Esta
es la primera de una serie de notas temáticas con músicos. Y que mejor que
hablar de teclados y sintetizadores que con un especialista en la materia como
el señor Juan del Barrio.
Apasionado por la tecnología y la música, desde sus inicios en MIA, pasando por Spinetta Jade, Suéter y Los
Abuelos de la Nada; Juan ha vivido en primerísima persona la evolución de
los teclados, los sintetizadores, los samplers… Este es su interesantísimo testimonio
al respecto.
ENTREVISTA> ¿Hablamos de los diferentes instrumentos que fuiste usando?
Yo
–como todos los músicos de mi generación- viví toda la evolución tecnológica de
los teclados. Esa fue la puerta a un mundo musical tremendamente rico y
poderoso, potente. Desde los primeros órganos electrónicos, los primeros
sintetizadores, como el bendito Moog…
¿Cómo
fue conseguir el Moog?
Estábamos
con Lito Vitale en su casa de Villa Adelina,
y nos avisaron que acababan de traer el Minimoog. ¡Impresionante! Para
nosotros, tener un Minimoog era como tener un transbordador espacial. Fuimos
corriendo a buscarlo y cuando lo tuvimos, estuvimos horas tratando de hacerlo
sonar, y lo único que lográbamos era un “puk”, “puk”… Llamando por teléfono a
gente conocida, y nadie sabía nada, ¿entendés? Bueno, finalmente logramos, más
o menos, descularlo; pero nunca me voy a olvidar de ese momento, de esa
expectativa tremenda inicial y la frustración de no poder hacerlo sonar… Tanto
quilombo y pensábamos que no servía para nada. El piano, lo tocas y suena; esto
no… Había que saber la combinación exacta… Un instrumento de mierda, el
Minimoog. Altamente inestable la afinación. Si no tenías la tensión exacta, no
afinaba bien; si tenías la tensión exacta, tampoco afinaba bien. Si se apagaba,
había que dejarlo prendido media hora para que se temple de nuevo. Una
porquería. (risas) Realmente, como
instrumento era una porquería, yo no entiendo a la gente que ahora gasta
fortunas en comprarse uno. Yo tengo los sonidos de Minimoog en la compu y con
eso me alcanza y me sobra. Pero bueno… un poco lo digo en chiste todo esto,
porque fueron instrumentos precursores de una riqueza tímbrica enorme, un mundo
nuevo: los sintetizadores, los pianos eléctricos. Cuando salieron los pianos
eléctricos fueron una bendición para los pianistas, porque antes era imposible
que te escucharan en una banda tocando un piano. Por ejemplo, cuando salió el
gran piano eléctrico Yamaha, que era un piano con cuerdas…
Ese
es el que usaba John Paul Jones en el último disco de Zeppelin, Tony Banks y Billy Joel, ¿no?
Puede
ser, porque el Yamaha CP70 fue un hito, uno de esos instrumentos que marcaron
la historia. No tenía un gran sonido de piano, es decir, no se lo puede
comparar con el sonido de un piano acústico real, pero, en ese momento, era la
única posibilidad de hacer sonar un piano en el vivo de una banda. Todo Spinetta Jade y Serú Girán está hecho con ese piano. Después, también he recorrido
toda la gama de sintetizadores que fueron apareciendo…
¿Tenés
algún preferido?
No.
No tengo preferidos, porque siempre el próximo va a ser mejor. Con los teclados
no se da esa mística que tienen las guitarras eléctricas, por ejemplo. Todos te
hablan de la Fender Stratocaster del 63, por ejemplo; lo mismo que pasa con el violín
Stradivarius, ¿no? En lo sintetizadores es todo lo contrario: Cuanto más nuevo,
mejor. Por eso no soy un romántico con los sintetizadores, sí lo soy con los
pianos…
¿Y
en Los Abuelos de la Nada que usabas?
Usaba
un Mirage, que fue el primer sampler portátil, diseñado para shows. Toda una
novedad para la época. Los otros samplers eran para trabajar en estudio, se rompían
si los movías mucho. El Ensoniq Mirage era un fierro tremendo. Fue muy
importante para mí, porque fue la posibilidad de usar sampleos, sonidos reales
en el vivo…
Por
ejemplo en “Como, quien, donde”…
Claro.
En esa canción está a full. Todo ese disco (Cosas
Mías), es a puro Mirage… (risas)
Bueno, después el (Yamaha) DX7 fue otro clásico para mí. Por supuesto, también tuve
mis Rhodes… o aquellos viejos órganos electrícos. Yo ahora veo a todo el mundo
que toca con el Nord Lead, un teclado carísimo que tiene pocos sonidos.
El
rojo…
Sí,
el rojo que tiene todo el mundo… En fin, a mí me gustan los sintetizadores que
tienen una paleta de sonidos más grosa, y no tengo ningún problema en salir a
tocar con un sinte de 1000 dólares. El Nord sale 5000 dólares, pero… Ya a esta
altura del partido, vos podés tener el mejor teclado, con los mejores sonidos,
y al final terminas saliendo por un equipo al aire libre, hay un poco de
viento, y el sonido se va para cualquier lado… Lo que quiero decir es que
consigo el mismo resultado con otras cosas. No creo que haya UN sintetizador o
UN instrumento que sea EL instrumento, ¿entendés?
Emiliano
Acevedo
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