés en tocar un instrumento
que no completara el canto o que no se pudiera tocar en una fiesta de quince. Mientras
estuve en la escuela secundaria mi aislamiento del mundo fue casi total (…) No había
escuelas de jazz, no había internet; no se tenía acceso a ningún tipo de información
relacionada con el jazz, y los músicos no compartían lo que sabían…”
En 1970, el sexteto de músicos que
acompañaban a Leonardo Favio decidió
independizarse del cantante y director de cine para probar suerte por su
cuenta. Así nació Alma y Vida, un
grupo pop de lujo que no tenía nada que envidiarles a sus colegas
norteamericanos, Chicago y Blood, Sweet & Tears. Justamente,
en Alma y Vida ingresa Moretto a reemplazar a su primer trompetista, Mario Salvador, en 1971.
A propósito del paso determinante de
Gustavo por Alma y Vida, su saxofonista, el gran Bernardo Baraj, opina: “Fue
bárbaro. Si bien Gustavo era más joven que nosotros, ya entonces él era un tipo
muy talentoso con gran conocimiento musical, muy formado. Sin embargo, al
principio, se ponía muy nervioso porque no podía creer que iba a tocar en Alma
y Vida. Ya la banda venía sonando muy bien y Gustavo dudaba acerca
de si le iba a dar el cuero para sumarse al proyecto. Pero se juntó conmigo y lo convencí. Y fue así que no
solamente pudo hacerlo, sino que también se convirtió en un elemento muy
importante dentro del grupo, en lo que a composición y arreglos se refiere.”
Moretto
reconoce que Alma y Vida lo proyectó a la fama a nivel nacional, “algo que no estaba prescripto en el destino
de los trompetistas en Argentina (…) El grupo tenía una ética superprofesional.
Éramos disciplinados y responsables, trabajábamos duro y no considerábamos nada
como garantizado”.
Luego de estar cuatro años en Alma y
Vida a Gustavo le picó con todo el bichito de la composición y de liderar su
propio proyecto musical, además de estar cada vez más interesado en tocar los
sintetizadores, esos modernos instrumentos, mezcla de guitarra rockera y
trompeta electrónica, que le permitían, según sus propias palabras: “Tocar las notas agudas que no me salían con
la trompeta”. Así nace Alas, un espectacular trio de música innovadora e inclasificable,
que fusionando el rock con los ritmos autóctonos, tango y folclore, se
convirtió en la primera aplanadora del
rock argento de mediados de los 70. En ese primer Alas acompañaron a Moretto, Alex Zuker (bajo) y Carlos
Riganti (batería).
A pesar de que la fusión tango-rock
pudo parecer extraña en un principio, Alas mereció el reconocimiento del
público y la crítica, quienes percibieron de inmediato la honesta intención de
estos tres jóvenes músicos por buscar una identidad musical propia, enraizada
en las melodías de la música ciudadana, pero con el vigor necesario para
resultar atractiva a las nuevas generaciones. Hasta el propio Astor Piazzolla recibió con beneplácito
el esfuerzo de Moretto, Riganti y Zuker.
Si bien su álbum debut homónimo de 1976
no alcanzó a registrar toda la potencia sonora de Alas en el vivo, debido a las
precarias condiciones tecnológicas de las grabadoras de la época, este disco se
convertiría en un hito del rock argentino. Y es que la música de Alas era única,
inimitable; habían inventado su propio estilo, estallando en su intersticio rockero…
Luego de la salida de Zuker
(reemplazado, nada menos, por un jovencísimo Pedro Aznar), el grupo siguió trabajando, durante todo 1977, hasta
reunir suficiente material para la edición de un nuevo disco, Pinta tu aldea. Pero esto recién se
concretó, en forma póstuma, seis años después. Es que debido a que Alas no perseguía
fines comerciales, EMI se terminó desinteresando, mostrando indiferencia a la hora
de brindar su apoyo a la propuesta musical del trío, que comenzó a languidecer
con actuaciones cada vez más escasas.
