Desde hace algún tiempo, Nahuel
Pennisi (19/10/1990) viene demarcándose como una de las
mejores jóvenes figuras del folclore argentino.
Sutil guitarrista, con su hermosa voz Nahuel no pasa desapercibido cada
vez que entona una canción; ya sean versiones de otros artistas o sus propias
composiciones, llenas de profundidad, en donde busca dejar implícito su mensaje
personal, sus vivencias. Algo que sorprende, y mucho, es su capacidad de
composición y ejecución de la guitarra, para la cual desarrolló un método
propio, tocando con la guitarra sobre las piernas.
Ahora el músico está
presentando Primavera,
su disco debut, en el que expone las canciones en las que viene trabajando
desde hace tiempo. En esta entrevista nos cuenta toda su historia musical y sus
proyectos.
ENTREVISTA>
Leí que empezaste en la música tocando el
bajo…
Sí, de chiquito. Después pasé a tocar
guitarra porque entraron en mi casa y me robaron el bajo. Ahí decido seguir con
la guitarra y dejé de tocar bajo.
¿Cómo se da tu acercamiento a la
música?
De familia. Mi viejo tenía una banda,
tocaba la guitarra y el bajo. Como te decía, de todos los instrumentos que sonaban
en casa, el que más me interesó al principio fue el bajo. Rápidamente, le
empecé a agarrar la mano, desde los cuatro o cinco años, y ya no paré más de
tocar. A los siete u ocho años me pasé a la viola. Luego me largué a
cantar.
En realidad, en esa época recién estaba
descubriendo lo que era el folclore argentino,
porque mis viejos tocaban rock y
un poco de cumbia. Yo descubro
el folclore escuchando radio y
juntándome con un amigo muy chiquito al que también le gustaba ese género. A
partir de ahí empiezo a darle bola al cancionero popular, aprendiendo a
escuchar otro tipo de música. También empecé a meterme en el mundo del flamenco, otro género que significa
mucho para mí y me encanta. Hoy en día escucho un montón de cosas
distintas.
A muchos, tengo varios preferidos. Por
ejemplo, Silvio Rodríguez, del que
me encanta toda su obra en La Trova;
Luis Salinas, quién me enseñó todo
lo que tiene que ver con la música del alma, la sensibilidad con la que se
tiene que tocar la viola; Paco de Lucía,
y su magnífica guitarra flamenca; y también admiró muchísimo a Camarón De La Isla, a quién no hace
mucho descubrí, pero que ya es un héroe para mí, un tipo que me enseñó a darle
un espíritu muy grande a la voz y a mi canto, algo que a mí me fortalece mucho
y me identifica.
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¿Cómo encaraste tu formación musical a partir de ser ciego?
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Aprendí solo. Me dijeron cómo eran las
notas, que tono era cada una, lo fui memorizando, y le agregué el oído. Cuando
tenía cinco o seis años me dijeron que tenía oído absoluto. La guitarra empecé
a tocarla de la forma que la toco (apoyada sobre las piernas) porque como de
chiquito el bajo me quedaba grande y se me caía, me lo empecé a apoyar para
tocarlo, y así seguí haciéndolo luego cuando me paso a la guitarra. Por
supuesto, el método de aprendizaje de música me lo inventé yo porque nadie me
puede enseñar de esta forma, viste. Seguramente, la intuición y el oído me
ayudan mucho.
Fue un largo camino. De chico, cuando me
empiezo a enganchar con el folklore,
me llegaban mucho las zambas melódicas
y siempre me gustó mucho meterme en la canción, darle un motivo a cada canción
que interpreto. Es decir, dar una impresión acabada al oyente de lo que a mí me
gustaba. Cuando descubrí a Silvio
Rodríguez, empecé a hacer temas suyos y esto también me abrió un abanico
enorme con respecto a la musicalidad, a tocar algo tan sencillo pero haciéndolo
mío, buscando mi propia identidad, mi propia armonización. En este punto me
sirvió también escuchar mucho jazz y
a (Luis) Salinas. Además, el Aca Seca Trio –a quiénes descubrí hace
seis o siete años- me abrió mucho la cabeza para hacer folklore proyectivo y eso me enseñó mucho. El folklore de proyección es algo que
hoy en día se está tocando bastante acá en Argentina. A todo eso le agregué mi
gusto por el flamenco, y así se
fue delineando mi repertorio. Ahora estamos haciendo temas propios, junto a dos
amigos míos, León Cuyé y Rodrigo Molina. Justamente, el disco
que terminamos de grabar hace unos meses está compuesto en su mayoría por temas
nuestros, y esto es algo que me pone muy contento porque tiene canciones
inéditas y una propuesta diferente.
¿Qué te inspira a la hora de ponerte a
componer?
Las cosas que me van pasando, los hechos
que a mí me identifican. Soy una persona que necesita vivir esas experiencias
para después ponerlas en la música. Incluso las canciones que hacemos con mi
amigo León Cuyé, que también tienen que ver mucho con la comunión que hay entre
ambos. Yo hago la música y el escribe la letra en base a lo que esa música le
refleja a él, pero, por ahí, es también lo que yo necesito que escriba. Es algo
mutuo, y es un camino en el que también estamos aprendiendo de todo lo que nos
pasa.
Es todo. Me transmite paz, tranquilidad,
seguridad… Es lo que tengo, y lo que voy a tener siempre. Puedo perder todas
mis cosas, pero la música siempre va a estar en mi vida porque es algo que yo
necesito tener. Puedo tocar como trabajo o no, pero yo tengo que tocar siempre
de la misma forma, con el mismo sentimiento, ya sea que haya sólo persona
viéndome, o un millón. Para mí, la música es sinónimo de sensibilidad y también
una forma de expresar lo que tengo adentro, para poner sobre la mesa lo que uno
es. Porque soy un convencido de que detrás de cada artista hay una persona,
antes que todo, que es la que hace y alimenta al artista.