El posterior viaje de Moretto a Boston,
para continuar sus estudios en la prestigiosa escuela de música Berklee, supuso
el final de esta apasionante proyecto que había comenzado con tanto entusiasmo
y energía. Sin embargo, a pesar de que su historia fue breve, el inolvidable camino
transitado por Alas fue decisivo para la música de Buenos Aires.
Gustavo aún vive en Estados Unidos (en
Queens, Nueva York), en donde trabaja como docente en la Columbia University. Ahora
bien, salvo por el efímero regreso de Alas con Mimame Bandoneón, en 2003, y un par de trabajos solistas; la pregunta
que muchos de sus fanáticos se hacen es ¿por qué Moretto no editó más álbumes con su música? El rock argentino se
quedó con las ganas de seguir disfrutando de su talento.
Su amigo Carlos Riganti se anima a revelar este enigma: “Lo que pasa es que Gustavo tiene la
actitud de un compositor de música clásica contemporánea. Porque, aunque sea un
pianista asombroso y toque bárbaro la trompeta, a él le interesa más ser
compositor que instrumentista. Eso también lo marca y lo determina como músico.
Yo conozco pocos tipos, en la historia de la música argentina, con tanta
voluntad y capacidad como la que tiene Moretto.
Cuando estás con él siempre estás aprendiendo cosas. Es un docente por naturaleza.
Seguramente se le reprocha que no haya grabado más discos, que haya renunciado
al rock para dedicarse solo a lo académico. Igual es entendible. Él es una
persona muy exigente. Lo que produce, el material que finalmente muestra es
sólo aquel que ha pasado por todos los filtros de calidad que se exige como
músico.”
E. A.
Cada trabajo de Gustavo sigue sorprendiéndome por esa inspiración y actitud de búsqueda que lo caracteriza, Es mi compositor argentino preferido y lo ubico en la talla de los mas grandes de nuestro pais, Ginastera Piazzolla , Gandini . Se que mi larga amistad comenzada en la adolescencia, desde el colegio nacional de san isidro, probablemente esta sesgando mi apreciación. Lo increíble es que haciendo un gran esfuerzo de imparcialidad sigo llegando a la misma conclusión. Hay músicos increíbles en las provincias y en los conservatorios trabajando seriamente y con excelente formación, Ese es el semillero que esta germinando nuevos talentos capaces de seguir, el camino de excelencia de la música argentina
ResponderEliminarAlas, qué banda alucinante. Los escuché por primera vez en el viejo Canal 7, en un programa que creo era del conductor ya fallecido Leo Rivas. O era el de Badía? Demasiados años pasaron, yo tenía entonces 14 años, pero me sorprendió gratamente su excelente música. Ojalá vuelvan a reunirse alguna vez como en 2003 (y se vengan para alguna función a Mar del Plata). Saludos Riganti!!
EliminarTocayo, tuve el gusto y honor de conocer a Gustavo durante un semestre en los '80, cuando estábamos ambos en Berklee, de Boston, ya siendo profesionales. Solíamos salir a escuchar música en los muchos jazz pubs circundantes, en un grupo con una chica española (yo soy paraguayo), una brasileña, y algún que otro estadounidense o latino.
ResponderEliminarPor lo que leí en Wikipedia en español, (me encontrarás allí también, como Carlos Schvartzman), ahora entiendo por qué nunca supe nada más de él. Si aún estás en contacto con él, por favor dale mis saludos.
Además de tener un cuarteto de jazz, escribo arreglos para grabaciones, sinfónica, etc. Y da la casualidad (o alineación de astros, no sé), que los días 14, 15 y 16 de junio viene a Paraguay una delegación de tres altos funcionarios de Berklee, para auscultar programas conjuntos, incluso con apoyo financiero del BID.
Los estaremos recibiendo en la Licenciatura en Música de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional (FADA), en la que soy profesor de seis (6) cátedras.
Un cordial abrazo para vos y otro para Gustavo.
Carlos Schvartzman
P.D. A mis 20 años ya tenía el vinilo de "Alas" y los dos de "Alma y Vida".