De chico, estudiando en la escuela, ya me
había dado cuenta que la música me identificaba mucho, pero aún me faltaba
buscar mi camino. A los 11, 12 años me empezaron a llamar para tocar en los
actos escolares, y ahí me di cuenta que la música también me servía para
comunicar cosas a la gente; y, a partir de los 16 años, empecé a tocar en la
calle Florida, como músico callejero. Ser artista callejero me abrió muchos
caminos porque conocí a gente que me ayudó mucho, y creo que recién ahí
descubrí que mi camino era la música y que podía hacer algo con ella. En ese
momento mis estudios quedaron en un segundo plano y la música se consolidó como
el centro de mi vida.
Tocando en la calle, empezaste a construir
un camino que te llevó hasta acá, a poder grabar tu disco…
Sí, se fue construyendo un camino. Me
acuerdo que tocaba en Florida y conocí a un señor, que trabajaba en un local, y
me dijo que tenía ganas de que yo grabara un disco. Así, me llevó a su ciudad
para grabar un cd, en realidad un demo con diez canciones. Eso me ayudó mucho,
para luego empezar a recorrer diferentes pueblos. Aunque en ese tiempo hacía
-más que nada- covers folclóricos, ya tenía la intención manifiesta de imponer
mi estilo, mi identidad musical.
Este disco se da como consecuencia de un
montón de factores que me ayudaron a hacerlo, gracias a muchos amigos que se
acercaron a darme una mano. El disco lo terminamos de grabar hace muy poquito,
pero comencé a desarrollarlo a partir de 2011, junto a mis dos amigos. Su
título es El sueño de la canción.
Se llama así porque ese es un reflejo de lo que para mí significa la canción.
Va a tener canciones propias y un mensaje para dar. Siempre estoy tratando de
identificarme en cada una de las letras y música. Como te decía, gracias a
Dios, colaboraron un montón de artistas importantísimos, como Luis Salinas, Chango Spasiuk, Teresa Parodi
y el Mono Insaurralde. Estoy muy
contento y agradecido a todos los que participaron y a todos los que hicieron
posible esto.
¿Cómo definirías tu estilo de tu
música?
Me parece que eso es algo un poco difícil
porque mi música va a pasando por un montón de caminos diferentes. Como yo
respeto tanto a las raíces que nos identifican, trato de hacer un conjunto, una
mixtura, y también me abro a la innovación y nuevas cosas. Creo que mi música
se puede definir como popular, porque tiene ritmos populares como el guaino o
la chacarera; y a la vez incluye elementos de la música latinoamericana,
apuntando a una variedad, no definiéndome en un único rubro. Eso está bueno
porque refleja lo que escucho y de donde aprendo, también.
Grabando junto a Teresa Parodi |
¿Crees que el ser no vidente te da una
sensibilidad musical más profunda?
Quizás pueda ser así, y que el no ver puede
ser una ventaja en lo que respecta a la concentración. A veces la gente piensa
que la visión es algo importante, y esto es así, pero más que nada para lo
físico. Lo que estoy seguro es que si tuviera la posibilidad de ver sería igual
músico, pero quizás en otra dimensión. A lo que voy a estar siempre agradecido,
a pesar de que yo tenga esta condición, es que la gente que trata conmigo me
respeta como músico y no se la pasan juzgando el hecho de que yo vea o no. Todo
depende del perfil donde uno esté parado, y a partir de ahí, mi búsqueda es la
que yo quiero y la que elijo.
¿Hay alguna canción de otro que te hubiese
gustado componer a vos?
Muchas, no sé… Seguramente, algún tema de Silvio Rodríguez. Pienso, por ejemplo,
en “El Necio”, una canción que me encanta y que va a formar parte de mi
disco.
Tengo muchos discos. Lo que escucho va
variando porque tengo mis épocas. Ahora estoy metido con el flamenco, el jazz, como antes tuve mis etapas de folklore, tango o
música latinoamericana; aprendiendo siempre mucho en cuanto a las armonías y
demás; pero siempre manteniéndome alerta, buscando incorporar a mi vida otros
tipos de música…
¿Del rock,
te gusta algo?
Me gusta mucho Bersuit, algunas cosas de Rata Blanca, y también mucho Spinetta.
Del Flaco también grabé una versión de su tema “Canción para los días de la
vida”, que va a estar en mi disco.
Estás en varios proyectos a la vez,
¿no?
Sí. Tengo un dúo junto a la cantante Silvana Di Matteo, en donde hacemos
clásicos del folklore, pero
arreglados por nosotros. Bueno, está el trio, que tiene guitarra, bajo y
percusión; y yo también me presento como solista, yendo a tocar solo con mi
guitarra, para presentar los temas de este disco. Por supuesto, también actúo
como músico invitado con otros músicos.
¿Cuáles son tus proyectos a futuro?
Por supuesto, lo más importante es la
salida inminente de mi disco, probablemente en febrero o marzo de este año.
Creo que este álbum es una propuesta interesante, algo hecho con toda el alma y
mucha dedicación, y que ojalá que deje un mensaje a todo aquel que lo escuche.
También voy a seguir con el dúo con mi amiga Silvana, y con todo lo que vaya
surgiendo a partir de este proyecto. Hay muchas posibilidades de tocar, muchas
propuestas, ideas; esperemos que se vayan concretando, que les demos tiempo
para que maduren y se hagan realidad.
(Fotos: Gentileza Piter Romero)
Entrevistó: Emiliano Acevedo
Un capo Nahuel muy buena nota Emilio
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